¿Cuál es el significado de Juan 3:13: “Nadie ha subido al cielo”?
Muchas iglesias enseñan que los justos van al cielo después de morir. Sin embargo, la Biblia nos da una explicación muy diferente de lo que les sucede a los “buenos” cuando mueren.
Juan 3:13 dice:
"Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo”.
Durante miles de años, muchos han enseñado y creído que inmediatamente después de la muerte, los justos van al cielo, en cambio los injustos son enviados a un infierno de fuego permanente, como castigo. Contrariamente a esta creencia popular, esta idea no es bíblica. Muchos versículos de la Biblia muestran lo contrario a esta creencia popular. Una declaración directa de Jesús, muestra clara y directamente que la idea de ir al cielo al morir no es cierta.
Examinemos Juan 3:13 y descubramos lo que nos enseña acerca de la vida después de la muerte.
(Para obtener más información sobre este tema crucial, estudie nuestro artículo "¿Vamos al cielo cuando morimos?").
El contexto de Juan 3:13
Para entender las enseñanzas de la Biblia, debemos considerar el contexto de lo que estamos leyendo.
El contexto de Juan 3 comienza en el versículo 1, cuando Nicodemo, un líder de los fariseos (una secta judía del primer siglo), vino a hablar con Cristo.
En el versículo 3, Jesús le dijo a Nicodemo que una persona debe nacer de nuevo para entrar en el Reino de Dios. Perplejo por esta afirmación, Nicodemo preguntó si una persona tenía que volver a entrar en el vientre de su madre para nacer de nuevo. (Para explorar este tema más a fondo, lea "¿Qué significa nacer de nuevo?")
Las palabras de Jesús son claras y directas: nadie, excepto Él mismo, ha ido al cielo.
Aunque no conocemos los detalles de todo lo que creían los fariseos, todo indica que creían que las personas tenían un alma inmortal. Ellos pensaban que aquellos que vivían una mala vida, serían castigados en un tormento eterno y que aquellos que vivían una buena vida serían resucitados de nuevo a la vida (Josefo, Antigüedades de los Judíos, Libro 18, cap. 1, sec. 3). Parece que los fariseos creían que después de la muerte, el alma viviría “en otro estado”, hasta que se reuniera con el cuerpo en algún momento futuro.
Pero Dios, a través del profeta Ezequiel, dijo: "El alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:4, 20). La aseveración es categórica: el alma muere. No todos los judíos compartían la visión de los fariseos sobre la vida después de la muerte. Otra secta, los saduceos, no creían en la resurrección ni en la vida después de la muerte (Hechos 23:8). De modo que la enseñanza de Jesús también era contraria a su creencia.
En medio de esta conversación sobre la vida después de la muerte, Jesús hizo esta declaración directa y abierta: "Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo" (Juan 3:13).
Las palabras de Jesús son claras y directas: nadie, excepto Él mismo, ha ido al cielo.
(Para aprender más sobre la enseñanza de la Biblia sobre el alma, lea "Alma inmortal: ¿qué es el alma?")
Si no es al cielo, ¿a dónde van los justos?
Si las personas no van al cielo cuando mueren, ¿qué les sucede después de la muerte? ¿A dónde se han ido todos los justos que han muerto?
La Biblia dice claramente: "Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). Todos moriremos eventualmente y todos seremos juzgados por nuestras acciones. Sin embargo, la pregunta sigue vigente: ¿cuándo seremos juzgados? ¿Ocurrirá el juicio inmediatamente después de nuestra muerte o en una fecha posterior?
La Biblia hace algunas afirmaciones inequívocas acerca del estado de los muertos.
El rey Salomón nos dice que: "los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben" y "adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría" (Eclesiastés 9:5, 10).
Las Escrituras también nos dicen que cuando uno muere, "sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos" (Salmo 146:4).
Cuando morimos, nuestros pensamientos cesan y no somos conscientes del paso del tiempo. Ni siquiera somos conscientes de que estamos muertos. Es como si estuviéramos dormidos, pero inconscientes. La Palabra de Dios compara repetidamente la muerte con el sueño: ¡hay completa inconsciencia!
Los justos están en sus tumbas, no en el cielo
La Biblia da ejemplos de seres justos que están en sus tumbas sin ningún pensamiento. Se nos dice específicamente que el rey David, un hombre conforme al corazón de Dios, no está en el cielo, sino con su cuerpo descompuesto en su tumba (Hechos 2:34).
Lázaro, el amigo de Jesús, había estado muerto durante cuatro días. Justo antes de resucitarlo a la vida física, Cristo dijo a los demás, que su amigo estaba durmiendo (Juan 11:11, 13).
Después de la muerte, tanto los justos como los injustos están completamente inconscientes, esperando el momento en el que serán despertados.
En la resurrección de Jesús, muchas personas justas que habían muerto, fueron resucitadas a la vida física. Las Escrituras señalan que estas personas habían estado durmiendo en sus tumbas (Mateo 27:52-53).
En sus epístolas, el apóstol Pablo también compara la muerte con el sueño (1 Corintios 15:18, 20, 51; 1 Tesalonicenses 4:13-14).
Después de la muerte, tanto los justos como los injustos están completamente inconscientes, esperando el momento en el que serán despertados de su sueño. Todos ellos serán resucitados… en diferente resurrección. Miles de millones de personas están metafóricamente dormidas en sus tumbas, esperando el momento en que Cristo los despierte.
Jesucristo nos despertará a todos
En Juan 5:25 Cristo dice claramente que Él despertará a todos los que han muerto, así como despertó a Lázaro del sueño de la muerte. En los versículos 28-29, Cristo dice que algunos resucitarán a la vida eterna, mientras que otros se levantarán para el juicio.
La Biblia habla de tres resurrecciones. Los justos serán resucitados espirituales al regreso de Jesucristo a esta Tierra. Ellos saldrán de sus tumbas para encontrarse con Cristo en el aire y reinarán con Él sobre la Tierra, no en el cielo (1 Tesalonicenses 4:14-17; Apocalipsis 20:4, 6). Éste será el momento en que se convertirán en espíritu o, como Jesús le dijo a Nicodemo: serán "nacidos del Espíritu" (Juan 3:6).
Sin embargo, esta resurrección de los justos es sólo la primera. De acuerdo con los versículos 5 y 11-12 de Apocalipsis 20, otra resurrección a la vida física ocurrirá 1.000 años después de la primera resurrección. En esta segunda resurrección, a los que resuciten se les dará su primera oportunidad de conocer al Dios verdadero y de ser juzgados de acuerdo a sus obras. Si ellos vencen sus pecados, con la ayuda de Dios, también serán transformados en espíritu.
Aquellos que obstinadamente se nieguen a seguir a Dios, serán juzgados como injustos y sentenciados a la segunda muerte (versículos 14-15). Estas personas que estén en la segunda muerte no serán torturados en el fuego eterno del infierno, sino que serán consumidos por el fuego y dejarán de existir para siempre. Serán como si nunca hubieran existido.
El cielo viene a la tierra
Si alguien hubiera ido al cielo, habría visto al Padre. Sin embargo, Jesús dijo que nadie ha visto al Padre en ningún momento (Juan 6:46). Esta afirmación corrobora aún más que nadie ha subido al cielo.
En lugar de enseñar que los justos ascenderán al cielo, la Biblia enseña que Dios el Padre traerá Su trono del cielo a la tierra.
Fíjese en lo que el apóstol Juan vio: "Yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido [...] He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios" (Apocalipsis 21:2-3, énfasis añadido).
La Biblia enseña que en lugar de que los justos vayan al cielo para estar con Dios, el Creador estará trayendo su trono del cielo aquí a la Tierra. A partir de ese momento, la Tierra será el hogar del Padre, de Jesucristo, de los hijos glorificados de Dios y de los santos ángeles.
El significado de Juan 3:13
Al igual que Nicodemo, muchas personas tienen ideas equivocadas acerca de lo que sucede después de la muerte. Sin embargo, la Biblia es clara: no vamos al cielo después de la muerte. En cambio, dormimos plácidamente en nuestras tumbas hasta que Jesucristo nos despierte del sueño profundo e inconsciente. Los justos despertarán a un nuevo nacimiento, como hijos de Dios. Aquellos que nunca conocieron a Dios en su vida, despertarán a un nuevo capítulo como seres humanos físicos y recibirán también ¡la increíble oportunidad de nacer de nuevo, en la familia de Dios!
Este es el significado inspirador y asombroso de Juan 3:13.
Fecha de publicación: Julio 26, 2024