La caída de Babilonia

El Imperio Babilónico cayó hace más de 2.500 años. Sin embargo, la Biblia predice que “Babilonia la Grande” va a caer antes de que Cristo regrese. ¿Cómo explica la Biblia la caída de dos Babilonias?

En octubre del año 539 a.C. el antiguo imperio de Babilonia llegó a su fin. La historia de este reino caldeo se remonta al año 2300 a.C. y a la torre de Babel en el libro del Génesis (Génesis 11:1-9). Es más recordado por su grandeza durante lo que se llamó el Imperio Neo-Babilónico (626-539 a.C.) bajo su rey más famoso, Nabucodonosor II (634-562 a.C.).

La Biblia narra que el rey Nabucodonosor tuvo un sueño que lo perturbó bastante en su segundo año (alrededor del 603 a.C.), no mucho después de que los primeros judíos cautivos llegaran a Babilonia. Dios le dio la interpretación del sueño a un joven judío cautivo y profeta llamado Daniel quien, a su vez, se lo explicó al rey. Daniel le dijo al rey Nabucodonosor: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio, sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro [que se ve en el sueño]” (Daniel 2:37-38).

Como resultado de la interpretación, Daniel fue muy respetado y tuvo una considerable influencia con el rey Nabucodonosor. En tres ocasiones el rey reconoció al Dios de Daniel como Dios (Daniel 2:47; 3:29; 4:34).

Fue el rey Nabucodonosor II quien construyó los magníficos jardines colgantes, los increíbles muros dobles de 25 kilómetros alrededor de la ciudad, la hermosa puerta de Ishtar y los muchos monumentos de esplendor que marcaron el cénit de la historia de Babilonia. La caída del Imperio Babilónico se produjo 20 años después de su muerte, pero su caída fue profetizada más de dos siglos antes de su nacimiento.

La caída de Babilonia estaba profetizada

Más de dos siglos antes de la caída de Babilonia, Dios inspiró al profeta Isaías a escribir, “Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada;” (Isaías 13:19-20).

Esta profecía no se iba a cumplir hasta que Dios enviara primero a su pueblo, Judá, a un cautiverio nacional por medio de la mano del Rey Nabucodonosor II. La caída de Babilonia llegó cuando el reino de Judá estaba terminando 70 años de cautiverio nacional que habían sido profetizados (Jeremías 25:11-12).

Fue a través del profeta Isaías que Dios profetizó con antelación que la gente de Media, los medos, tomarían la ciudad de Babilonia (Isaías 13:17; 21:2). Dos siglos antes de la caída de Babilonia se anunció que: “¡Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra!” (Isaías 21:9).

Otra asombrosa profecía no sólo habla de la caída de Babilonia, sino que da el nombre del rey, Ciro, que conquistaría Babilonia —150 años antes de su nacimiento. Además se profetizó que después de conquistar Babilonia, el rey Ciro el Grande —que estaba a la cabeza del Imperio Medo-Persa— iba a emitir un decreto el cual le permitía a los judíos cautivos regresar a Jerusalén para reconstruir el templo (Esdras 1:1-4). Dios dijo, hablando a través del profeta Isaías: “que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado” (Isaías 44:28).

Continúa en el capítulo 45:1: “Así dice el Eterno a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas [las de Babilonia], y las puertas no se cerrarán”. Dios continúa haciendo énfasis en que ha llamado a Ciro por su nombre para mostrar que “no hay Dios fuera de mi” (Isaías 45:3-5). La caída del Imperio Babilónico ante el rey Ciro el Grande del Imperio Medo-Persa esta descrito en el quinto capítulo de Daniel.

La escritura en la pared

En octubre del 539 a.C. el Rey Belsasar, que reinaba junto con su padre, el Rey Nabónido, comenzó una celebración dedicada a los dioses babilónicos profanando los vasos de oro y plata tomados del templo de Dios en Jerusalén por el Rey Nabucodonosor en el año 586 a.C. (Daniel 5:1-4). En ese mismo momento, apareció una mano como de hombre y comenzó a escribir de manera milagrosa en la pared del palacio del rey, causándole a Belsasar gran temor y preocupación.

Daniel fue llamado para que explicara su significado. Le dio al rey Belsasar la interpretación que Dios le había dado de la escritura en la pared. El mensaje de Dios era que el reino de Belsasar había sido “Contado... y le ha puesto fin” (Daniel 5:26). Esa misma noche Belsasar fue asesinado y la ciudad de Babilonia fue tomada por Darío el medo (Daniel 5:30-31).

Algunos críticos cuestionan quién era Darío el medo porque su nombre no se encuentra en los registros históricos, pero creemos que el relato en el libro de Daniel es históricamente correcto y Jesucristo lo confirma (Mateo 24:15).

El historiador griego Heródoto proporciona más información acerca de cómo cayó Babilonia esa noche. Registra que los babilonios se habían preparado inicialmente para el ataque de Ciro acumulando provisiones en la ciudad. Según el relato de Heródoto, el asedio se prolongó de manera indefinida, hasta que Ciro o uno de sus asesores ideó un plan para desviar el agua del río a un lago excavado, reduciendo así la profundidad del agua para que lo pudieran cruzar.

El ejército persa entró entonces en el río, cuyas aguas estaban al nivel de sus muslos, e invadió la confiada y desprevenida ciudad. “Se celebraba un festival, y continuaron bailando y divirtiéndose, hasta que se enteraron de la noticia por las malas” (Heródoto, Historias, 1:191).

Los relatos de Daniel 5 y Heródoto explican cómo se cumplieron las dos profecías de Isaías en la caída de Babilonia. Los medos no sólo entraron en la ciudad (Isaías 13:17-19; 21:2, 9), sino que lo hicieron bajo el gobierno de Ciro el Grande, un persa que era el rey conquistador del Imperio Medo-Persa (Isaías 45:1-6).

Aunque la ciudad de Babilonia cayó esa noche, continuaría prosperando bajo los persas, griegos y seléucidas. Pero en el año 141 a.C., en el tiempo de los partos, fue abandonada (Joshua J. Mark, sitio web de la Enciclopedia de historia antigua). Con la llegada de las invasiones musulmanas alrededor del año 650 d.C., Babilonia empezaba a desaparecer bajo las arenas del desierto.

Esto cumplió la palabra de Dios a través de Isaías: “Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada” (Isaías 13:19-20).

Una segunda Babilonia es profetizada por Jesucristo

Esta futura Babilonia va a ser religiosa y política. Representa una iglesia falsa que va a controlar un resurgimiento del Imperio Romano y por un breve periodo de tiempo va a ser una superpotencia económica.En el libro del Apocalipsis, Jesucristo le revela al apóstol Juan una mujer llamada “Babilonia la Grande”, que cabalga sobre una bestia y es también “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra” (Apocalipsis 17:5-7, 18). Esta futura Babilonia va a ser religiosa y política. Representa una iglesia falsa que va a controlar un resurgimiento del Imperio Romano y por un breve periodo de tiempo va a ser una superpotencia económica.

Para más información acerca de esta mujer, la bestia que va cabalgando y la ciudad que “reina sobre los reyes de la tierra”, por favor lea nuestros artículos “Un misterio, BABILONIA LA GRANDE” y “¿Quién es la bestia?

El capítulo 18 de Apocalipsis primero da una advertencia a los creyentes y luego describe cómo va a caer esta segunda Babilonia. La advertencia dice: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Apocalipsis 18:4). Jesucristo, a través del apóstol Juan, advierte a millones de personas engañadas que se han unido a este sistema religioso, para que salgan de ella antes de que reciba su castigo.

La iglesia que va a liderar esta segunda Babilonia tiene una larga historia y es responsable del martirio de apóstoles, profetas y santos (Apocalipsis 18:20, 24). Babilonia no es su verdadero nombre. El nombre simboliza la confusión de este sistema en contraste con lo que Jesucristo enseñó y estableció en su Iglesia.

La segunda Babilonia tendrá a un final repentino

El capítulo 18 del Apocalipsis describe el final de esta segunda Babilonia cuando Cristo regrese por segunda vez. Jesús, a través de la pluma del apóstol Juan, dice: “por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga” (Apocalipsis 18:8).

No sólo será destruida en un día, sino que tres veces dice que será destruida en “una hora” (Apocalipsis 18:10, 17, 19). El duro final de la segunda Babilonia en una hora deja muy pocas dudas acerca de lo repentina que será su destrucción.

El libro del Apocalipsis también es claro al revelar que la profecía de Isaías: “Cayó, cayó Babilonia” —hablaba tanto de la caída de la antigua Babilonia como de la caída de una segunda Babilonia al final de esta era (Isaías 21:9; Apocalipsis 14:8; 18:2). En el caso de las dos Babilonias, Dios ha declarado “anuncio lo por venir desde el principio” (Isaías 46:10).

¿Qué significa para usted?

Al igual que la antigua Babilonia, la Babilonia del final de la presente era también va a apoyar la religión falsa. Hay una advertencia para los creyentes en Isaías y en Apocalipsis. El mensaje en las profecías detalladas de las dos Babilonias es que el hombre debe salir de la religión falsa y adorar sólo a Dios en “espíritu y verdad” (Juan 4:24).

Debemos entender y prestar atención a la advertencia de Dios.

Aprenda más acerca del tema en nuestro folleto gratuito “El libro del Apocalipsis: La tormenta antes de la calma”.

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