Las tendencias sociales pueden alejar a los jóvenes de la religión organizada, incluyendo la Iglesia que Jesús edificó. ¿Qué pueden hacer los cristianos más antiguos al respecto?
Muchos concuerdan en que el cristianismo se encuentra en peligro en el mundo occidental. En septiembre del 2022, un estudio del Centro de Investigación Pew analizó el acelerado ritmo en que los cristianos estadounidenses están dejando su fe tradicional “para unirse al creciente grupo de adultos estadounidenses que describen su identidad religiosa como atea, agnóstica o ‘nada en particular’”.
Los resultados de este estudio reflejan una tendencia continua. Cada vez más cristianos, especialmente los jóvenes adultos, están abandonando la fe de sus padres y abuelos. Y, aunque el estudio Pew se enfoca en los Estados Unidos, esta tendencia comenzó incluso antes en muchos otros países occidentales.
Las razones del abandono de la religión son variadas, pero un factor que generalmente no se considera es el hecho de que gran parte del cristianismo moderno se ha alejado de la verdad bíblica. (Para más información acerca de esto, lo invitamos a leer “¿Por qué el cristianismo está en decadencia?”.)
Quienes han dejado la religión de sus padres mencionan razones como el conocimiento de la evolución, ver a demasiados cristianos haciendo cosas no cristianas, la falta de convicción y la falta de tiempo para la iglesia y la religión.
El resultado final es evidente. El estudio Pew estima que “31 % de las personas criadas en el cristianismo lo dejan entre los 15 y 29 años, el tumultuoso período en que se concentran los cambios de religión”.
Y los cristianos que creen en la Biblia también pueden ser afectados por esta tendencia. Desde la fundación de la iglesia cristiana, las personas han tenido dificultades para permanecer fieles. El apóstol Pablo se sorprendió cuando algunos cristianos del primer siglo se alejaron de Dios para adoptar otras creencias (Gálatas 1:6), y estaba preocupado de que fueran “extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” por participar de otro evangelio o una versión corrupta de Jesús (2 Corintios 11:3-4).
Para los cristianos de mayor trayectoria, estas tendencias presentan un dilema doloroso. Escuchar que las generaciones más jóvenes están abandonando su fe y su camino de vida puede ser frustrante e inquietante.
¿Qué pueden hacer los cristianos más experimentados al respecto?
Transferencia generacional
La Biblia nos muestra que cada generación juega un papel crucial en traspasar la verdad a la generación próxima.
A los cristianos más antiguos: ustedes son vitales para la salud y la estabilidad de la Iglesia. Ustedes pueden tener un impacto enorme en la próxima generación.
Note la convicción del salmista: “Mandó a nuestros padres que lo hicieran conocer a sus hijos para que lo supiera la generación venidera y sus hijos que nacieran, para que los que surgieran lo contaran a sus hijos, para que pusieran en Dios su confianza y no se olvidaran de las obras de Dios, a fin de que guardaran sus mandamientos” (Salmos 78:5-7, Reina Valera Actualizada, énfasis añadido).
Éste es un modelo de transferencia generacional de conocimiento, verdad, esperanza y fe —las claves para tener una vida plena y satisfactoria. Es un modelo que apoya el importante papel de la guía familiar en enseñar a los hijos la forma correcta de vivir (Deuteronomio 6:6-9).
Si usted es un cristiano mayor, puede tener un poderoso impacto en los más jóvenes. La próxima generación —que navega por un mundo organizado para destruir la fe— necesita de su ayuda.
¿Qué puede hacer para tener ese gran impacto?
Establecer una relación
Para tener un impacto positivo en la próxima generación, primero deben existir relaciones apropiadas. Sea accesible. Esté dispuesto a iniciar una conversación con los más jóvenes.
Ésta es una responsabilidad de los cristianos de más edad. Al explicar la dinámica interna de la Iglesia cristiana, Pablo dijo que el cuerpo de los creyentes funciona mejor cuando está “bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:16, énfasis añadido).
Los cristianos más antiguos son coyunturas y miembros vitales del cuerpo. Los jóvenes necesitan consejo y modelos positivos; necesitan ejemplos reales de personas que han logrado conducir sus vidas según los mandamientos y las amonestaciones de Dios. Tito 2 nos da algunos ejemplos de lo que esto significa.
Para tener un impacto, esfuércese por construir y fortalecer relaciones con las generaciones más jóvenes. Involúcrese con los cristianos de menor edad de forma constructiva e intencional. Haga el esfuerzo de hacer amistades con los jóvenes y ser un buen consejero.
Un plan de acción
Dios nos señala un plan de acción para ayudar a los cristianos más antiguos a tener un impacto en la próxima generación. Es práctico, factible y claro.
En Salmos 145:4, el rey David nos anima diciendo: “Generación a generación celebrará tus obras”.
Esto es una responsabilidad. Los cristianos de más edad deberían marcar una diferencia en las vidas de los más jóvenes.
Y ¿por qué no? Los cristianos maduros han vivido y respirado la fe cristiana. Han enfrentado los desafíos que a veces trae la vida: angustia, desilusión, confusión, pruebas y adversidad. Han luchado y han vencido confiando en Dios, buscando hacer su voluntad día tras día y viviendo por fe. Esa experiencia, ese carácter y esa perspectiva es una reserva que puede alimentar a la próxima generación.
Un poco más adelante, David detalla un plan de acción para que las generaciones mayores tengan un impacto directo y poderoso acerca de las siguientes:
“Generación a generación… anunciará tus poderosos hechos… del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres, y yo publicaré tu grandeza. Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad, y cantarán tu justicia” (Salmos 145:4, 6-7).
Ésta es una transferencia generacional de conocimiento, experiencia y fe. Los cristianos más experimentados pueden y deberían esforzarse por cumplir este papel.
Analicemos cada paso de este plan de acción.
Anunciar sus hechos
El primer paso es anunciar los poderosos hechos de Dios.
Poderosos y maravillosos hechos.
Piénselo por un momento. Dios le está pidiendo que declare sus hechos a conciencia y claramente a la próxima generación.
La Biblia está llena de hechos poderosos de Dios. Hable acerca de esto con los más jóvenes.
También comparta su historia —cómo Dios trabajó en su vida, el milagro de su llamamiento (Juan 6:44) y el conocimiento práctico que ha adquirido acerca de cómo vivir. Hable acerca de ejemplos concretos y personales en los que ha visto la mano de Dios.
Muchos abandonan la fe porque abandonan su creencia en Dios. Comparta su convicción y ejemplos de cómo Dios ha intervenido directamente para responderle una oración o hizo un milagro en su vida. Hábleles a los jóvenes acerca de esas experiencias.
Opóngase a las ideas que demeritan a Dios hablando de los poderosos y maravillosos hechos del Creador en su vida.
Publicar su grandeza
El siguiente paso es declarar la grandeza de Dios.
La sociedad intenta elevar casi todo por sobre Dios. Esto sin duda es desalentador, pero no es nada nuevo (Romanos 1:18-32).
El glamour, las apariencias, el intelecto, los logros profesionales o sociales y los desafíos personales han suplantado a Dios en la escala de grandeza para gran parte de la sociedad. Los jóvenes necesitan ver y escuchar a la contraparte.
La grandeza de Dios, reflejada en su majestad y poder, es increíble. Gran parte de ella es accesible para nosotros por medio de la creación visible (vv. 19-20). Sin embargo, Dios invita a las generaciones antiguas a declararla.
Así que declare su grandeza —con frecuencia y con valentía. Inicie conversaciones acerca de cómo la grandeza de Dios se manifiesta en las complejidades de la creación. Hable acerca de la grandeza del plan de Dios para la familia humana. Comente los increíbles resultados de escoger la obediencia a Dios en lugar de conformarnos a las normas sociales (Romanos 12:1-2).
Declarar la grandeza de Dios les ofrece a los jóvenes la perspectiva equilibrada que necesitan.
Proclamar su bondad
El siguiente paso es “[proclamar] la memoria de [su] inmensa bondad” (Salmos 145:7).
Éste es un punto vital en nuestra sociedad occidental. Dios a menudo se describe como un anciano, cansado, crítico, desactualizado e irrelevante.
Pero, si bien Dios tiene estándares y expectativas para el comportamiento humano, no es el tirano insensible y abusivo que algunos de sus críticos intentan mostrar.
Cristianos más antiguos: son ustedes quienes pueden cerrar esa brecha. Ustedes han experimentado la bondad de Dios; han visto su ternura al contestar oraciones; han sido testigos de su fidelidad para proveer aliento.
Compartan esas historias y esa perspectiva. Sean lo suficientemente vulnerables como para compartir esos momentos y experiencias personales en que la bondad de Dios hizo una diferencia real para ustedes.
Muéstrenles a los jóvenes cómo perciben a Dios. Ayúdenlos a rechazar la versión falsa de un Dios estricto, distante y corrupto que la sociedad busca promover y háganles ver la naturaleza paciente, misericordiosa, comprometida y reconfortante de Dios, hablándoles de su gran bondad.
Cantar su justicia
La instrucción de Salmos 145 es cantar la justicia de Dios.
La justicia de Dios se ve reflejada en su ley y el camino de vida descrito en la Biblia (Salmos 119:172).
Desde el jardín de Edén, Satanás ha promovido la idea de que las leyes de Dios —que definen la justicia— son restrictivas e impiden que el ser humano alcance su potencial. Es tentador, especialmente para los jóvenes, pensar que los límites que Dios establece son gravosos, aunque realmente no lo son (1 Juan 5:3).
Los cristianos más antiguos pueden oponerse a esta idea cantando la justicia de Dios.
Esto no significa andar por ahí cantando himnos constantemente. Es algo que tiene que ver con nuestra actitud. Cantar la justicia de Dios implica tener una actitud de gozo con respecto a la ley y las expectativas de Dios.
Considere a Pablo y Silas. En Hechos 16, fueron arrestados, golpeados y encarcelados (¡eso sí que fue un día difícil!); “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios” (Hechos 16:25, énfasis añadido). ¡Qué ejemplo tan motivador de gozo en el servicio para Dios!
Tener una actitud positiva es importante porque las actitudes son contagiosas. Tenga una actitud de gozo (no tristeza) acerca de la justicia de Dios. En medio de la maldad y la amargura de este mundo, los cristianos de más edad deberían ser el modelo de una actitud de emoción e ilusión por la vida cristiana.
Tenga gozo. Anime. ¡Cante la justicia de Dios!
Un legado duradero
Cristo prometió que su Iglesia permanecería hasta el fin de los tiempos (Mateo 16:18). Cristianos más antiguos: ustedes son vitales para la salud y la estabilidad de la Iglesia.
Ustedes pueden tener un impacto enorme en la próxima generación.
Involúcrense. Sigan el plan detallado en Salmos 145:4-7. Usen la fuerza de su impacto para ayudar a que los jóvenes “pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios; que guarden sus mandamientos” (Salmos 78:7).