La profecía del Monte de los Olivos (Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21) recibe su nombre del lugar donde fue pronunciada.
El Monte de los Olivos tiene un papel muy importante en la historia y en la profecía, pues Cristo dejó la Tierra desde ahí tras pasar 40 días con sus discípulos luego de su resurrección (Hechos 1:1-3, 9, 12), y es ahí a donde regresará cuando venga para gobernar (Zacarías 14:1-4, 9). Veamos un poco del contexto de esta profecía.
El contexto
Los discípulos le habían mostrado a Cristo los recién reconstruidos edificios del templo, y Él había dicho algo muy extraño. ¡La hermosa construcción que estaban viendo sería destruida por completo! “No quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”, dijo su Señor (Mateo 24:2).
De ahí partieron al Monte de los Olivos y, cuando tuvieron algo de privacidad, los sorprendidos discípulos preguntaron: “¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (v. 3). A continuación, las respuestas a estas preguntas son el foco principal de la profecía.
Como sucede con muchas otras profecías bíblicas, la profecía del Monte de los Olivos tiene un cumplimiento dual, y su primer cumplimiento representa el cumplimiento principal.
Como explica el Comentario Bíblico del Expositor: “el evento menos importante —la destrucción de Jerusalén— es el tema principal de la primera parte de la profecía, mientras que el evento más importante —el Gran Día del regreso de nuestro Salvador— es el tema de la parte final” (William Robertson Nicoll, ed., vol. 29).
Una reconstrucción magnífica
La reconstrucción del templo fue el proyecto de edificación más grande en Jerusalén durante el inicio del primer siglo. Herodes el Grande comenzó su restauración en el año 19 a.C., pero ésta no terminó sino hasta el 63 d.C. —pocos años antes de que los romanos volvieran a destruirlo en el 70 d.C.
La obra incluía la construcción de una fundación más grande, parte de la cual se conoce hoy como el Muro Occidental o de las Lamentaciones, y también la ampliación y el embellecimiento del templo en sí. Cuando Cristo visitó el templo cerca de la primera Pascua de su ministerio, el edificio había estado en construcción durante 46 años (Juan 2:20).
Los historiadores dicen que las relucientes piedras blancas del templo impactaban a cualquier visitante que se acercara a Jerusalén. Era el orgullo de la ciudad, y los judíos lo veían como una fuente de protección divina. Desafortunadamente, pronto comprobarían que su visión era errada.
Destrucción de Jerusalén
Dada la magnífica belleza del templo y de los edificios a su alrededor, los discípulos de Jesús se sorprendieron mucho al escuchar que sería destruido. Sin embargo, la profecía de Cristo se cumplió poco después, cuando, bajo el mando de Tito, las tropas romanas quemaron el templo el 10 de agosto del año 70 d.C. Varios días después, el 8 de septiembre, los romanos además terminaron de tomar la ciudad entera (consulte Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos, libro II, c. 10-11).
“El asedio de Jerusalén fue uno de los más terribles de la historia. Jerusalén obviamente era una ciudad difícil de tomar, porque estaba asentada sobre un monte y la defendían fanáticos religiosos. Entonces, lo que Tito hizo fue cortar su abastecimiento de comida” (Barclay’s Daily Study Bible [Biblia de estudio diario de Barclay]). Para cuando la ciudad cayó, el hambre era tal que muchos habían muerto de desnutrición y otros habían recurrido al canibalismo.
Para más información acerca del monte del templo, consulte los artículos “El monte del templo: su historia y el futuro” y “El tercer templo: ¿cuándo se construirá?”en VidaEsperanzayVerdad.org.
Las primeras cuatro señales del regreso de Cristo
Como mencionamos antes, el tema principal de la profecía del Monte de los Olivos son las señales o indicativos del regreso de Cristo a la Tierra. Hablando de esto, Jesús describió una serie de eventos futuros que corresponden a los seis sellos de Apocalipsis 6.
El tema principal de la profecía del Monte de los Olivos son las señales o indicativos del regreso de Cristo a la Tierra.
Las primeras cuatro señales —engaño religioso, guerras, hambre y pestes (Mateo 24:4-7)— son los primeros cuatro sellos, que también se conocen como “los cuatro jinetes del Apocalipsis”. Siendo sólo el “principio de dolores” (v. 8), estos males ya se han estado desarrollando en el mundo desde hace mucho tiempo. Sin embargo, otras profecías demuestran que irán aumentando cada vez más —lo que provocará la muerte de muchas personas (Apocalipsis 6:8)— incluso antes de que comience la Gran Tribulación.
La tribulación
La profecía del Monte de los Olivos continúa describiendo la siguiente señal: la tribulación (Mateo 24:9-28). La palabra griega thlipsis generalmente se refiere a las dificultades que enfrentarán los seguidores de Cristo. La Biblia también revela que éste además será un tiempo de mucho sufrimiento para los países descendientes de Jacob o Israel (Daniel 12:1; Jeremías 30:7; consulte también nuestro artículo “¿Qué es el ‘tiempo de angustia para Jacob’?” en VidaEsperanzayVerdad.org).
Al describir esta tribulación, Cristo hablo del martirio que algunos de los fieles sufrirán, lo cual corresponde al quinto sello de Apocalipsis 6:9-11. La tribulación y el Día del Señor serán eventos tan severos que el mundo entero correrá peligro; y como dice Mateo 24:22: “si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría” (Nueva Versión Internacional). De hecho, sus terribles condiciones serán aún peores que las del asedio de Israel en el 70 d.C.: “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (v. 21).
Veamos algunos puntos importantes de esta parte de la profecía. Primero, el evangelio del Reino de Dios “será predicado… en todo el mundo” antes del fin de esta era (v. 14).
Segundo, Cristo dijo que una señal de su regreso sería “la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel” (v. 15). Ésta es una referencia a la profecía que habla de la profanación del templo y que tiene tres cumplimientos diferentes. Para conocer más acerca de ellos, incluyendo el cumplimiento del tiempo del fin, consulte nuestro artículo “La abominación desoladora: ¿Qué es?”.
Tercero, habrá falsos maestros religiosos que tendrán poder para hacer milagros. Cristo advirtió que “se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24). Si desea saber cómo reconocer a estos falsos profetas, descubra cuatro pautas para probar si un profeta es verdadero en nuestro artículo “Profetas falsos” de VidaEsperanzayVerdad.org.
Para más detalles acerca de este tema, consulte nuestro artículo “La Gran Tribulación”.
Señales en el cielo
El siguiente indicador del regreso de Jesús será las señales en el cielo. Cristo explicó que “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (vv. 29-31; compare con Apocalipsis 6:12-17).
Los habitantes de la Tierra se lamentarán “porque el gran día de su ira [de Cristo] ha llegado” (Apocalipsis 6:17). Y así como la profecía del Monte de los Olivos dice que todos verán cuando Cristo regrese, Apocalipsis 1:7 confirma que “todo ojo le verá”.
Muchas personas creen erróneamente que Cristo vendrá primero en secreto para “raptar” a unos pocos, y sólo se mostrará a los demás después. Para descubrir por qué esta idea está errada, lo invitamos a leer nuestro artículo de VidaEsperanzayVerdad.org “El rapto: ¿Habrá un rapto secreto?”, y nuestro artículo de Discernir “Dejados atrás: la verdad”.
En esta parte de la profecía, Jesús también dijo que a su regreso se escuchará una “gran voz de trompeta” (Mateo 24:31). La Fiesta de las Trompetas, que hoy en día celebran quienes siguen el ejemplo de Jesús y sus discípulos, es una celebración que nos recuerda la segunda venida de Cristo y su promesa de transformar a todos sus fieles (muertos y vivos) en seres espirituales cuando regrese.
Velad
Tras responder las preguntas de sus discípulos acerca de la destrucción de Jerusalén y las señales de su regreso, Cristo habló de la necesidad de estar atentos al desarrollo de los eventos mundiales y vivir fielmente según sus enseñanzas (Mateo 24:32-51).
Si bien las señales de esta profecía nos darán una idea general del momento en que Cristo regresará, no nos revelarán el día ni la hora exactos (Mateo 24:36). Es por esto que velar es tan importante. Como dijo Jesucristo, debemos “[estar] preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (v. 44).
En Lucas 21:36 Jesús sintetiza su enseñanza diciendo: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.
Si desea recibir ayuda para reconocer las señales del regreso de Cristo y vivir como Dios desea, lo invitamos a suscribirse a nuestra revista gratuita Discernir y nuestro blog de Versículos para meditar de nuestro Centro de aprendizaje en VidaEsperanzayVerdad.org.
Si desea saber más acerca de los acontecimientos del tiempo del fin, vea nuestro folleto El libro de Apocalipsis: la tormenta antes de la calma.