El libro de Apocalipsis describe siete sellos que serán abiertos antes del regreso de Jesucristo a la tierra. Pero, ¿qué representan estos sellos?
En el capítulo 5 del libro de Apocalipsis, leemos acerca de un rollo que será presentado ante Cristo en el cielo y que tiene siete sellos, los cuales representan una serie eventos previos al regreso de Jesús.
Aquí también se describe el momento en que Jesucristo es alabado por ser el único digno de abrir los siete sellos. Pero, si bien este evento es claramente previo a la apertura de los sellos, hay ciertos pasajes de este capítulo que son más bien proféticos, pues relatan lo que sucederá luego de que los sellos sean abiertos. Apocalipsis 5:9-10, por ejemplo, nos habla acerca de un grupo de seres humanos que serán redimidos para luego convertirse en reyes y sacerdotes de la tierra; y el versículo 13 describe a “todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar” adorando a Dios el Padre y el Cordero.
Apocalipsis 5 no está describiendo un “arrebatamiento” de los santos previo a la apertura de los siete sellos; este capítulo revela lo que sucederá cuando todos los sellos hayan sido abiertos y el plan de Dios se haya cumplido. Y, luego de hacer este pequeño resumen, los siguientes capítulos de Apocalipsis nos dan más detalles de cómo será posible alcanzar esa meta—cuando en la tierra no haya más que seres justos dedicados a Dios.
Entonces, al haberse cumplido el propósito del plan de Dios, sólo los fieles que hayan perseverado vivirán para disfrutar del “cielo nuevo” y “tierra nueva” (Apocalipsis 21:1). “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (vv. 7-8). El momento del cual habla Apocalipsis 5:13—cuando “todo lo creado” alabará a Dios el Padre y Jesucristo—tendrá lugar después de que esto suceda. Si desea saber más acerca de qué pasará con los santos cuando Jesucristo regrese, le invitamos a leer nuestro artículo: “El Rapto: ¿Habrá un rapto secreto?”
Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Las Escrituras describen los cuatro primeros sellos y sus significados usando lenguaje simbólico; son representados como mensajeros montando caballos de diferentes colores. Es por esto que también se conocen como “los cuatro jinetes del Apocalipsis”. La palabra “apocalipsis” proviene del griego apokalupsis, que significa “manifestación” o “revelación”, lo cual es el tema principal del libro bíblico que lleva ese nombre. En otras palabras, los “jinetes de Apocalipsis” en realidad deben su nombre al último libro de la Biblia.
Dado que ya hemos explicado el significado de los cuatro primeros sellos en otro de nuestros artículos, “Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, sólo los mencionaremos brevemente en esta ocasión para luego enfocarnos en los últimos tres sellos.
El primer sello: un caballo blanco
En Apocalipsis 6:2, el apóstol Juan describe el primer sello como “un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer”.
Y, si hacemos un paralelo entre los sellos de Apocalipsis y los eventos que Cristo predijo en el tan conocido Sermón del Monte, es evidente que este primer jinete representa el engaño religioso (consulte Mateo 24:5).
El segundo sello: un caballo bermejo
Al abrirse el segundo sello, Juan observa “otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada” (Apocalipsis 6:4).
Nuevamente, este pasaje nos remite a Mateo 24, donde Cristo revela que en los últimos tiempos se oirá “de guerras y rumores de guerras” y “se levantará nación contra nación” (vv. 6-7).
El tercer sello: un caballo negro
En Apocalipsis 6:5-6, el apóstol describe el tercer sello diciendo: “miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino”.
Este caballo es la representación gráfica del hambre que Jesucristo predijo para los tiempos previos a su regreso (Mateo 24:7).
El cuarto sello: un caballo amarillo
Por último, Juan describe el cuarto jinete en Apocalipsis 6:8: “Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”.
Este representa las pestes que Jesús mencionó en Mateo 24:7, que también precederían su segunda venida.
Sin duda los acontecimientos representados por los primeros cuatro sellos—engaño religioso, guerras, hambre y pestes—han estado ocurriendo desde hace ya algún tiempo. Pero, siendo señales de la segunda venida de Cristo y “principio de dolores” (Mateo 24:8), estas aterradoras circunstancias empeorarán aún más en los tiempos del fin.
El quinto sello: tribulación
“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apocalipsis 6:9-11).
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El contexto
Antes de analizar el significado del quinto sello, es necesario prestar atención al contexto de la visión de Juan. Dado que apóstol describe a mártires fieles de todas las épocas pidiendo que sus injustas ejecuciones sean vengadas, algunas personas se basan en esta escritura para afirmar que todos los santos están en el cielo esperando que Dios juzgue a quienes los mataron. Pero no es así; no podemos olvidar que esta fue sólo una visión—no necesariamente una descripción de la realidad—en la cual se ilustran eventos futuros.
Debemos recordar que a veces la Biblia se vale de metáforas para representar eventos pasados, presentes o futuros, y que éstas no deben interpretarse literalmente. En Génesis 4:10, Dios mismo utiliza una metáfora para reprender a Caín por haber matado a su hermano Abel diciendo: “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”. La sangre de Abel clamaba a Dios en sentido figurado, no literalmente.
La visión del quinto sello en que mártires fieles de todos los tiempos esperan el juicio de Dios simboliza el plan que nuestro Creador tiene para este mundo y toda la humanidad: “llevar muchos hijos a la gloria” (Hebreos 2:10). En Romanos 8:22, Pablo también utiliza el lenguaje metafórico para describir este proceso, explicando que “toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora”. Nunca debemos olvidar que el propósito del libro de Apocalipsis y los sellos es revelar eventos futuros y describir cómo el plan de salvación de Dios se llevará a cabo.
- El significado
La visión del quinto sello simboliza la Gran Tribulación que tendrá lugar antes de la segunda venida de Jesucristo y que estará principalmente dirigida a los descendientes físicos de Jacob y al pueblo fiel de Dios.
La visión del quinto sello simboliza la Gran Tribulación que tendrá lugar antes de la segunda venida de Jesucristo y que estará principalmente dirigida a los descendientes físicos de Jacob y al pueblo fiel de Dios.
En Mateo 24: 9-10, Cristo describe este evento diciendo que “entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán” (énfasis añadido).
Y más adelante continúa detallando este tiempo de prueba sin precedentes, en el que “habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo [nadie quedaría con vida]; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (vv. 21-22, énfasis añadido).
El quinto sello representa la ira de Satanás contra toda la humanidad, especialmente contra el pueblo de Dios. Este último tiempo en que Satanás actuará contra los verdaderos creyentes es el contexto de la advertencia de Apocalipsis 12:12: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”.
El sexto sello: señales cósmicas
Luego, al abrirse el sexto sello, Juan presenció “un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar” (Apocalipsis 6:12-14).
Estos eventos sobrenaturales ya se habían revelado como señales de la llegada del Día del Señor desde mucho antes. El profeta Joel describió este tiempo como un “día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra”, cuando “el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor…y temblarán los cielos y la tierra” (Joel 2:2; 3:15-16).
Y, cuando estos asombrosos acontecimientos ocurran, la humanidad entenderá que pronto Dios castigará al mundo entero por haber desobedecido sus leyes; “ y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero” (Apocalipsis 6:15-17).
El séptimo sello: la ira y misericordia de Dios
La descripción del séptimo sello, que a su vez se compone de siete trompetas, comienza en Apocalipsis 8. Conocido también como “el Día del Señor”, este sello es el tema principal del libro de Apocalipsis. Representa tanto “la ira del Cordero” (Apocalipsis 6:16), que Cristo dejará caer sobre la humanidad por haber desobedecido la ley de Dios, como la misericordia de Dios, que el Padre mostrará enviando a su Hijo para establecer el Reino de Dios en la tierra.
Pero antes de que el séptimo sello sea abierto, Dios sellará a un grupo de 144.000 personas, que representan a las 12 tribus de Israel, y a otra “gran multitud” (Apocalipsis 7:3-4, 9).
La palabra “sellados” que se utiliza para describir a estas personas proviene del griego sphragizo, que significa “timbrar” o “marcar por seguridad”. Esta palabra también es utilizada por Pablo en Efesios 1:13 para describir a los cristianos que fueron “sellados con el Espíritu Santo de la promesa” y en Efesios 4:30 para describir a los creyentes que fueron “sellados para el día de la redención”. En otras palabras, los fieles seguidores de Dios serán protegidos del castigo que pronto caerá sobre el resto de la humanidad, que permanece en rebeldía contra Dios.
Al abrirse el séptimo sello, las siete trompetas—que representan los castigos de Dios para la humanidad—se prepararán para sonar (Apocalipsis 8:6). Y, como leemos en Apocalipsis 9:6, cuando suene la quinta trompeta, el castigo ya habrá sido tan severo que “los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos”. De hecho, un tercio de la humanidad morirá durante la trompeta siguiente (v. 18).
Si desea saber más acerca de por qué Dios está enojado con la humanidad, le invitamos a leer nuestro artículo “La ira de Dios”.
Pero, afortunadamente, Dios mostrará su misericordia un poco después, cuando la séptima trompeta anuncie que “los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo” (Apocalipsis 11:15).
Si bien aun habrá “siete plagas postreras antes de que la ira de Dios sea consumada”—también descritas como “siete copas de oro, llenas de la ira de Dios” (Apocalipsis 15:1, 7), todo mejorará ostensiblemente cuando Cristo finalmente regrese a la tierra, el Reino de Dios sea establecido y comiencen los mil años de paz y prosperidad de los cuales nos hablan las Escrituras.