Hebreos 11 resalta una lección de fe de la vida de José, quien “dio mandamiento acerca de sus huesos”. ¿Qué podemos aprender con respecto a los huesos de José?
Existen bastantes lecciones o principios registrados en la Biblia que están relacionados con los huesos. Quizás el más conocido es el del Valle de los huesos secos en Ezequiel 37.
No obstante, existe otro relato que habla acerca de unos huesos y tiene una lección espiritual muy profunda para los cristianos. Este relato involucra al patriarca José.
El estudio del carácter de José en la Biblia
La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la inspiradora historia de José que se encuentra en el libro de Génesis. El capitulo 37 comienza con el relato de un José bastante joven que era el favorito de su padre Jacob. Dios escogió a José con un propósito especial, pero José, de manera ingenua, pensó que el resto de la familia estaría complacida al escuchar acerca de sus sueños (Génesis 37:5).
Cuando leemos la historia de la vida de José, aprendemos a admirar su valentía, su dedicación y diligencia como siervo de Potifar, su firmeza ante la tentación, su perseverancia en la prisión, la voluntad de perdonar a sus hermanos sin buscar la venganza, el amor por su padre, entre otras características admirables.
Es una lectura alentadora con un final feliz, y la historia es uno de los grandes relatos de la Biblia. José fue un modelo de una persona con un carácter según Dios.
Un acto de fe
No obstante, cuando les preguntan a las personas que es lo que más admiran de este gran personaje bíblico, la mayoría no menciona la que quizás fue su mayor cualidad latente.
El libro de Hebreos en el Nuevo Testamento menciona a José de una manera muy favorable. A pesar de esto, Hebreos 11 sólo hace referencia a una obra como ejemplo de su fe según Dios, y no está incluida dentro de las características que generalmente se mencionan con relación a su vida. El ejemplo de la fe de José que fue lo suficientemente significativo como para ser mencionado en el capítulo de la fe de la Biblia, tiene que ver con sus huesos.
“Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos” (Hebreos 11:22).
Hebreos 11 exalta la fe de José no haciendo un listado de las características más notables de su carácter y que manifestó a lo largo de su vida, sino por la petición que hizo cuando se aproximaba su muerte. Podemos leer su expresión de fe en Génesis 50:24-25.
“Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; más Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob. E hizo jurar José a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos”.
Los huesos de José en la película Los Diez Mandamientos
Generalmente, las personas no se preocupan acerca de que va a pasar con sus huesos después de que mueran. Si, es posible que deseen ser enterrados en su ciudad natal o cerca a sus seres queridos, pero esas no son expresiones de su fe religiosa, corresponden más bien a una preferencia sentimental por los restos de la persona.
¿Qué fue tan especial en la petición que hizo José, que el autor del libro de Hebreos decidió incluirla entre otros grandes actos de fe?
Muchas de las personas que lean este artículo seguramente habrán visto la película Los Diez Mandamientos de Cecil B. DeMille, protagonizada por Charlton Heston interpretando el papel de Moisés. Hay una escena dramática y espectacular de los hijos de Israel saliendo de Egipto con sus jóvenes y ancianos, con sus hijos e hijas, y con sus rebaños y manadas (Éxodo 10:9).
En la representación de este éxodo se incluía una especie de procesión con Aarón y los ancianos llevando los huesos de José mientras cantaban en tonos solemnes y melódicos: “Jacob amaba a su hijo José; de muchos colores era su túnica”.
Era la representación que hacía la película de cómo la ferviente petición de José, hecha muchos años antes, fue honrada por la nación. Dios los había liberado, tal como José había anunciado, y por gran respeto llevaban sus huesos a la Tierra Prometida.
Lecciones de fe
Hay mucho que podemos aprender de este singular relato bíblico de los huesos de José.
José alcanzó gran prominencia, riqueza y autoridad en Egipto. Sin embargo, aunque había alcanzado un éxito y un reconocimiento enormes, nunca perdió de vista a Dios ni sus promesas. Su riqueza y posición no corrompieron su fe ni nublaron su visión del plan de Dios. José vivía y trabajaba en Egipto, pero en espíritu habitaba en la Tierra Prometida.
Pedir a su familia que sus huesos fueran llevados a la Tierra Prometida nos indica que José caminó fielmente con Dios hasta su muerte.
Pedir a su familia que sus huesos fueran llevados a la Tierra Prometida nos indica que José caminó fielmente con Dios hasta su muerte. En el gobierno egipcio ocupaba una posición que sólo era superada por el faraón (Génesis 41:44), pero durante toda su vida estuvo sometido en primer lugar al gobierno de Dios y a las leyes de su Reino (Génesis 39:9).
Visión de fe
José es un gran ejemplo para cada uno de nosotros. A los cristianos no se nos ha prometido una Tierra Prometida física, sino una Tierra Prometida espiritual, el Reino de Dios (1 Corintios 15:50). Aunque tenemos responsabilidades muy importantes que cumplir con respecto a nuestra familia, nación, prójimos y a nosotros mismos, nuestras mentes deben estar centradas en el Reino de Dios y en lo que Dios promete que está por venir.
Es muy fácil, especialmente en tiempos de prueba, quedar atrapados en las afanes y preocupaciones cotidianas de esta vida, de modo que la visión del Reino de Dios comienza a desvanecerse. Pero el cristiano ha sido llamado a salir de este mundo, y lo primero que debemos hacer es poner nuestras prioridades en las cosas de arriba (Colosenses 3:2) y no en las de este mundo. Eso requiere que hagamos una renovación continua de nuestra fe con la ayuda del Espíritu de Dios.
Siervos fieles del capítulo de la fe
Otros individuos mencionados en Hebreos 11 tenían la misma perspectiva que José. Como José, murieron sin entrar en la Tierra Prometida de Dios, aunque la vieron de lejos.
“Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Hebreos 11:13).
Al igual que José, siempre pusieron el plan de Dios en primer lugar en sus corazones y mentes. Como José, tenían una visión de algo que iba más allá de sus circunstancias presentes, por lo que Dios no se avergonzó de llamarlos su propio pueblo (Hebreos 11:16).
Un cristiano es, ante todo, un ciudadano del Reino de Dios (Filipenses 3:20). Vivimos según los valores y principios del gobierno de Dios en toda circunstancia. El mundo que nos rodea no piensa de esta manera. Por lo general, las personas justifican su comportamiento basándose en la situación o las circunstancias a las que se enfrentan en ese momento, no en las leyes espirituales de Dios. Todos necesitamos buscar la ayuda de Dios y su continuo espíritu que nos sustenta para mantener nuestra visión y comportamiento según lo que Él nos ordena, especialmente en este tiempo final.
José fue un ejemplo de un camino vida basado en principios, a lo largo de sus 110 años de vida. Lo confirma su ferviente petición con respecto a sus restos.
José era un hombre según Dios. Su familia sabía que era justo y que Dios los había librado gracias a la fe de José.
Y lo que es más importante, Dios respetaba la clase de hombre que era José y lo honrará junto con todos los demás hombres y mujeres de fe dándoles la vida eterna en la Tierra Prometida espiritual.