Muchas de las bases de nuestra sociedad se están desmoronando. ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo evitar que estos inquietantes cambios nos distraigan y cómo enfocarnos en el futuro?
Cambio.
Es una palabra simple, pero implica muchas cosas.
Dependiendo del contexto, algunos lo avalan, otros no. Algunos lo niegan, otros lo celebran.
El cambio es inevitable. A medida que crecemos y maduramos, muchas cosas cambian: nuestro cuerpo, nuestras preferencias de comida, moda y música, e incluso nuestros conceptos de familia y comunidad.
A veces el cambio ocurre a escala masiva y algunas cosas parecen cambiar de la noche a la mañana. La destrucción del templo judío en el año 70 d.C. La implosión del Imperio Romano. La caída del muro de Berlín. Todos estos eventos alteraron tradiciones, normas, expectativas y planes a gran escala.
Esto puede ser inquietante y perturbador.
Vivimos en una época de cambios grandes y significativos y la turbulencia que vemos en diferentes lugares del mundo puede generarnos incertidumbre y ansiedad. ¿Cómo deberían reaccionar los cristianos?
El dilema de David
En Salmos 11, vemos al rey David haciéndose esta pregunta. Luego de iniciar con una valiente declaración de fe, “En [el Eterno] he confiado” (Salmos 11:1), David se dirige a quienes le aconsejaban huir y esconderse.
“¿Cómo decís a mi alma, que escape al monte cual ave? Porque he aquí, los malos tienden el arco, disponen sus saetas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón” (vv. 1-2).
La escena es desalentadora. Los enemigos estaban tramando secretamente atacar a los rectos de corazón.
Luego David hace una pregunta desgarradora: “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?” (v. 3).
¿Cuáles fundamentos?
David no se refería a las verdades, las leyes o los mandamientos eternos, ni al carácter inmutable de Dios. Estos fundamentos no pueden ser cambiados, alterados ni destruidos.
Vivimos en un tiempo cuando muchas de las bases de la sociedad están siendo atacadas y, en algunos casos, destruidas.
Si bien el Salmo 11 no lo especifica, David al parecer hablaba de los fundamentos de la sociedad: las relaciones y prácticas comunales que fomentaban la cohesión, un sentido de conexión y estabilidad.
Toda sociedad o cultura tiene fundamentos y cuando esos fundamentos se debilitan, se cambian o se destruyen, los ciudadanos se ven en un dilema.
En nuestras sociedades modernas, muchos de los fundamentos compartidos se están erosionando con rapidez, especialmente en el mundo occidental. Entre ellos:
- El matrimonio y la familia. Durante milenios, la estructura familiar ha sido la base del orden social. Pero a lo largo de la historia del mundo, especialmente en la sociedad occidental, este fundamento está cambiando y siendo destruido.
- La ley y el orden. La mayoría de las civilizaciones dependen de un protocolo aceptado de ley y orden. Incluso si el sistema es imperfecto (como ocurre comúnmente en los regímenes corruptos), la población general entiende cómo se administra la justicia. Pero en gran parte de occidente, los sistemas nacionales de ley y orden se están erosionando.
- Urbanidad. Las expectativas culturales de cortesía, respeto por los padres y los mayores, y deferencia a las autoridades, están desapareciendo rápidamente de la sociedad. El tránsito vehicular violento y la vulgaridad general ilustran este declive.
- Moralidad. Muchas sociedades tienen una expectativa moral de sus ciudadanos generalmente aceptada. Pero en la práctica, conceptos como la honestidad y la integridad se están debilitando y están siendo desechados.
- El orden mundial tradicional. Muchas de las alianzas históricas que sostenían cierto grado de estabilidad están cambiando.
¿Qué pueden hacer los justos?
Si son destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?
Ésta sigue siendo una pregunta relevante para los cristianos en progreso en la actualidad. Analicemos cuatro respuestas apropiadas.
1. Permanecer cerca de Dios.
Ésta debería ser una respuesta natural para los cristianos. Sin embargo, el caos, el estrés y la confusión de los tiempos pueden desestabilizar esta relación fundamental.
Los sentidos físicos pueden abrumar nuestra perspectiva espiritual, como se ilustra en 2 Reyes 6:11-17. El sirviente de Eliseo se sobrecogió al ver el ejército físico que rodeaba a su pueblo; en ese momento de tensión, necesitaba y recibió un recordatorio milagroso de la presencia de Dios.
La destrucción de los fundamentos da paso a momentos de vulnerabilidad. Los cristianos pueden experimentar presión y sentirse tentados a transigir con su fe o abandonarla.
Una de las claves para navegar con éxito los tiempos cruciales en que los fundamentos se derrumban es fortalecer nuestra relación con Dios.
Esto siempre ha sido una realidad. Piense en la reacción de Ester cuando los judíos fueron amenazados con una aniquilación: “Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente” (Ester 4:16).
La respuesta de Ester a la destrucción de sus fundamentos fue acercarse a Dios. Esto se logra por medio de la oración, el estudio, la meditación, el ayuno y la convivencia cristiana.
2. Perseverar en la justicia.
¿Qué ha de hacer el justo?
La pregunta de David se enfoca en los justos. Los cristianos no somos perfectos en justicia, pero nuestro estilo de vida y perspectiva del mundo deberían estar alineados con los de Dios. Le invtamos a leer “Cómo ser justos” si desea más información al respecto.
Por la gracia de Dios y a través de la justicia, los cristianos en progreso pueden ser justos. Esto requiere que voluntariamente sometamos nuestros pensamientos, deseos y acciones a la voluntad y dirección de Dios.
Cristo les dijo a sus seguidores: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). El contexto habla acerca de nuestras preocupaciones físicas, como protección, comida, vestido y refugio (vv. 25-32). Jesús estaba diciendo que los cristianos deben permanecer en un estado de crecimiento constante, buscando la justicia de Dios.
Satanás, el adversario de quienes siguen a Jesús (1 Pedro 5:8), intentará usar el caos y la confusión para desorientarnos, tratando de socavar la verdad, nuestra convicción y nuestra fe. En situaciones donde los fundamentos de la cultura, la sociedad y la política se destruyen, puede ser incluso más difícil practicar la justicia.
Durante esos momentos difíciles y desesperanzadores, la luz de la obediencia a Dios de los cristianos parecerá más brillante y llamará más la atención. Y esa atención puede ser sobrecogedora.
Pablo les recordó a los cristianos en Roma: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21). Los fundamentos pueden desmoronarse a nuestro alrededor, pero los cristianos en progreso debemos seguir buscando la justicia.
3. Esforzarse por vivir en paz con todos.
Cuando los fundamentos sociales y culturales se quiebran o desmoronan, los humanos a menudo comienzan a acusar o atacar a otros. La violencia se vuelve común. Horrores como el genocidio de Ruanda en los noventa y la constante violencia en Myanmar son ejemplos aleccionadores de lo rápido que la sociedad puede deteriorarse.
Pablo, en su carta para la congregación que vivía en Roma durante el reinado de Nerón, les recordó a los cristianos que buscaran la paz. “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18).
La frase “estad en paz” implica cultivar la paz de forma constante y continua. Deberíamos facilitar la paz proactivamente: cultivar la paz, cuidando de ella y manteniéndola, crear un ambiente donde la paz pueda florecer.
Este consejo se repite en Hebreos 12:14-15: “seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios”.
A pesar de la injusticia y el mal de la sociedad, los cristianos debemos esforzarnos por tener paz. “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad” (1 Timoteo 2:1-2).
4. Aferrarnos a otros cristianos.
Cuando los fundamentos sociales y culturales tambalean, los cristianos deben profundizar y fortalecer sus relaciones con otros seguidores fieles de Jesucristo.
Un regalo que Jesucristo les ofrece a sus seguidores es la seguridad de la Iglesia de Dios (Mateo 16:18). Para más información acerca de la Iglesia de Dios, lo invitamos a leer nuestro folleto ¿Dónde está la Iglesia que Jesucristo edificó?
La Iglesia de Dios —descrita como el Cuerpo de Cristo— debe estar entrelazada (Efesios 4:16). Este grupo organizado de creyentes ofrece ánimo, apoyo y comunidad. Cuando los fundamentos se destruyen, los cristianos pueden beneficiarse de la estabilidad de una congregación (Hebreos 10:24-25).
Como cristianos en progreso, tenemos el deber de fomentar y hacer que crezca la convivencia cristiana. Esto implica acercarnos los unos a otros con humildad, afecto y generosidad (Romanos 12:10-13).
Los fundamentos morales se están derrumbando
Vivimos en un tiempo cuando muchas de las bases de la sociedad están siendo atacadas y, en algunos casos, destruidas. Tiempos como estos pueden ser muy difíciles y dejan vulnerable al pueblo de Dios. Si son destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?
David responde esta pregunta con algunas observaciones animadoras: “[El Eterno] está en su santo templo; [el Eterno] tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres” (Salmos 11:4). Debemos animarnos sabiendo que Dios es siempre fiel. La justicia vendrá por su mano (vv. 5-6).
David concluye con una visión del futuro para quienes perseveren fielmente durante los tiempos difíciles: “Porque [el Eterno] es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro” (v. 7).
Si desea leer más acerca del increíble futuro que Dios le ofrece a la humanidad, lo invitamos a leer “El propósito del hombre”.
Como cristianos en progreso, no nos dejemos distraer por los inquietantes cambios en la sociedad y la cultura a nuestro alrededor. En cambio, tengamos en mente estos cuatro puntos para mantener nuestro enfoque en el maravilloso futuro que Dios promete.