Para no poner tropieza a mi hermano
Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano.
En 1 Corintios 8, Pablo aborda un tema que estaba dividiendo a la Iglesia en Corinto. Al parecer, mucha de la carne que se conseguía en Corinto había sido sacrificada a los ídolos en uno de los 16 o más templos y altares que se encontraban en la ciudad.
“Una cantidad considerable de carne sacrificada terminaba en los mercados públicos, en la mesa de vecinos y amigos paganos o en las fiestas paganas” (Comentario bíblico de Zondervan NVI, nota acerca de 1 Corintios 8:1).
Algunas personas en Corinto no tenían ningún problema en consumir esa carne ya que ellos sabían que los ídolos no significaban nada —que los llamados dioses no existían. Pero otros en la ciudad, pensaban que la carne estaba contaminada por los ídolos paganos y no la consumían por cuestiones de consciencia.
Pablo les advirtió a las personas que sentían que tenían un conocimiento superior, que no debían envanecerse y debían mostrar amor a los hermanos que pensaban diferente. No debemos permitir que nuestras acciones se conviertan en una piedra de tropiezo para los demás. Por esa razón, Pablo dijo que, si era necesario, él estaba dispuesto a dejar de consumir esa carne para que los demás no tropezaran.
Si usted desea saber más acerca de cómo evitar ofensas, lo invitamos a ver el comentario acerca de Mateo 18:7 “¡Ay del mundo por los tropiezos!”.
