Me estremezco cuando escucho las palabras estúpido, idiota o necio. Nadie quiere que estas palabras se apliquen a sus acciones o sus decisiones. Pero algunas veces, al mirar atrás, vemos que estas palabras sí encajan. Y no tiene nada que ver con la inteligencia —algunas de las personas más inteligentes hacen las cosas más tontas.
Todos tenemos puntos ciegos. No siempre vemos que estamos cometiendo un error garrafal.
Pero Dios nos ha dado un libro lleno de sabiduría para ayudarnos a ver más allá de los puntos ciegos y la realidad. Las advertencias de la Biblia nos pueden ayudar a evitar las trampas que tan fácilmente pueden atraparnos.
Analicemos las siguientes cinco cosas estúpidas que Dios quiere ayudarnos a evitar. Con cada una ofreceremos también una alternativa sabia y algunos recursos para aprender más. Como veremos, estudiar la sabiduría de la Biblia es un antídoto real contra la necedad y el error.
1. Seguir las cosas erróneas.
Es fácil seguir a la multitud, aun si ésta está confundida o nos conduce al mal. El sabio rey Salomón advirtió: “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas” (Proverbios 1:10). ¿Cuántos jóvenes han sido deslumbrados con dinero y posesiones (v.13), para terminar después en prisión, o algo peor?
Es aún más natural seguir nuestro propio corazón. Pero la Biblia nos advierte: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12).
Las metas dignas y las buenas acciones parecen siempre estar contra la corriente, pero dejarnos llevar por la corriente no nos llevará hasta allá.
¿Qué debemos hacer entonces?
Debemos seguir a Dios: “Fíate del Eterno de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
Lectura útil: revise estos artículos del sitio de Vida, Esperanza y Verdad: “Sólo di ‘no’”, “La tentación: ¿De dónde viene?” y “El problema de escuchar su corazón”.
2. Perder los estribos.
¿Cuántas malas decisiones hemos tomado en un exceso de ira? Como explicó Salomón: “Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá en ella” y “Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda” (Proverbios 20:3, 25:28). Enojarse fácilmente puede dejarlo muy vulnerable, especialmente ante su peor enemigo, el diablo.
Responder a las ofensas de otros puede empeorarlo todo. Aun si la primera provocación fue sin intención, la beligerancia puede acelerar las cosas a medida que cada parte responde atizando más el fuego.
¿Qué hace la ira? “Cuando la ira es muy grande, fuera de control, mal dirigida y muy agresiva, esto puede conducir a tomar decisiones malas que no resuelven el problema sino que crean problemas en las relaciones interpersonales y en el trabajo y pueden aun afectar su salud” (PBS.org del Consorcio de Investigación de la Ira y la Asociación Americana de Sicología).
¿Qué debemos hacer en vez de ello?
No permita que la ira lo haga pecar. “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27). Dios mismo se enoja (Números 25:3), pero su ira siempre es justa y está bajo control. No debemos permitir que nuestra ira estalle, o se llene de rencor, porque de esta forma le abriremos una puerta a Satanás para que nos ataque y nos lleve a pecar.
Lectura útil: “¿Qué dice la Biblia acerca de la ira?”
3. Comenzar un mal hábito.
Generalmente nunca pensamos que estamos desarrollando un mal hábito. Pero rendirnos una sola vez ante algo que puede dañarnos puede hacer más fácil que lo repitamos. Esto es especialmente cierto con sustancias adictivas como el tabaco y las drogas. Otros hábitos pueden tener diferentes niveles de poderosa adicción sicológica, tales como el juego y las apuestas, los desórdenes alimenticios y la adicción a los juegos de video.
Aun la pereza se puede convertir en un mal hábito. Salomón escribió: “Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, y cruzar por un poco las manos para reposo; así vendrá tu necesidad como caminante, y tu pobreza como hombre armado” (Proverbios 6:9-11).
Los resultados negativos de nuestros hábitos no siempre son discernidos inmediatamente, así que tendemos a ignorar las consecuencias (Eclesiastés 8:11). Pero los malos hábitos de cualquier tipo tienden a fortalecerse y a ser más difíciles de vencer con el tiempo, así que es mejor evitarlos o cortarlos de raíz tan rápido como sea posible.
¿Qué debemos hacer en vez de esto?
¡Debemos desarrollar un buen hábito! Los buenos hábitos incluyen oración y estudio de la Biblia, ejercicio, una dieta saludable, hacer más amigos y utilizar el tiempo sabiamente.
Lectura útil: La serie “Libres de la adicción”, que incluye “El alcoholismo”, “La pornografía”, “El cigarrillo”, “Apostar”, “El lado oscuro de los video-juegos” y “El primer mes”, Cómo debemos orar, “Cómo estudiar la Biblia”, y “¿Qué hace usted con todo su tiempo?”.
4. Creer mentiras.
Las mentiras han venido en un empaque atractivo desde el comienzo de la historia. La serpiente convenció a Eva de que ese fruto que parecía tan delicioso (aunque estaba prohibido) la haría ser “como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:5). Desde entonces, la humanidad ha aceptado esta mentira —la mentira de que podemos decidir por nosotros mismos lo que es bueno y lo que es malo, y que no necesitamos que Dios lo defina para nosotros.
Junto con esta mentira, Satanás le dijo a Eva que ella no iba a morir. Desde entonces la humanidad ha creído varias otras mentiras, incluyendo la de que los seres humanos tienen un “alma inmortal”, y que Dios esconde las cosas buenas de la humanidad. Los seres humanos comenzaron a creer al mentiroso y desconfiaron del que sí dice la verdad. Ésta es una combinación peligrosa.
Si creemos que nuestra mente y emociones son la fuente definitiva de la moralidad, creeremos otras mentiras tales como: si se siente bien, no puede estar mal.
Sin embargo, Dios nos creó y creó las leyes del universo y Él es quien sabe lo que nos ayuda y lo que nos hace daño. Él es la fuente de toda la verdad.
Pero, ¿qué pasa con aquellos que dicen que no existe Dios o aquellos que rechazan al Creador y sus leyes?
Dios nos desafía a que examinemos los hechos: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa… cambiaron la verdad de Dios por la mentira…” (Romanos 1:20, 25, énfasis añadido). (Estudie este tema en nuestro artículo de Vida Esperanza y Verdad, “Diseño inteligente: Puede la ciencia responder la pregunta ¿existe Dios?”, y otros artículos relacionados).
Y Dios nos advierte enérgicamente para que en los últimos tiempos no caigamos ante el tan extendido engaño religioso que rechaza sus leyes.
“Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor a la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:9-12).
¿Qué debemos hacer entonces?
Debemos buscar la verdad. Jesús definió la verdad en su oración al Padre: “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Toda la Biblia ha sido inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16), y Dios se complace en aquellos que tienen la misma actitud de los de Berea: “…escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).
Lectura útil: “¿Qué es la verdad?”, “¿Puede manejar la verdad?”, y las advertencias bíblicas acerca del engaño en el artículo: “El anticristo”.
5. Comprometernos con algo que no deberíamos.
Salomón nos advirtió en contra de las decisiones apresuradas y las promesas hechas sin pensar.
“No seas de aquellos que se comprometen, ni de los que salen por fiadores de deudas. Si no tuvieres para pagar, ¿por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?” (Proverbios 22:26-27).
Muchas personas se sobrecargan a muy temprana edad con una deuda impagable. Otros se apresuran a comprometerse sin sopesar bien las consecuencias a largo plazo, bien sea en un matrimonio, el servicio militar u otra conducta de la que es difícil escaparse después sin tener consecuencias a largo plazo.
¿Qué quiere Dios que hagamos?
Debemos tomar nuestros compromisos seriamente, especialmente compromisos como el del matrimonio y el compromiso con Dios por medio del bautismo. ¡Dios no está en contra del compromiso! Él quiere que contemos cuidadosamente el costo y nos aseguremos de cumplir fielmente los buenos compromisos que hemos hecho sabiamente (Lucas 14:28-33).
Lectura útil: “Decisiones: siete pasos para tomar decisiones exitosas y que le agraden a Dios”, “¿Qué es el matrimonio?”, “¿Qué es el bautismo?” y ¡Cambie su vida!
Tal vez en su estudio de la sabiduría de la Biblia usted encontrará muchas más decisiones insensatas para evitar y muchas más decisiones sabias para tomar. Pero estos cinco puntos son un comienzo. Aplicar estos principios nos ayudará a seguir el camino de Dios en la mejor dirección posible: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11).