El suicidio es un acto desesperado y traumático para la familia y los amigos. ¿Qué dice la Biblia acerca del suicidio y del destino de aquellos que se suicidan?
Algunas religiones enseñan que el suicidio es un pecado imperdonable. Pero, ¿qué dice la Biblia acerca del suicidio?
No hay duda de que suicidarse es un pecado, a la luz del sexto mandamiento, en el que Dios dice: “No matarás” (Éxodo 20:13), y el suicidio es matarse a uno mismo.
Sin embargo, no debemos apresurarnos a condenar a una persona que muere de esta forma, porque típicamente, ha estado bregando con unos problemas muy graves. Estos problemas pueden incluir drogadicción, incluyendo el alcoholismo. También pueden incluir ciertas enfermedades mentales, que pueden ser difíciles de comprender aún para aquellos que se enfrentan a nivel profesional con ellas. Además la persona que se suicida con frecuencia ha estado enfrentando estas cosas en secreto, y la profundidad de su batalla sólo es conocida por ella misma.
¿Condenaría Dios a una persona por toda la eternidad por ese último acto que es un pecado? No debemos tratar de hacer un juicio acerca del destino eterno de alguien. El juicio final es una prerrogativa de Dios, que se la ha delegado a Jesucristo (Juan 5:22), no a nosotros. En verdad, podemos juzgar que el suicidio es una mala forma de afrontar los problemas de uno, pero debemos dejar en manos de Dios el juicio eterno.
¿Puede Dios extender su misericordia, aun a un creyente que toma su propia vida? Al fin y al cabo, el creyente sabe que el suicidio es malo. Veamos un salmo que nos muestra el carácter de Dios: “Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen” (Salmo 103:11). La Biblia valora la misericordia por encima del juicio, concluyendo que “la misericordia triunfa sobre el juicio” (Santiago 2:13).
Afortunadamente, Dios nos juzga a cada uno por toda nuestra vida cristiana, en lugar de tener en cuenta un solo error.
¿Esperanza para los no creyentes?
Después de analizar el futuro potencial para aquellos creyentes que se suicidan, ¿qué sucede con los incrédulos que mueren así? ¿Hay alguna esperanza de que vuelvan a vivir otra vez? Sí, si la hay.
El suicidio es algo espantoso y causa un grave trauma en aquellos que sobreviven. Ya que esto es así, algunos creen que el suicidio es “un pecado imperdonable”. Pero no es un pecado peor que otros. Un incontable número de personas ha muerto sin haberse arrepentido de los pecados que ha cometido en su vida. ¿Cuál es el destino de todos aquellos que mueren—incluyendo a los que se suicidan—sin haberse arrepentido de sus pecados?
El concepto típico que las personas que creen en la Biblia tienen acerca de lo que ocurre después de la muerte, es que sólo hay dos opciones: uno va al cielo o al infierno inmediatamente después de morir. De hecho, la Biblia no enseña en ninguna parte que el cielo es la recompensa de los que se salvan y que el infierno que nunca se apaga es el destino de los condenados. La verdad es que Dios no ha terminado de obrar con la mayoría de personas que han vivido y se han muerto. Por ser la máxima expresión de justicia que existe, Dios no va a condenar a alguien que haya muerto sin haber entendido el plan de salvación de Dios.
Dios no condena a nadie sin primero enseñarle a esa persona lo que se espera de ella, sin haberle dado la habilidad espiritual para entender, así como la capacidad de vivir según sus expectativas. Aun después de la conversión de una persona, Dios continua trabajando con ella, guiando y animando a los que hayan cometido errores (y todos los cometen), para que se vuelvan de ellos y vuelvan al sendero correcto.
Dios no ha hecho esto con la inmensa mayoría de personas que ha vivido alguna vez.
Así que él va a resucitarlos (volver a darles una vida física), para que puedan recibir la oportunidad de salvación. Permítannos repetir esto, para que no haya malentendidos. No hay una segunda oportunidad de salvación, sino una sola oportunidad para estas personas. Pero no se basen en nuestra palabra. Es necesario que se basen en lo que dice la Palabra de Dios.
Analicemos esta maravillosa enseñanza de Cristo. Él habló de las personas que habían vivido en diferentes siglos, y cómo volvían a vivir para enfrentar el “día del juicio” (Mateo 11:20-24; 12:41-42; Lucas 10:12-15). Cristo habló de los pecadores de Sodoma y de los malvados de Tiro, Sidón y Nínive, y cómo eran resucitados con la reina de Sabá. También les dijo a aquellos que lo estaban oyendo en ésa época (en el primer siglo) que ellos volverían a vivir con esas otras personas. Sólo es posible que suceda esto—si Dios los resucita a todos juntos.
Esta no es la misma resurrección que va ocurrir con la última trompeta, que anuncia el regreso de Jesucristo a la tierra (1 Corintios 15:52; 1 Tesalonicenses 4:16).
En lugar de ello, esta es la segunda resurrección, que la Biblia dice que va a ocurrir 1000 años después de que Cristo regrese. La profecía del Apocalipsis dice que “el resto de los muertos” (aquellos que murieron sin haber recibido la oportunidad de salvación), “no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años” (Apocalipsis 20:5).
Hay muchas razones para la esperanza
En resumen, hay muchas razones para tener esperanza acerca del futuro de todos aquellos que se suicidan. Esperamos que esta verdad conforte a nuestros lectores que están luchando con esta terrible pena que sólo aquellos cercanos a los que se suicidan pueden conocer.