De la edición Marzo/Abril 2014 de la revista Discernir

Un legado para sus nietos

¿Cuál es la mejor herencia que se puede dejar a un nieto? Algo que requiere de planificación y esfuerzo, pero que constituye un legado invaluable.

Mis abuelos no dejaron una gran herencia; en realidad, no tenían mucho que dejar. Pero de vez en cuando me gusta revisar una pequeña bolsa plástica con monedas que aún conservo en mi oficina, llena de antiguos dólares de plata que mi abuelo solía darme —uno en cada cumpleaños.

Hace poco me enteré de que el Peace Dollar de 1922 puede valer hasta $25 dólares... Pero nunca podría venderlo. Las memorias que esa moneda evoca valen muchísimo más —no tienen precio. Es increíble que un pequeño pedazo de metal pueda traer a la mente tantas imágenes hermosas de la influencia de un abuelo, aun después de más de 50 años.

Todos mis abuelos murieron hace décadas sin muchos bienes que dejar a sus hijos y nietos. Pero todos dejaron una herencia mucho más grande, un legado que espero transmitir a mis nietos también.

La mejor herencia

Como dijo Salomón a su hijo: “El hombre de bien deja herencia a sus nietos” (Proverbios 13:22, Nueva Versión Internacional). Ser abuelo es una de las pocas situaciones en la vida donde el campo de juego es parejo; tanto el pobre como el rico pueden dejar a sus nietos la mejor de las herencias: sabiduría, amor, ánimo, recuerdos y lecciones aprendidas.

La escritora inglesa Erin Pizzey no se equivoca al decir que “los abuelos deberían ser para la familia lo que un hombre ilustre puede ser para el gobierno de un país. Tienen la experiencia y el conocimiento que se adquiere tras tantos años de pelear las batallas de la vida y, con suerte, la sabiduría para reconocer cuánto pueden beneficiarse sus nietos de ello” (Geoff Dench, ed., Grandmothers: The Changing Culture [Abuelas: la transformación de la cultura], p. 6).

La importancia de un abuelo

Los abuelos están en una etapa de la vida que los padres de un niño aún no han experimentado. Es por esto que pueden aportar al desarrollo de sus nietos de una forma tan especial. Generalmente, con un ritmo ya menos ajetreado, un abuelo tiene el tiempo para analizar más la vida; fue Dios quien lo diseñó así, y Él mismo instruye a los abuelos a jugar un papel especial en la vida de los más pequeños.

En Deuteronomio 4:9, por ejemplo, Moisés dice a los israelitas: “guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos”.

Aunque la mayor influencia de un niño debe venir de sus padres, la relación de un nieto con su abuelo le dará otro tipo de enseñanzas que pueden complementar —no remplazar— enormemente las responsabilidades paternas.

Un ejemplo hermoso

Génesis 50:23 nos da un hermoso ejemplo de lo que significa ser abuelo: “los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron criados sobre las rodillas de José”. El abuelo José probablemente sabía muy bien lo que el columnista Doug Larson quiso decir cuando escribió: “¡No hay muchas cosas más bellas que ver a tus nietos peleando por estar en tu regazo!”

Son estas historias familiares y experiencias —las oportunidades de enseñarles y el amor que alimentamos al hacerlo— lo que ellos más apreciarán en el futuro.José debió haber aprovechado esos preciados momentos para contar historias que lograran fijar las mentes de sus nietos y bisnietos en su especial herencia, tanto pasada como futura. Como dice un viejo refrán, los nietos son el puente al futuro de los abuelos, y los abuelos el puente al pasado de sus nietos. Un abuelo debería ser el mejor de los historiadores, capaz de conectar al niño con sus raíces y enseñarle tradiciones familiares que contribuirán a su sentido de estabilidad.

El gran legado

Entonces, ¿cuál es ese gran legado que podemos dejar a nuestros nietos? Así como planificaríamos para dejarles una herencia material, debemos planificar y prepararnos para darles un legado de experiencia, conocimiento y sabiduría. Estas seis áreas del desarrollo de un niño pueden ser un buen lugar para comenzar:

  1. Conocimiento del camino de vida de Dios

  2. Desarrollo de carácter

  3. Madurez emocional

  4. Habilidades sociales

  5. Responsabilidad

  6. Habilidades físicas

Estas cualidades no son inherentes a un niño; sólo las adquiere cuando seguimos el consejo de Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino...”. Y, con seis décadas de caminar por la vida, un abuelo seguramente ha aprendido cuál es el mejor camino a seguir. La vida de un abuelo es un tesoro de conocimiento en cada una de estas áreas, lleno de lecciones aprendidas que, si se transmiten efectivamente, pueden cambiar la vida de sus nietos.

El reto es analizar lo que han experimentado y aprendido acerca de estos seis aspectos de la vida y luego encontrar maneras apropiadas y sencillas de enseñarlas a sus nietos. Son estas historias familiares y experiencias —las oportunidades de enseñarles y el amor que alimentamos al hacerlo— lo que ellos más apreciarán en el futuro.

Aquellos abuelos que reconocen su responsabilidad y se esfuerzan por cumplirla bien, no tardarán en darse cuenta de cuán cierto es Proverbios 17:6: “Corona de los viejos son los nietos...”; encontrarán una gran recompensa en el gozo satisfacción y compañía únicos que un nieto puede dar.

Transmita un legado a sus nietos —prepáreles la herencia invaluable de tener una relación cercana con usted. Y, mucho después, cuando hayan crecido y usted se haya ido, ellos seguirán beneficiándose de ese tesoro con recuerdos de amor, inspiración, enseñanzas, ánimo y sabiduría.

Para obtener más información, consulte los artículos de la sección sobre "Envejecimiento".

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