De la edición Mayo/Junio 2019 de la revista Discernir

Vencer el pecado: Restricción vs. constreñimiento

Resistir la constante influencia de este mundo inspirado por Satanás, así como nuestra propia debilidad humana puede hacer que sobreponernos al pecado sea una tarea gigantesca. ¿Estamos enfrentando de manera incorrecta algunos aspectos de este proceso?

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Se describiría como una persona con alto nivel de autocontrol? Sospecho que a todos nos gustaría decir eso de nosotros mismos. Y tal vez es cierto con respecto a algunas áreas, pero en otras parece que fallamos.

Por ejemplo, tal vez se haya propuesto ser más saludable así que ha dejado de tomar gaseosas por completo y usted va bien. Pero el chocolate es una cosa totalmente diferente, y usted resiste un día o dos, pero de pronto un chocolate Snickers lo llama, usted lo compra y antes de darse cuenta, ¡ha comprado el más grande y no queda nada sino la envoltura!

¿Es sólo un tema de autocontrol?

Muchos hemos concluido que las personas que son buenas resistiendo tentaciones son muy buenas en el ejercicio del autocontrol —tienen mucha fuerza de voluntad y saben cómo usarla— en tanto que las personas a quienes no les va tan bien resistiendo tentaciones, bueno, deben tener un autocontrol muy pobre y necesitan trabajar en ese aspecto de su vida.

La necesidad de tener y ejercitar el autocontrol es real e invaluable en la vida cristiana. Hay elementos que necesitamos remover por completo de nuestra vida porque son pecaminosos o por el efecto que tienen en nuestra salud, carrera o relaciones interpersonales. ¡No lo podemos hacer si no tenemos autocontrol!

Restricción vs. constreñimiento

Pero hay otro elemento que deberíamos considerar en la lucha por resistir y vencer. Pensémoslo en términos de restricción vs. constreñimiento.

Restricción es la capacidad de ejercer autocontrol, vigilar los impulsos y abstenerse de hacer algo.

Constreñir, por otra parte, es una limitación o límite que usted desarrolla por anticipado en su vida.

Analicemos esto un poco más.

Michael Inzlicht, un psicólogo de la Universidad de Toronto, ha estado estudiando el tema del autocontrol, tratando de determinar por qué a unas personas les va mejor que a otras. Si bien él no enfocó el estudio desde una perspectiva religiosa, sus hallazgos nos pueden brindar elementos para pensar en nosotros como cristianos.

Cuando eran sometidas a pruebas rigorosas y “trabas cerebrales” para probar su “poder de inhibición”, las personas que decían tener autocontrol tenían puntajes poco diferentes de aquellos que decían no tenerlo. Los resultados no fueron lo que los investigadores esperaban.

Pero un estudio publicado en el Journal of Personality and Social Psychology [Periódico de personalidad y psicología social], arroja alguna luz en esta paradoja. Un estudio de 205 personas que fueron monitoreadas una semana, descubrió que aquellos que decían tener un buen autocontrol informaron muchísimas menos tentaciones —en otras palabras, ¡era muy raro que tuvieran que utilizar su fuerza de voluntad!

La clave está en la forma en que estructuramos nuestra vida

¿Qué podemos aprender de esto? El psicólogo Brian Galla dijo: “Las personas que tienen un buen autocontrol… parece que están estructurando su vida de tal forma que evitan tener que tomar una decisión de autocontrol en primer lugar”. El autor Brian Resnick agrega: “estructurar su vida es un talento. Las personas que hacen la misma actividad como correr o meditar, en el mismo momento cada día, logran más fácilmente sus metas, no por su fuerza de voluntad, sino porque la rutina se los facilita”.

Entonces parece que una herramienta poderosa para vencer es practicar el constreñimiento —estructurar deliberadamente nuestra vida de tal forma que eliminemos o minimicemos el tiempo que invertimos en estar alrededor de aquellas cosas que nos tientan. Entonces parece que una herramienta poderosa para vencer es practicar el constreñimiento —estructurar deliberadamente nuestra vida de tal forma que eliminemos o minimicemos el tiempo que invertimos en estar alrededor de aquellas cosas que nos tientan. Si queremos dejar de comer chocolate, evitamos pasar por la isla de dulces en el almacén y no miramos con anhelo los Snickers. Esto implica anticipar las cosas y hacer planes concretos para evitar y sobreponernos a las tentaciones.

La Biblia nos anima a pensar de esta forma

En el libro de Proverbios, Salomón mencionó dos veces este principio importante:

“El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño” (Proverbios 22:3 y 27:12). Salomón entendió la importancia de anticipar y hacer planes para evitar las tentaciones de pecar que podrían llegar más adelante.

La vida de todos está llena de potenciales trampas, tentaciones y pecados. Probablemente todos conocemos nuestras debilidades personales y sabemos que, por el bien de nuestra salud o la justicia, tenemos que vencerlas. Queremos tener más autocontrol y le pedimos a Dios que nos dé más. Pero, ¿damos además pasos concretos para ocultarnos y guardar nuestra mente también?

Hacer esto tal vez requiera un gran cambio en nuestra vida. Un alcohólico tal vez requiera cambiar el camino para llegar a casa y así evitar tener que pasar por una licorería, y también vaciar todas las botellas que tenga en casa actualmente.

Tal vez requiera cambiar las personas con las que socializamos. Si nuestros amigos actuales están involucrados en prácticas pecaminosas o dañinas, el sólo asociarnos con ellos nos presionará para involucrarnos también. Es más fácil decirle “no” a una relación ilícita si usted no se permite involucrarse en una situación que le pueda dar inicio.

¡Otra herramienta para vencer el pecado!

¿En dónde estamos entonces? Esto no niega la necesidad de ejercer el autocontrol, pero nos da otra herramienta poderosa para utilizar en nuestros esfuerzos para vencer.

La Biblia nos anima a examinarnos, buscando el pecado y enfocándonos en la necesidad de arrepentirnos y cambiar (Lamentaciones 3:40; 1 Corintios 11:28; 2 Corintios 13:6).

A medida que avanzamos en este proceso, seríamos sabios si consideráramos estructurar nuestra vida de tal forma que practicáramos tanto el constreñimiento como la restricción.

¡Podríamos decir que una de las mejores formas de evitar ser arrastrados por la tentación de pecar es mantenernos al margen de la tentación antes de empezar!

Si desea saber más acerca de cómo vencer, vea nuestro artículo en línea: “Siete pasos para vencer el pecado”.

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