Usted ha leído los artículos de Discernir en Vida, Esperanza y Verdad. Ha estudiado. Ha comparado sus lecturas con la Biblia diligentemente. Y lenta, pero seguramente, una convicción se ha desarrollado en usted. ¿Ha encontrado la “perla de gran precio”, el conocimiento del Reino de Dios?
¿Qué hará ahora con lo que ha aprendido? ¿Será ya tiempo de hacer algo con todo ese conocimiento?
El día de reposo
A menos de que sea un lector nuevo, probablemente ya sabe acerca del día de reposo de Dios, el cuarto de los Diez Mandamientos (Éxodo 20:8-11). Seguro ya ha escuchado que el Creador les pide a sus hijos descansar en ese día, desde el viernes a la puesta de sol hasta el sábado a la misma hora. Está prohibido trabajar durante ese tiempo. Y es cierto que puede ser difícil acomodar nuestro horario laboral para obedecer este mandamiento, pero es lo que Dios ordena.
¿Será tiempo de que usted comience a observar el sábado de Dios?
Tal vez haya leído en la Biblia que Dios le ordena a su pueblo reunirse en el séptimo día de la semana, el sábado (Levítico 23:2-3; Hebreos 10:24-25). Para algunas personas, quizás es difícil comenzar a obedecer este mandato, pero es lo que Dios nos pide y está muy claro en las Escrituras. Además, las recompensas de hacerlo son enormes: tiempo con otros creyentes que piensan como nosotros, la oportunidad de aprender de ministros de Dios y el comienzo de una vida de crecimiento cristiano.
¿Será ya tiempo? Y si no es ahora, ¿cuándo?
Tal vez también haya entendido cómo está diseñado el plan de Dios, incluyendo el hecho de que Dios lo está llevando a cabo por partes. Si es así, probablemente sabe que esta época, el tiempo previo a la segunda venida de Cristo, es cuando Dios está llamando a sus primogénitos, una era simbolizada por la cosecha de primavera en el Medio Oriente. Si entiende todo esto —si Dios lo está llamando, dándole este conocimiento— ¿no es tiempo ya de responder?
Fe viva y activa
El estudio cristiano debería producir convicción. La convicción conduce a la fe, y la fe lleva a la acción. Como bien dijo el apóstol Santiago: “la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17).
El estudio cristiano debería producir convicción. La convicción conduce a la fe, y la fe lleva a la acción.
Luego, Santiago explica la diferencia entre una convicción que no produce nada y la fe verdadera que se manifiesta en acciones: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (v. 18).
Y el apóstol continúa: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” (vv. 19-20).
Solamente creer, sin hacer algo al respecto, nos pone del lado equivocado. Los demonios creen, pero son enemigos de Dios cuyo objetivo es frustrar su plan de salvación. Cuando hacemos, es decir, cuando ponemos manos a la obra en lo que sabemos que es correcto, estamos del lado de los santos de Dios.
“Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante” (Hebreos 10:32-33). Los primeros pasos, comenzar a actuar según lo que hemos aprendido, pueden significarnos dificultades y sufrimiento, pero también implican la gran recompensa de estar en compañía de quienes experimentan lo mismo que nosotros.
Dios quiere vernos crecer
Jesucristo comparó la predicación del evangelio con un sembrador que salió a sembrar sin la certeza de que obtendría una cosecha (Mateo 13:3-9). Una parte de sus semillas cayó junto al camino y fue rápidamente devorada por las aves sin producir nada (vv. 4, 19). Otra parte cayó en tierra infértil y rocosa, donde las semillas crecieron sin suficiente raíz como para desarrollarse y producir (vv. 5-6, 20-21). Quienes reciben la “semilla” de esta manera son superficiales y no producen nada con el tiempo.
Una tercera parte de las semillas cayó entre espinos, cosas que compiten por nuestra atención como preocupaciones mundanas, el deseo excesivo de tener dinero y fuerzas e influencias que ahogan el conocimiento del camino de Dios (vv. 7, 22). Lamentablemente, esto les ha sucedido a algunas personas, cuyo descuido de la semilla del evangelio ha hecho su tierra infértil.
Sin embargo, siempre han existido, y existen hoy, personas que reciben el evangelio en tierra buena y fértil, haciendo que la semilla produzca raíz, brotes y frutos de crecimiento cristiano para vida eterna (vv. 8, 23).
¿Es usted de esas personas? Como dijo Jesucristo: “El que tiene oídos para oír, oiga” (v. 9).
El llamado de Cristo al cambio
Muchos lectores de Discernir y Vida Esperanza y Verdad viven en países supuestamente cristianos donde el mensaje del cristianismo sin acciones es muy popular. “Solo cree. Es todo lo que necesitas hacer”, dicen. Pero nuestro Salvador nunca enseñó eso, ni lo enseñan quienes hoy predican su verdadero mensaje.
El mensaje de Cristo se resume acertadamente en el primer capítulo del evangelio de Marcos: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). Arrepentirse significa cambiar, hacer un giro de 180° y comenzar a vivir una vida de obediencia a Dios.
Jesucristo preguntó en cierta ocasión: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46). Decir que somos algo es muy sencillo, pero demostrarlo con hechos es otra cosa.
Es tiempo
¡Pero usted ha leído hasta el final de este artículo! Y probablemente ha aprendido muchas otras cosas más. Si ha llegado hasta este punto, y entiende, es tiempo de hacer algo al respecto. Es tiempo de actuar de acuerdo con su convicción. Es tiempo de iniciar su vida cristiana.
¿Qué espera? ¿Qué está haciendo con lo que sabe? El verdadero cristianismo requiere de acción. Es lo que Dios espera.
Nuestro folleto ¡Cambie su vida! describe paso a paso la enseñanza bíblica acerca de la conversión. Le animamos a estudiarlo con la ayuda de su Biblia y comenzar a aplicarlo desde hoy.