Las excavaciones en el sitio de uno de los desastres más famosos del mundo siguen impresionando a los turistas y develando el pasado. ¿Hay un futuro para las víctimas del desastre de Pompeya?

Hace poco hice un tour por el Parque arqueológico de Pompeya, cerca de Nápoles, en la región de Campania, Italia. La antigua ciudad romana quedó enterrada bajo seis metros de piedra volcánica y ceniza tras la erupción del monte Vesubio en el año 79 d.C.
Designada como un patrimonio de la humanidad por la UNESCO debido a que es el único sitio arqueológico donde se aprecia el panorama completo de una antigua ciudad romana, Pompeya es una de las atracciones turísticas más populares de Italia.
El tour comenzó con un breve repaso del devastador desastre natural. Durante dos días de agosto u octubre (las historias varían), el monte Vesubio, a sólo 8 kilómetros de distancia, lanzó tanta roca y ceniza que acabó con toda la vida en Pompeya. Cuando los cuerpos atrapados bajo la ceniza se descompusieron, se crearon moldes de seres humanos en sus últimos momentos de vida. Hasta ahora, los arqueólogos han desenterrado 1.150 cuerpos. La primera exhibición que vimos al entrar al parque mostraba figuras de yeso de algunas de las víctimas.
Las calles, los alcantarillados, las hermosas casas, los murales, las panaderías, los burdeles, los baños públicos, los carteles políticos y los grafitis antiguos han sido estudiados meticulosamente; pero casi nunca se habla del destino de todas estas personas, en su mayoría no cristianos.
¿Hay esperanza para las víctimas del desastre de Pompeya?
Ideas comunes acerca de la vida después de la muerte
Las creencias acerca de lo que ocurre después de la muerte varían mucho. Los ateos creen que esta vida es todo lo que hay —que no hay vida después de la muerte. Otros creen en la reencarnación, según la cual una persona puede renacer varias veces antes de entrar a otro mundo.
Los arqueólogos hicieron moldes a partir de los moldes dejados por los cuerpos enterrados por la piedra pómez y la ceniza en Pompeya (fotografías de David Treybig).
La mayoría de quienes dicen ser cristianos cree que los humanos poseemos un alma inmortal que permanece consciente después de la muerte y se va al cielo con Dios o al infierno para sufrir por la eternidad. Y, dado que la Biblia enseña que el nombre de Jesús es el único en que “hay salvación” (Hechos 4:12), la creencia popular es que los dos tercios no cristianos de la población mundial se irán al infierno.
Si esto fuera verdad, no habría mucha esperanza para la mayoría del mundo, incluyendo a las víctimas de Pompeya.
En este artículo, consideraremos lo que la Palabra de Dios dice acerca del alma y la vida después de la muerte. La enseñanza bíblica es en realidad muy animadora cuando la entendemos apropiadamente.
¿Qué es el alma?
Antes de hablar acerca del destino de quienes han muerto sin reconocer a Jesucristo como su Salvador, debemos entender qué es el alma.
Luego de que Dios formara a Adán del polvo de la tierra y soplara en él aliento de vida, “fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7). La palabra hebrea traducida como “ser” es nephesh, que significa “alma, ser, vida, criatura, persona, apetito, mente, ser vivo, deseo, emoción, pasión” (Brown-Driver-Briggs Hebrew Definitions [Definiciones hebreas de Brown, Driver y Briggs]).
El hecho de que Adán se convirtiera en un alma viviente invita a preguntarnos si pueden existir almas muertas, seres que no tienen vida. La Biblia tiene una respuesta clara: Dios le dijo a Adán que, si lo desobedecía y comía del árbol de la ciencia del bien y del mal, “ciertamente [moriría]” (Génesis 2:17).
Esta verdad fundamental se repite en Ezequiel, donde leemos: “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4, 20).
La creencia errada de que los humanos tenemos un alma inmortal fue introducida por Satanás, quien le dijo a Eva: “No moriréis” (Génesis 3:4).
Esta enseñanza falsa luego fue perpetuada por culturas paganas y refinada por los filósofos griegos. Para más detalles, vea nuestros artículos “Alma inmortal” y “Lecciones de la primera mentira”.
Resurrección: una nueva vida
Aunque los humanos no tenemos almas inmortales, la Biblia enseña que podemos volver a vivir después de la muerte. Volver a la vida después de la muerte es ser “resucitado”; ésa es la esperanza que todos podemos tener.
Isaías entendía este proceso y dijo en una conversación con Dios: “Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos” (Isaías 26:19).
Zona de cocina con sartenes de la antigua Pompeya.
Sin embargo, la resurrección no ocurre inmediatamente después de que alguien es enterrado. Antes de su muerte, Job aludió a esto diciendo: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación. Entonces llamarás, y yo te responderé; tendrás afecto a la hechura de tus manos” (Job 14:14-15).
Las resurrecciones comenzarán cuando Jesús regrese a la Tierra para gobernar. Como explica 1 Tesalonicenses 4:16: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”.
Jesús confirmó la certeza de esta verdad cuando dijo: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Juan 5:28-29). La palabra griega traducida como “condenación” es krisis, que significa “juicio” (lo invitamos a ver nuestra entrada de blog “Todos los que están en los sepulcros oirán su voz”).
El orden de las resurrecciones
En 1 Corintios 15, conocido como el capítulo de la resurrección, Pablo explica el proceso de volver a la vida:
“Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida” (vv. 20-23, énfasis añadido).
Las resurrecciones comenzaron con Jesucristo y seguirán con “los que son de Cristo, en su venida”, quienes “resucitarán primero” (1 Tesalonicenses 4:16). Esto nos lleva a otra pregunta: ¿habrá más resurrecciones después de que los fieles vuelvan a la vida?
La respuesta sencilla es ¡sí! Quienes nunca supieron o entendieron las enseñanzas de Jesucristo también serán resucitados.
En el libro de Apocalipsis, Juan escribe que los santos (los fieles de Dios a través de las edades) serán resucitados como seres espirituales inmortales y gobernarán en el Reino de Dios bajo Jesucristo por mil años. Éstas serán las personas resucitadas en la “primera resurrección” (Apocalipsis 20:5-6).
Apocalipsis 20:5 también explica que “los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. En ese momento, quienes murieron sin conocer o aceptar a Jesucristo, incluyendo a las víctimas de Pompeya, serán vueltos a la vida.
Dado que Apocalipsis habla de una “primera resurrección”, es lógico referirnos a la siguiente como “segunda resurrección”.
La segunda resurrección
¿Cómo será el mundo cuando las víctimas de Pompeya resuciten? ¿Qué tipo de cuerpo tendrán? ¿Tendrán la oportunidad de conocer acerca de Dios y recibir las mismas bendiciones de aquellos en la primera resurrección?
Mosaicos de suelo encontrados en Pompeya.
Las respuestas a estas preguntas se encuentran en los escritos de los profetas del Antiguo Testamento y en las palabras de Jesucristo durante su ministerio.
En Ezequiel vemos el ejemplo de los antiguos israelitas (que representan a todo el mundo), quienes serán resucitados a vida física para recibir la oportunidad de responder al llamamiento de Dios con la ayuda del Espíritu Santo (Ezequiel 37:1-14). Además, será más fácil para ellos obedecer porque Satanás habrá sido expulsado de la Tierra (Apocalipsis 20:10).
Cristo también habló de ese tiempo futuro, diciendo que quienes habían muerto cientos o incluso miles de años atrás volverían a la vida para ser juzgados junto con sus contemporáneos del primer siglo. Mencionó específicamente a Sodoma, Gomorra, Tiro, Sidón, Nínive y la reina del Sur (Mateo 10:15; 11:22-24; 12:41-42).
Estas personas representan a la gran mayoría de la humanidad a través de la historia —quienes no conocieron a Dios ni sus expectativas. El Dios que “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” les dará su primera oportunidad real para entender y vivir el camino que lleva a la vida eterna (1 Timoteo 2:4).
Este tiempo de oportunidad, el Juicio del Gran Trono Blanco de Apocalipsis 20:11, se ilustra en una de las fiestas santas de Dios: el Octavo Día (Levítico 23:39). Será un tiempo de educación espiritual que concluirá cuando las personas sean juzgadas según las leyes de Dios que se encuentran en la Biblia (Apocalipsis 20:12). Ésta será su primera oportunidad de realmente conocer a Dios y recibir las bendiciones que Él derrama sobre aquellos que responden a su llamamiento.
Ésta es la oportunidad que les espera a quienes murieron en Pompeya y a todos los seres humanos que murieron sin conocer o reconocer a Jesucristo como su Salvador. Si desea profundizar en el tema, lo invitamos a leer “Resurrecciones” y Las fiestas santas de Dios: Él tiene un plan para usted.
Recuadro: Excavaciones en Pompeya
Cuando el monte Vesubio hizo erupción en el año 79 d.C., Pompeya quedó enterrada bajo unos 6 metros de piedra volcánica y ceniza. Durante siglos, la ciudad permaneció relativamente inalterada hasta que las excavaciones comenzaron en 1748. Con el tiempo, el descubrimiento de una inscripción confirmó que se trataba de Pompeya.
Las primeras excavaciones fueron estropeadas por la actividad indisciplinada de buscadores de tesoros y trabajadores sin entrenamiento. Pero en 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli se convirtió en director de los trabajos y trajo orden al proceso documentando cuidadosamente los hallazgos y dividiendo Pompeya en nueve regiones. Se enumeraron las cuadras de cada región, y cada puerta también recibió un número.
Fiorelli también desarrolló un proceso para hacer figuras de yeso con los moldes que se crearon a partir de los cuerpos de las víctimas en descomposición.
Frescos de murales descubiertos en Pompeya.
En el Parque Arqueológico de Pompeya, las figuras de las víctimas, “generalmente se exhiben en vitrinas o protegidas por toldos en el lugar donde fueron encontradas. El Jardín de los Fugitivos recibe ese nombre debido a la presencia de trece cuerpos, todos en su ubicación original. Estas figuras incluso han sido inspiración para poetas y artistas, como Primo Levi, autor del poema ‘The Girl-Child of Pompeii’ [ ‘La niña de Pompeya’], y Roberto Rossellini, quien filmó una escena de su película ‘Journey to Italy’ [‘Viaje a Italia’] (donde muestra el descubrimiento de algunas figuras) en Pompeya” (PompeiiSites.org).
Aunque los trabajos se pausaron en la Segunda Guerra Mundial, luego se reiniciaron; y para 1990 cerca de dos tercios de Pompeya se habían desenterrado. Entre los descubrimientos hay edificios públicos, templos de deidades paganas, panaderías, un baño público, una lavandería, tiendas de comida rápida, un burdel y lujosas casas llenas de pisos de mosaico, murales pintados y jardines privados.
Las señalizaciones incluyen mensajes políticos, marcas en las calles apuntando a un burdel y grafiti. El grafiti es particularmente valioso porque contiene ejemplos únicos de latín vulgar, que difiere del latín de los escritores clásicos.
Recientemente se inició una nueva ronda de exploraciones, y en enero del 2024, los sitios excavados de Regio IX, uno de los nueve vecindarios, se hicieron accesibles al público. Algunos de los hallazgos ahí incluyen murales hermosos, un gran salón de banquetes con paredes negras y piso de mosaico, y una habitación azul que se piensa fue una piscina dedicada a actividades rituales y el almacenamiento de objetos sagrados.
Al visitar Pompeya y ver las figuras de algunas de las personas cuyas vidas acabaron en un momento nos sentimos inspirados a hacernos las profundas preguntas que se abordan en este artículo.