Cómo lidiar con la duda

La duda a nivel espiritual es algo normal, incluso entre aquellas personas que desean creer. Pero la Biblia nos muestra cómo podemos lidiar con las dudas y crecer en fe.

Este artículo explora seis consejos bíblicos para enfrentar la duda:

  • Examine la creación de Dios.
  • Pruebe todas las cosas.
  • Demuestre con hechos.
  • Pídale fe a Dios.
  • Estudie lo que Dios ha hecho en el pasado.
  • Practique su fe.

Más información acerca de estos consejos en un momento.

Dudas modernas y milenarias

Nuestro mundo moderno parece estar diseñado para fomentar dudas acerca de la existencia de Dios y la Biblia. La evolución descarta la necesidad de un Creador. Los eruditos cuestionan la veracidad de la Biblia. La opinión pública redefine las normas bíblicas del bien y el mal. Los líderes religiosos con demasiada frecuencia muestran una hipocresía indignante. La maldad crece, y sin embargo Dios parece estar escondido.

Igualmente vemos que las personas religiosas también luchan con la duda.

Por ejemplo, un estudio Barna mostró lo siguiente:

“Poco más de una cuarta parte (26 %) [de los adultos estadounidenses que se identifican como cristianos] dice que todavía experimenta dudas espirituales, mientras que cuatro de cada 10 (40 %) dicen que las han experimentado en el pasado, pero que ya las han superado. Sólo alrededor de un tercio (35 %) afirma no haber experimentado dudas en lo absoluto...                                  

“Debido a que crecieron en una cultura más secular y pluralista, los millennials (38 %) hoy en día experimentan aproximadamente el doble de dudas más que cualquiera de los otros grupos generacionales (23 % generación X, 19 % baby boomers (nacidos después de la post guerra, 20 % los adultos mayores). Los hombres también son más propensos a experimentar dudas más a menudo que las mujeres (32 % en comparación con 20 % mujeres). Aquellos con estudios universitarios y que han asimilado una serie de ideas, filosofías y tendencias del mundo tienen el doble de probabilidades de experimentar dudas más que aquellos que tienen una educación secundaria o con menos estudios (37 % vs. 19 %)”.

A simple vista pareciera que la duda ha ido en aumento en nuestro mundo moderno, pero en realidad la duda no es nada nuevo.

Ejemplos bíblicos de personas que han dudado

Cuando nos enfrentemos con dudas, es importante recordar que no estamos solos y que también podemos encontrar ejemplos en la Biblia de personas que han dudado. Jesús le dijo a Pedro: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo 14:31). Por supuesto que ¡Pedro tuvo la fe suficiente para salir del barco y caminar sobre el agua! Pero a medida que el viento lo golpeaba, también la duda hizo que sucumbiera.

Sin embargo, a lo largo de los años Pedro aprendió a no dudar y pudo enseñar a los demás lo siguiente: “no os amedrentéis por temor” (1 Pedro 3:14).

Luego leemos acerca del discípulo, quien pronto se convertiría en apóstol, cuyo nombre se ha asociado con la duda. Después de la resurrección, Tomás el incrédulo dijo: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:25).

Pero cuando Cristo resucitado se le apareció y habló con él, Tomás respondió en el versículo 28: “¡Señor mío, y Dios mío!”.

En ese momento, Jesús bendijo a todos los que hoy en día enfrentamos un desafío aún mayor. Jesús le dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).

Pero ¿cómo podemos recibir esa bendición? ¿Cómo podemos derrotar nuestras dudas y fortalecer nuestras creencias al mismo tiempo?

Cómo lidiar con las dudas

Dios es el Creador, y la Biblia es su mensaje para nosotros hoy. Dios se preocupa por nosotros y está llevando a cabo un plan para ofrecer oportunidades a todo ser humano que esté vivo o que haya vivido. Pero, ¿cómo podemos probar estas cosas y crecer en fe para hacer frente a los grandes desafíos y dificultades de esta vida que pueden hacernos dudar? ¿Cómo podemos cuestionar nuestra fe y fortalecerla al mismo tiempo?

Aquí hay algunos principios bíblicos que nos ayudan a derrotar las dudas.

  • Examine la creación de Dios.

David, un pastor que se convertiría en rey, era un gran observador de la naturaleza. Las horas que le dedicó a la contemplación lo llevaron a escribir: “Los cielos cuentan la gloria de Dios” (Salmos 19:1). Al pensar en el vasto universo, la luna y las estrellas, él se preguntó: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?” (Salmos 8:4).

Al considerar las maravillas del cuerpo humano, David concluyó: “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien” (Salmos 139:13-14).

El apóstol Pablo también nos recuerda que el universo que nos rodea es una evidencia convincente del Creador. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

Para ayudarle en su estudio acerca de la creación, descargue nuestra guía de estudio ¿Existe Dios? Y visite el artículo “¿Existe Dios?” en la sección de Vida, Esperanza y Verdad, donde puede encontrar decenas de artículos que pueden ayudarle a probar sin lugar a dudas que nuestro universo, y nuestra vida, fueron creados con un propósito por un ser superinteligente con un poder impresionante: nuestro Dios Creador. Hay una variedad de temas que abarcan desde el ADN hasta el registro fósil, desde el diseño inteligente hasta la evolución, desde la complejidad irreductible hasta la química orgánica.

  • Pruebe todas las cosas.

Dios no espera que aceptemos las enseñanzas de la Biblia a la ligera, o que dejemos de pensar racionalmente y tomemos conclusiones basándonos sólo en nuestros sentimientos. Dios creó el universo y este sigue leyes racionales, y Él desea que nosotros usemos nuestra mente e inteligencia para probar lo que es verdad.Dios no espera que aceptemos las enseñanzas de la Biblia a la ligera, o que dejemos de pensar racionalmente y tomemos conclusiones basándonos sólo en nuestros sentimientos. Dios creó el universo y este sigue leyes racionales, y Él desea que nosotros usemos nuestra mente e inteligencia para probar lo que es verdad.

Como escribiera el apóstol Pablo: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). La Biblia elogia a las personas que examinan las cosas. En Berea, Pablo encontró personas con una mentalidad equilibrada que escudriñaban “cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hechos 17:11). Cuando los habitantes de Berea comprobaron que la predicación de Pablo era verdadera, “creyeron muchos de ellos” (v. 12).

Nuestro guía de estudio ¿Es cierta la Biblia? puede ayudarlo en su búsqueda para probar la verdad.

  • Pruebe la Palabra de Dios con hechos.

Uno de los principios más importantes que Dios quiere que demostremos es que su forma de vivir es correcta: que realmente funciona y produce buenos resultados a largo plazo. Jesús dijo: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17, Nueva Versión Internacional).

Dios incluso nos da algunas promesas específicas que podemos probar:

“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Efesios 6:2-3). Dios nos invita a examinar y a comprobar que cuando aprendemos a honrar a aquellos en autoridad, esto nos ayudará en todos los ámbitos de la vida, incluso, según la voluntad de Dios, esto hará posible que nos bendigan con una larga vida.

Malaquías registra otro mandato y una bendición específica: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Eterno de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10; vea “Diezmar: ¿qué es?”).

El principio general es que Dios ya ha definido lo que está bien y lo que está mal. Después de todo, hacer lo correcto conduce a buenos resultados, y hacer lo que está mal produce malos resultados (Gálatas 6:7-9; Deuteronomio 28:1-2, 3-6, 7-8, 9-11, 12-14; 30:15-16; vea nuestro artículo “¿Por qué nuestro mundo actual está bajo maldiciones antiguas?”).

  • Pídale fe a Dios.

“Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe'“ (Lucas 17:5). Nosotros también podemos hacer lo mismo y pedirle a Dios que nos ayude en nuestros momentos de duda, y por ende en cualquier otro momento.

La Biblia registra un ejemplo conmovedor acerca de un hombre que buscaba la curación para su hijo. Los discípulos no habían podido sanarlo, así que cuando Jesús vino, el padre le explicó la situación a Jesús. “Y muchas veces [un espíritu demoniaco] le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos” (Marcos 9:22).

Jesús respondió: “Si puedes creer; al que cree todo le es posible” (v. 23).

Después de todos esos años que este padre había visto sufrir a su hijo, y después de ver a los discípulos fracasar, el padre tuvo sus dudas. Clamó con lágrimas y dijo: “Creo; ayuda mi incredulidad (v. 24, énfasis añadido).

Podemos pedirle a Dios que nos dé una fe viva, una fe que salva —la fe de Cristo (Efesios 2:8-10; Gálatas 2:20). Obtenga más información en nuestro artículo “Cómo crecer en fe”.

  • Estudie lo que Dios ha hecho en el pasado.

Pablo escribió: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

Gran parte de la Biblia relata historias acerca de la fidelidad de Dios a sus promesas. Lea esos relatos y medite en ellos, así como hizo el salmista: “ Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos” (Salmos 44:1).

Considere el ejemplo de Abraham, el padre de los fieles, quien sabía por experiencia propia que Dios era fiel. Pablo escribió acerca de Abraham: “Tampoco dudó, por incredulidad [duda], de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:20-21; vea “La fe de Abraham”).

Cuando tengamos la oportunidad de preguntar a los creyentes hoy en día por qué creen, esto también nos va a ayudar a entender lo que Dios ha hecho en el pasado. Muchas personas me han contado acerca de acontecimientos milagrosos y sanaciones que han experimentado en su vida, y el escuchar estas historias de personas fiables también nos ayuda a fortalecer nuestra fe.

  • Practique su fe.

Crecer en fe es vital para convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos. Esto significa que tenemos que pasar por pruebas y tribulaciones para fortalecer los músculos de la fe que están desarrollándose en nosotros. Si nunca tuviéramos que enfrentarnos a obstáculos y dificultades, si Dios siempre contestara nuestras oraciones, si Él estuviera presente en forma visible ante nosotros en cada momento de nuestra vida, no tendríamos la necesidad de crecer en fe. (Más información acerca de por qué Dios permite pruebas difíciles en nuestro artículo “¿Por qué estoy sufriendo?”).

El aplicar estos principios puede ayudarnos a enfrentar las dudas. Si desea estudiar con más profundidad este tema, de el siguiente paso y lea “Cómo crecer en fe”.

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