De la edición Septiembre/Octubre 2021 de la revista Discernir

Tres formas en que el mundo cambió desde septiembre del 2001

Los ataques terroristas del 9/11 desencadenaron tendencias que siguen transformando al mundo 20 años después. ¿Cuáles son las implicaciones proféticas?

Muchos recuerdan exactamente dónde estaban cuando escucharon la noticia de los ataques al Centro Mundial de Comercio el 11 de septiembre del 2001. Las imágenes de los dos aviones estrellándose contra las torres gemelas y el enorme aguajero que un tercer avión dejó en el Pentágono quedaron grabadas en sus mentes para siempre.

También recuerdan el humo que dejó el choque del cuarto avión en un área rural de Pennsylvania. Los pasajeros del vuelo United Airlines 93 atacaron la cabina de mando donde los secuestradores intentaban dirigir el avión hacia Washington, D.C., y sus valientes actos aún suscitan orgullo y una profunda tristeza por sus muertes.

Estos eventos cambiaron el mundo de tal forma que aún se siente 20 años después. Veamos tres formas en las que el mundo cambió tras los ataques del 9/11.

1. La seguridad se ha vuelto primordial.

En gran parte del mundo, la seguridad antiterrorista se ha convertido en un aspecto central de los esfuerzos gubernamentales. En los Estados Unidos, el terrorismo condujo a la creación del Departamento de Seguridad Nacional. Además, la Administración de Seguridad del Transporte se expandió para verificar la identificación de los pasajeros antes de viajar y registrarlos en busca de armas. Esta clase de monitoreo ahora es común en todo el mundo.

Según Fred Burton, vicepresidente de inteligencia en Stratfor: “Los viajes aéreos comerciales son más seguros ahora, a pesar de las amenazas terroristas. Los secuestros y bombardeos impresionantes en vuelos comerciales durante las décadas de los setenta y ochenta forzaron la primera ola de cooperación antiterrorista a nivel mundial. Luego, los ataques del 9/11 obligaron a buscar una seguridad más holística, tecnología para detectar explosivos y el intercambio internacional de inteligencia acerca de amenazas y los pasajeros de vuelos comerciales”.

Estos esfuerzos de seguridad han dado paso a métodos de recolección de datos mucho más intrusivos, con softwares de reconocimiento facial, cámaras de vigilancia y la supervisión de todo lo que se transmite en formato digital.

El señor Burton explica cómo la tecnología biométrica fue impulsada por los ataques del 2001: “el 9/11 provocó un cambio de paradigma, al punto de que se requirió esta clase de tecnología... Cuando comienzas a ver esto desde una perspectiva netamente táctica, comprobar quién eres, comprobar tu identidad es crítico. El propósito es identificar a ese potencial terrorista suicida, ese fugitivo entre los diez más buscados o ese individuo que intenta eludir una frontera”.

El señor Burton da un ejemplo de la urgencia de implementar esta tecnología con las enormes olas de inmigración y refugiados que Europa ha recibido. “¿Cómo determinar si esa persona frente a ti es o no [parte de] Ansar al-Sharia o al-Shabab?”, pregunta.

Los problemas de seguridad también han fomentado la proliferación de drones, grandes y pequeños. El señor Burton dice que la capacidad de vigilar con drones ya sea a un blanco potencial o sólo para observar y proteger a individuos en un ambiente de alto riesgo, es “ciertamente uno de los desarrollos clave desde el 9/11”.

2. Una nueva clase de guerra continúa.

En respuesta a los ataques del 9/11, los Estados Unidos y una coalición de aliados enfrentaron a los talibanes en Afganistán, y luego invadieron Irak. Estas intervenciones no fueron rápidas ni predecibles. Los conflictos se han alargado. Y otros países occidentales, como el Reino Unido y Francia, también están involucrados en misiones antiterroristas en África del norte, el Medio Oriente y Asia.

Los conflictos se han descentralizado y desconectado, movidos más por ideologías que por una estructura de comando organizada.

El ganador del premio Pulitzer, Mark Mazzetti, escribe en su libro The Way of the Knife [El camino del puñal]: “Gran parte de la nueva guerra se libraría en los rincones oscuros del mundo, lejos de las zonas de guerra declaradas. No sería en nada parecido a las luchas de infantería del siglo XIX, la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial o las batallas de tanques de la Segunda Guerra. El Pentágono necesitaba comenzar a enviar soldados adonde —por ley y tradición— sólo se les permitía ir a los espías” (p. 20).

Además, con la aparición de ataques de “lobos solitarios”, a menudo guiados por ideologías políticas o religiosas, muchos lugares que antes eran seguros dejaron de parecerlo. Esta clase de ataques es casi imposible de predecir y, por lo tanto, de prevenir. No hay un final a la vista.

3. Aumento de la polarización social.

El periodista Angelo Young explica: “Inmediatamente después del 11 de septiembre del 2001, parecía que los estadounidenses habían dejado a un lado sus diferencias para alinearse tras la bandera, motivados por un objetivo común…

“Pero esa unidad duró poco, y las rivalidades tradicionales, el estancamiento político y el partidismo reaparecieron. Obviamente, los desacuerdos acerca del cambio climático y los bonos escolares existían antes, pero las diferencias se acentuaron tras el 9/11. Es cierto que las redes sociales han tenido un efecto agravante en el debate público, pero problemas decisivos en cuanto a las políticas migratorias, la percepción de los musulmanes y el islam, y la relación de Estados Unidos con el resto del mundo parecen haber sido influenciados por los ataques del 2001”.

La polarización política amenaza la cohesión social de los países, pero también su reputación y eficacia internacional. En la revista Foreign Affairs, Rachel Myrick dice: “Observando la polarización política evidenciada en el período previo a las elecciones presidenciales de Estados Unidos 2020, el ex primer ministro noruego Gro Harlem Brundtland expresó que muchos líderes europeos ‘ya no darán por sentado la confiabilidad de Estados Unidos, incluso en cosas básicas’.

“Estos miedos son válidos. Si bien la política exterior tradicionalmente ha estado aislada de la polarización política, ya no es así. Los estadounidenses están más divididos que nunca en temas como el multilateralismo, el cambio climático y el terrorismo. El consenso bipartidista acerca de política exterior que existía entre los votantes y los políticos que eligieron se está erosionando. Pero lo que es aún peor, la polarización ha generado grandes y subestimadas consecuencias en la capacidad de los Estados Unidos para ejecutar políticas exteriores al deteriorar un pilar clave de su poder: su reputación de estabilidad, credibilidad y confiabilidad”.

¿Qué auguran estas tendencias?

Los ataques del 11 de septiembre cambiaron al mundo, en gran parte para mal. Pero podemos estar agradecidos porque se acerca otro cambio infinitamente superior.Estos tres cambios podrían ser la antesala de varias profecías de la Biblia para el tiempo previo al regreso de Cristo. La vigilancia intrusiva de los gobiernos en nombre de la seguridad bien podría conducir a un control gubernamental más estricto en muchos países alrededor del mundo. El fantasma de un estado opresivo al estilo 1984 es más fácil de imaginar ahora que antes del 9/11. El miedo puede llevar incluso a que pueblos libres acepten una autocracia a cambio de seguridad y orden, como ocurrió en Italia y Alemania en la década de los treinta.

El libro de Apocalipsis predice el surgimiento de un gran líder político y militar llamado “la bestia”, quien dominará gran parte del mundo. “Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:7-8).

Cada vez se acepta más vigilancia gubernamental y esto seguramente es un paso más hacia ese futuro. Vea nuestro artículo: “¿Quién es la bestia?”.

Las personas seguirán anhelando seguridad en un mundo cada vez más inseguro. Esto también fue profetizado: “Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Tesalonicenses 5:1-3).

La nueva clase de guerra sin fin concuerda con la profecía de Jesús acerca de “guerras y rumores de guerras” (Mateo 24:6). Todo lo que el público sabe acerca de los soterrados conflictos actuales es por rumores, pues muchas verdades permanecen clasificadas. Vea nuestro artículo “Señales de los tiempos”.

La polarización finalmente conducirá a un colapso social antes de que la bestia tome el poder. Como dijo Jesucristo, “si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer” (Marcos 3:25). Los Estados Unidos y otros países occidentales están cada vez más divididos contra sí mismos en cuanto a muchos problemas; y a medida que el mundo se aleja de Dios y confía en su propia voluntad, los conflictos civiles traerán debilidad y destrucción (vea nuestro folleto: Estados Unidos, Gran Bretaña y la Mancomunidad en la profecía).

Otro cambio por venir

Los ataques del 11 de septiembre cambiaron al mundo, en gran parte para mal. Pero podemos estar agradecidos porque se acerca otro cambio infinitamente superior.

La humanidad llegará a un punto en el que, si Dios no interviniera, nadie sobreviviría (Mateo 24:22). Pero Dios sí intervendrá y pondrá fin a la violencia y las matanzas. Entonces, las personas ya no estarán motivadas por el miedo, sino que vivirán en confianza y paz.

“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9).

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