La Biblia nos dice que Jesucristo se va a casar. ¿Quién es la novia? ¿Cuándo se lleva a cabo la cena de las bodas del Cordero?
El libro de Apocalipsis contiene una visión fascinante en la cual el apóstol Juan oyó una gran multitud que decía, “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado” (Apocalipsis 19:6-7).
A continuación el pasaje explica cómo estará vestida la novia: “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos” (v. 8). Este corto pasaje concluye con una instrucción a Juan: “Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero” (v. 9).
La justicia identifica a la novia
La clave para identificar a la Novia se encuentra en su vestidura—“lino fino”, el cual representa “las acciones justas de los santos”. Hay otras escrituras adicionales que nos agregan entendimiento acerca de este punto importante.
Al hablar sobre las responsabilidades de los esposos y esposas, el apóstol Pablo comparó esta relación humana a la relación entre “Cristo y la iglesia” (Efesios 5:32). Esta relación entre Cristo y la Iglesia se basará en la justicia. Ambas partes harán lo que es justo, bueno y santo.
Con esta relación espiritual en mente, Pablo escribió: “Maridos, amad a vuestras mujeres así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (vv. 25-27).
Este énfasis en ser justo es un tema consistente a través de la Biblia. A través de Moisés, Dios les dijo a los antiguos israelitas: “Santos seréis , porque santo soy yo el Eterno vuestro Dios” (Levítico 19:2).
Hablando de los que estarían en el Reino de Dios, Cristo dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23).
Los apóstoles y ministros de Cristo enseñaron este mismo mensaje. Pedro les dijo a los hermanos en forma clara y concisa: “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Pedro 1:15).
Estas escrituras nos dicen que la novia de Cristo es la Iglesia. Los miembros de la Iglesia son personas que al recibir la gracia de Dios—perdón inmerecido por sus pecados al arrepentirse y bautizarse—vivirán, con la ayuda del Espíritu de Dios, vidas justas. Si desea aprender más acerca de la gracia, busque en este sitio de Internet el artículo “¿Qué es la gracia?”
¿Quién selecciona la novia?
En nuestro mundo moderno, la mayoría de los hombres y mujeres escogen con quien casarse. En el pasado, los padres a menudo elegían la pareja de sus hijos. En el Antiguo Testamento muchos matrimonios eran arreglados por los padres. Tenemos el ejemplo prominente de cuando Abraham envió a su sirviente a escoger una esposa para su hijo Isaac (Génesis 24:1-4).
En el matrimonio del Cordero, es el Padre quien escoge la novia para su Hijo. Cristo alude a esto cuando dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44). Jesús reiteró este punto al decir, “Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (v. 65).
Preparación de la novia
Cuando los hombres y las mujeres se casan, pasan mucho tiempo preparándose para un suceso tan importante. Como miembros de la Iglesia de Dios que esperamos con ansia casarnos con Cristo, también hay mucho que debemos hacer. Una parábola acerca del Reino de Dios nos da una lección importante acerca de estar preparados.
En Mateo 25 encontramos una parábola acerca de 10 vírgenes que se están preparando para recibir al novio. El texto dice: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!
“Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (vv. 1-13).
Los que han sido llamados por Dios y tienen el Espíritu de Dios se están preparando y alistándose para las bodas del Cordero. Esto se hace orando y estudiando la Palabra de Dios a diario y poniendo en práctica lo que aprendemos. Estas actividades nos ayudan a vivir vidas piadosas y nos preparan para ayudar a Jesucristo como “el Rey de reyes y Señor de señores” (1 Timoteo 6:15) cuando Él regrese a esta tierra. ¡Estas personas estarán creciendo en gracia y conocimiento para llegar a ser como Él!
La Nueva Jerusalén: el hogar de la esposa
El libro de Apocalipsis parece implicar que la Nueva Jerusalén es la novia de Cristo. “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:2, ver también los versículos 9-10). ¿Se casa Jesús con una ciudad o se casa con su Iglesia?
El apóstol Pablo escribe que la Iglesia es la esposa de Cristo: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo” (2 Corintios 11:2). Dios había inspirado previamente a Isaías el profeta a escribir de esta relación matrimonial entre Dios y su pueblo escogido (Isaías 54:5-6). La Biblia dice consistentemente que la esposa de Cristo es la Iglesia.
Consideremos ahora Apocalipsis 21:9-10: “Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios”.
El autor de Hebreos, que muchos eruditos creen que era Pablo, nos dice que los patriarcas esperaban una ciudad y que una ciudad celestial estaba siendo preparada para ellos (Hebreos 11:10, 16). Él continúa diciendo que la Iglesia está buscando la “Jerusalén la celestial” y “la [ciudad] por venir” (Hebreos 12:22; 13:14).
Las escrituras anotadas arriba dejan en claro que la esposa es la Iglesia y que la ciudad de la Nueva Jerusalén está siendo preparada para la esposa de Cristo. Ésta será la casa u hogar para su esposa eterna. Jesús se va a casar para siempre con la Iglesia de seres justos y eternos y no con la ciudad de la Nueva Jerusalén.
Cuando se lleva a cabo la cena de las bodas del Cordero
La Biblia muestra que Dios el Padre está en control de los eventos del tiempo del fin. Hablando de su regreso a la tierra, Jesús dijo que únicamente el Padre sabe “el día y la hora” (Mateo 24:36; Marcos 13:32). Cuando el Padre determine que el tiempo es el correcto, Jesucristo enviará entonces sus ángeles para juntar a “sus escogidos”—los santos que serán su esposa (Mateo 24:31).
Este grupo de personas fieles incluirá a los que estén con vida y a los que hayan muerto en el Señor (1 Tesalonicenses 4:16-17). Ellos serán cambiados a espíritu al regreso de Cristo (1 Corintios 15:50-53). Éste es el grupo selecto que será la esposa de Cristo y estará en la cena de las bodas del Cordero.