De la edición Septiembre/Octubre 2014 de la revista Discernir

El Reino de Dios: un mensaje que el cristianismo ignora

Los relatos de los evangelios son muy claros acerca de cuál es el meollo del mensaje de Cristo. Sin embargo, el evangelio del Reino de Dios está casi totalmente ausente del cristianismo actual.

La innumerable cantidad de iglesias que conforman el cristianismo tradicional, profesan que su religión está basada en Jesucristo. Casi todas afirman que Él es el fundador y dicen que sus enseñanzas están basadas en lo que Él dijo e hizo cerca de 2000 años atrás. Pero, desafortunadamente, hay muchas doctrinas en las que el cristianismo tradicional rechaza o se opone a las enseñanzas de Jesucristo.

La columna de este mes parte de una afirmación: el cristianismo tradicional no enseña el mismo mensaje que Jesucristo trajo cuando estuvo en la tierra hace casi 2000 años atrás.

Jesús tenía un mensaje central que constituía la base de todo su ministerio y enseñanzas.

Él señaló este mensaje fundamental en medio de su sermón más famoso —el Sermón del Monte. Hizo una afirmación acerca de cuál debía ser la mayor prioridad de sus seguidores: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).

Las palabras de Jesucristo son claras —el Reino de Dios debe ser lo primero, el énfasis principal en la vida de sus seguidores. De hecho, era el meollo de su mensaje del evangelio.

El evangelio de Cristo no era acerca de sí mismo

Evangelio es una palabra común en el mundo cristiano. Algunos piensan que tiene conexión con un género de música religiosa, pero debemos entender que describe un mensaje. Literalmente significa un mensaje de buenas noticias. La mayoría de las iglesias incluyen la palabra evangelio en la declaración de su misión. Típicamente, se describe el evangelio de Jesucristo, y es visto como el mensaje acerca de su vida, muerte y resurrección.

¿Pero cuál era la parte primordial del mensaje que Jesús realmente enseñó? ¿Fue su mensaje algo acerca de sí mismo únicamente?

Un estudio del relato de los evangelios acerca de la vida de Cristo, señala exactamente de qué se trataba su evangelio

Veamos lo que dice en Marcos 1:14: “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios”. Ésta es una declaración bastante clara —Jesús predicó el evangelio del Reino de Dios.

Hay muchas escrituras que refuerzan este concepto. Por ejemplo, Mateo 9:35 dice: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino”.

En un momento de su ministerio, Jesús estaba a punto de salir de un lugar en el que había estado predicando durante algún tiempo. Las personas del lugar trataron de persuadirlo para que no se fuera (Lucas 4:42). La respuesta de Jesús fue: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado” (v. 43).

Que esta verdad cale hondo en nosotros.

Jesucristo dijo que uno de los principales propósitos para venir a la Tierra era predicar acerca del Reino de Dios. Esto era el evangelio. Éste era su mensaje. Éste era su propósito. Esto era lo que lo guiaba.

Cuando entendemos que el meollo del mensaje de Cristo giraba alrededor del Reino de Dios, entendemos mejor por qué Él hizo esta declaración en Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios”. Él nos dice que debemos buscar primero su Reino, porque el Reino de Dios era su mensaje principal. Este mensaje es acerca del establecimiento literal del Reino de Dios en la Tierra a la segunda venida de Jesucristo.

¿Dónde está este mensaje en el cristianismo tradicional en la actualidad?

El cristianismo ha perdido el mensaje de Cristo

Después de que Cristo resucitó y ascendió al cielo, Él fundó la Iglesia. El propósito de la Iglesia —el grupo de los llamados, apartados— era llevar a cabo la misma labor que Él realizó cuando estuvo en la Tierra. Cristo comisionó a su Iglesia para que fuera a todo el mundo y predicara el mismo mensaje que Él predicó mientras estuvo aquí en la Tierra (Mateo 24:14; 28:19-20; Marcos 16:15; Hechos 1:3-8).

La Biblia muestra que la Iglesia primitiva siguió fielmente las directrices de Cristo y predicó el evangelio del Reino de Dios (Hechos 8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:23, 31). Los miembros de la Iglesia primitiva pusieron también su enfoque en el venidero Reino de Dios (Colosenses 4:11; 2 Tesalonicenses 1:5).

Pero, a medida que avanzó el primer siglo, el intenso enfoque en el Reino de Dios empezó a diluirse debido a que se empezaron a introducir falsas creencias en el cristianismo. El apóstol Pablo escribió que él percibía que los cristianos “estaban empezando a seguir” un “evangelio diferente” (Gálatas 1:6). En lo que parece ser su última carta, Pablo dio muchas advertencias acerca de su temor de que las personas estuvieran abandonando las doctrinas verdaderas y estaban siendo desviadas a falsas enseñanzas (2 Timoteo 2:14-18; 3:13-14; 4:1-3, 14-15). Otros apóstoles escribieron advertencias similares (2 Pedro 2:1; 2 Juan 1:17; Judas 1:4).

El entendimiento del verdadero evangelio y el enfoque en el Reino de Dios fueron minimizados y se perdieron a través de los siglos después de que finalizara la era del Nuevo Testamento.

Un factor clave que incidió en esto fue el hecho de que el emperador Constantino aceptara una forma popular de cristianismo y subsecuentemente la adoptara como la religión oficial del Imperio Romano.

El historiador Justo González escribió al respecto: “Desde la época de Constantino, y debido en parte a la labor de Eusebio y de otros con una orientación teológica similar, había una tendencia a dejar de lado o posponer la esperanza de la iglesia primitiva, que era que el Señor iba a regresar en las nubes para establecer un Reino de paz y justicia… Eusebio, aunque más articulado que la mayoría, estaba sencillamente expresando el sentir común entre los cristianos, para quienes el advenimiento de Constantino y la paz que él trajo era el triunfo final del cristianismo sobre sus enemigos” (Historia del Cristianismo, Vol. 1; pp. 134-135).

Esta idea también fue promovida por el teólogo Agustín, en su influyente libro, La Ciudad de Dios: “por lo tanto la Iglesia ahora es el reino de Cristo y el reino de los cielos” (Libro XX, capítulo 9).

Esta creencia se conoció como el amilenialismo y es una creencia dominante (en diferentes formas) en el cristianismo tradicional en la actualidad.

Después de que desapareciera la verdadera enseñanza bíblica del Reino de Dios, el mensaje del evangelio fue cambiado y dejó de ser un mensaje acerca del Reino para pasar a ser un mensaje principalmente acerca de Jesucristo. En otras palabras, el cristianismo conservó el nombre de Jesucristo pero abandonó su mensaje.

Jesús fue muy claro al decir que profesar su nombre y a la vez ignorar sus enseñanzas era una falsa adoración (Lucas 6:46).

Predicando el verdadero evangelio en la actualidad

El verdadero evangelio no es un tema sin importancia. Como ya leímos, Jesús estableció una conexión entre la creencia en el verdadero evangelio y el arrepentimiento (Marcos 1:15), y el apóstol Pablo advirtió que predicar un evangelio diferente trae una maldición (Gálatas 1:8-9). ¡Creer en el verdadero evangelio es vital para su salvación!

El verdadero evangelio es el mensaje de las buenas noticias acerca del venidero Reino de Dios. Es un mensaje de esperanza para todo el mundo —para usted y su familia también. Es el mensaje de que Dios está edificando una familia que pronto va a gobernar sobre toda la Tierra, trayendo paz y felicidad.

Las iglesias cristianas establecidas han perdido el verdadero mensaje del evangelio. La revista Discernir y el sitio VidaEsperanzayVerdad.org existen para continuar proclamando el verdadero evangelio. Aunque somos una voz minoritaria en el mundo religioso, estamos dedicados a enseñar el mismo mensaje que Jesucristo enseñó. Somos una pequeña voz que clama en medio del panorama mundial de la confusión religiosa.

Siga leyendo para que pueda discernir.

Usted necesita aprender más acerca del verdadero mensaje del evangelio. Le recomendamos que lea nuestro folleto El Misterio del Reino.

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