Un tema fundamental en Apocalipisis es el período conocido en la Biblia como el Día del Señor. Este es el momento de la intervención de Dios en este mundo malvado.
Aunque el plan de Dios para la humanidad eventualmente traerá la paz y la prosperidad para todos los que lo adoren y lo obedezcan a Él, se requerirá de una intervención sobrenatural y dolorosa para convencer a los humanos de que se arrepientan de sus pecados. Estos actos de Dios son llamados en la Biblia: “El día del Señor”.
Antes de que llegue el día del Señor, Dios permitirá que el mundo entero pase por una gran prueba al dejar que por un corto período de tiempo, Satanás provoque gran rebelión y destrucción en la tierra; en este tiempo habrá mucha tribulación (Marcos 13:19; Apocalipsis 3:9-11; 12:12). Satanás causará parte de estos problemas dando poder y autoridad a líderes políticos y religiosos para que establezcan un gobierno dominante, al cual usará como herramienta para perseguir al pueblo de Dios durante tres años y medio (Apocalipsis 13). Este período de tiempo es conocido como la Gran Tribulación y llevará al mundo entero al borde de la autodestrucción (Mateo 24:21-22).
Luego de la gran tribulación y varias señales que Dios usará para llamar la atención de la humanidad (Mateo 24:29; Joel 2:30-31; Apocalipsis 6:12-16), “el día del Señor” comenzará. Entonces, Dios enviará al mundo una serie de castigos con el fin de llevar a las personas rebeldes al arrepentimiento. El día del Señor también es llamado “el gran día de su ira” (Apocalipsis 6:17), pues en este período de tiempo Dios mostrará a la humanidad su justa indignación por la corrupción y destrucción que la rebelión en contra de su benéfico camino de vida habrán causado (Isaías 13:6-13).
El Día del Señor comenzará oficialmente cuando el séptimo sello sea abierto (Apocalipsis 8:1) y es descrito en casi todo el resto del libro de Apocalipsis, pues incluye las plagas de las siete trompetas y las siete últimas plagas (Apocalipsis 16). Sólo quienes sean considerados como fieles serán protegidos de estos castigos (Apocalipsis 7:2-3; 9:4; 14:9-10).
La ira de Dios durará poco tiempo y Él mismo evitará misericordiosamente que el mundo se auto aniquile. Después de esto, el Creador establecerá su maravilloso y pacífico .
¿Por qué es necesario el día del Señor?
Para comprender por qué es necesario un castigo tan severo, debemos volver al principio, analizar el propósito por el cual Dios creó al hombre, y darnos cuenta de cómo Satanás y el pecado han corrompido al mundo entero.
“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Con estas palabras, Dios formó al hombre del polvo la tierra y sopló aliento de vida en su nariz (Génesis 1:26; 2:7). El hombre fue creado para desarrollar dentro de sí los regalos divinos de la auto-consciencia, el libre albedrío, la imaginación, el entendimiento y, eventualmente, el carácter justo de Dios. Pero, al comer del árbol prohibido en el jardín de Edén, Adán y Eva comenzaron un patrón de conductas y decisiones que nos separaron de nuestro Creador desde entonces. El pecado había contaminado su relación con Dios.
Siglos de historia humana han comprobado lo insensato que es vivir sin tener una relación con Dios. A pesar del avance tecnológico e increíble progreso en tantas áreas de investigación, el ser humano no ha sido capaz de solucionar sus problemas más apremiantes ni de satisfacer sus necesidades espirituales más urgentes. La proliferación del crimen y la pobreza alrededor del mundo continúan en aumento, mientras las guerras, la inestabilidad política y los conflictos religiosos siguen asolando a la humanidad. A su vez, la confusión en cuanto a Dios y la moralidad, continúa atormentando a muchas personas y sólo algunos pocos comprenden por qué suceden estas cosas.
La Biblia nos enseña que un espíritu maligno llamado Satanás es el gobernante la sociedad actual y el responsable de que el mundo entero esté engañado (Lucas 4:6; Juan 14:30; 2 Corintios 4:3-4; Apocalipsis 12:9). Aunque no puede obligarlas a tomar malas decisiones, Satanás es capaz de influenciar el comportamiento de las personas poniendo en sus mentes cierto tipo de pensamientos y emociones. Satanás manipula al ser humano sutilmente para que idee y lleve a cabo cosas incorrectas y puede incluso hacerle pensar que son apropiadas (Isaías 5:20; 2 Corintios 11:14). Y, sin la ayuda del Espíritu de Dios ni el deseo de vivir según su camino, el hombre naturalmente se rinde ante los ataques de Satanás (Efesios 6:11-18; 1 Juan 5:19; 2 Timoteo 2:26).
Esto fue lo que sucedió con Adán y Eva. Las mentiras de Satanás los llevaron a cuestionar lo que Dios les había enseñado y a tomar decisiones según su propio razonamiento. Esto hizo que fueran expulsados del Edén y que su relación personal con Dios terminara. Su mala decisión trajo la muerte para ellos mismos y para todo el que siguiera sus pasos de ahí en adelante (Génesis 3; Romanos 5:12).
Al haber rechazado las leyes de Dios y su camino de vida perfecto y provechoso, la humanidad ha adoptado cada vez más y más características del enemigo de Dios, Satanás el diablo. Dios ya ha tenido que intervenir dos veces en este mundo para detener el círculo vicioso del pecado que destruye y corrompe todo lo bueno que Él ha creado; esto ocurrió en los tiempos de Noé y durante la construcción de la torre de Babel (Génesis 6:5-13; 11:5-9). El día del Señor será la intervención de nuestro justo Dios necesaria para acabar por completo con la maldad y finalmente establecer su Reino en la tierra.
Después del día del Señor
El propósito de Dios no es destruir a la humanidad; lo que Él quiere es captar la atención de las personas para que se arrepientan de sus pecados, que tanta desdicha han causado desde el principio de la creación (Joel 2:12-13; Apocalipsis 3:19). Desafortunadamente, aun cuando estén sufriendo los castigos del día del Señor, la mayoría de las personas no se arrepentirán (Apocalipsis 9:20-21; 16:8-9). Entonces, Cristo regresará a la tierra con un ejército poderoso para acabar con el reinado de Satanás y con la rebelión que ha provocado en los seres humanos (Apocalipsis 19:11-16; 20:2). Los ejércitos humanos se reunirán en Armagedón e intentarán oponerse al regreso de Cristo a Jerusalén, pero serán vencidos por completo. Y, finalmente, los pobladores de un mundo humillado se arrepentirán y querrán conocer el camino de Dios (Isaías 2:2-4).
Quienes han sido llamados a tener una relación con Dios en este tiempo y han dedicado sus vidas a servirle, deben comenzar a preparase para los peligrosos tiempos que vendrán sobre el mundo entero y, además, deben advertir acerca de ellos a todo el que quiera escucharlos. Pero esta advertencia también incluye un mensaje de esperanza, el evangelio (buenas noticias) del reino de Dios, pacífico y productivo que Cristo establecerá a su regreso.