El papado es una de las instituciones más antiguas y con mayor influencia en el mundo, con un impacto profundo en la historia. Descubramos su increíble papel en la profecía bíblica.

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Cuando se elige un nuevo papa, el mundo observa de una manera especial. El humo de la Capilla Sixtina capta toda la atención global: el humo negro significa que no hubo consenso entre los cardenales; el humo blanco es una señal de que ha sido escogido un nuevo papa.
Esta dramática tradición se desplegó nuevamente en la ciudad del Vaticano el pasado mayo, cuando el mundo esperaba el sucesor del papa Francisco I, el nuevo líder de la denominación cristiana más grande del mundo.
Ningún otro oficio, ningún otro puesto religioso o institución capta más la atención del mundo como la Iglesia Católica lo hace cuando elige un nuevo papa.
Después de dos días de deliberación, se vio cómo el humo blanco volaba al espacio y el mundo entonces fijó los ojos en el balcón esperando al cardenal que iba a presentarse ante la jubilosa muchedumbre para oírles decir “Viva il papa” —viva el papa.
Un papa americano
Después de este anuncio quedó muy claro que ese nuevo papa marcaba una primicia histórica: era estadounidense.
Muchos se sintieron sorprendidos por la elección del cardenal Robert Prevost quien escogió el nombre como papa de Leo XIV. Nacido en Chicago en 1955, de parientes de descendencia española y francoitaliana, él servía como un monaguillo y fue ordenado en 1982. Más tarde estuvo sirviendo en Perú por dos décadas.
Cuando un nuevo papa elige su nombre, esto refleja el legado que él pretende sostener, al escoger el nombre de Leo —latín para león— se alineó con el papa Leo XIII que fue el encargado de conducir a la Iglesia durante las revueltas sociales de la revolución industrial, un período de acelerados cambios.
Muchos vieron esta elección como un punto importante especialmente a la luz de la creciente dificultad que hay con la Iglesia católica y la inestabilidad que vivimos a nivel global. Las divisiones políticas y religiosas continúan causando grandes problemas y el nuevo papa asumió su papel en medio de muchísimos desafíos, incluyendo el período posterior a una elección llena de contención en Estados Unidos y una situación a nivel mundial cada vez más peligrosa.
Algunos ven la elección papal como un momento fundamental de la civilización occidental —uno que puede ayudar a alejar el mundo del abismo. Debido a sus raíces americanas y a sus estrechos vínculos con Estados Unidos, el nuevo papa pronto fue invitado a visitar su país natal.
Leo, una historia de grandes levantamientos
El papa Leo XIV asume el liderazgo en un momento en que hay un torbellino importante en la Iglesia Católica. La Iglesia está profundamente dividida —atrapada entre los tradicionalistas y aquellos que quieren un enfoque más moderno, más inclusivo. También tiene que afrontar escándalos que están sucediendo actualmente y que incluyen el abuso sexual, un mal comportamiento financiero y ciertos asuntos con el banco del Vaticano.
La Iglesia Católica tiene una larga historia de haber influido en los asuntos civiles moldeándolos a su antojo para tratar de asegurar que la Iglesia pueda mantener un control cada vez más creciente sobre la vida de las personas. La profecía bíblica indica que la Iglesia volverá nuevamente a desempeñar un papel trascendental antes de que Cristo regrese a esta Tierra.
Más allá de los desafíos internos, la Iglesia debe ahora saber cómo navegar ante varias crisis globales importantes; la situación de la inmigración europea, guerras en Ucrania y Gaza, las relaciones estancadas con los Estados Unidos, una polarización política creciente y el impacto que se está manifestando rápidamente con la inteligencia artificial.
El nombre Leo figura en la historia papal y está asociado con líderes que guiaron a la Iglesia católica en medio de épocas de grandes problemas y cambios.
Papa Leo I, o Leo el Grande, condujo a la Iglesia a través de algunos desafíos teológicos fundamentales después de ser elegido en el año 440 d.C. En el concilio de Calcedonia en el año 451, su carta en la que afirmaba la naturaleza dual de Cristo, lo inspiró a decir: “Pedro ha hablado a través de Leo” —con lo cual se solidificó la autoridad papal. Él también se reunió con Atila el Huno y lo persuadió para que salvara a Roma de la destrucción.
Papa Leo III, elegido en el año 795, famoso por haber coronado a Carlomagno como emperador en el 800, fecha que se acepta como el nacimiento del Sacro Imperio Romano. En reciprocidad, Carlomagno defendió la Iglesia y reforzó su autoridad. Conocido como el “Padre de Europa”, Carlomagno unió a buena parte del mundo de la Europa Occidental con la Iglesia Católica Romana, aunque en algunas ocasiones empleó la fuerza —dándole a los pueblos paganos la oportunidad de convertirse o morir.
Papa Leo IX, empezó su papado en el 1049, tuvo que enfrentar un desafío importante a la autoridad romana de parte del Imperio Romano Oriental (Bizantino). El patriarca de Constantinopla aseguró que su autoridad era igual a la del papa y era independiente de Roma.
Las tensiones se agravaron porque había diferencias en la liturgia y en la teología. Estas disputas condujeron al gran sismo del 1054 cuando los representantes del papa excomulgaron al patriarca de Constantinopla, lo cual originó la división entre los Ortodoxos Orientales y la Iglesia Católica Romana.
Papa Leo X, elegido en 1513, guio a la Iglesia durante la Reforma Protestante, cuando Martín Lutero denunció su corrupción —especialmente en el tema de las indulgencias y la salvación por obras. Lutero afirmaba que la salvación venía únicamente por fe y eso condujo a otro cisma y a su excomulgación, debido a que había dividido a los católicos y protestantes y esa división continúa hasta el presente.
Los diferentes papas Leos a través de la Iglesia han sido reconocidos por haber reforzado la autoridad del papado.
León XIII reafirma la autoridad del papa
El predecesor del papa Leo XIII (1878-1903) vio la dificultad causada por la revolución industrial. Fue conocido por reafirmar la absoluta autoridad de la Iglesia Católica tanto en los asuntos civiles como en los eclesiásticos.
Veamos algunas citas de sus escritos:
- “Pero el maestro superior de la Iglesia es el pontífice romano. La unión de mentes por lo tanto requiere que todos tengan un acuerdo perfecto en una fe, completo sometimiento y obediencia a la voluntad de la Iglesia, al pontífice romano como al mismo Dios” (Acerca de los cristianos y los ciudadanos, 1890, sección 22).
- “Nosotros mantenemos en esta tierra el lugar del Dios Todopoderoso” (La reunión de la cristiandad, 1894).
- “Nosotros definimos (declaran los padres del Concilio de Florencia) que el santo y apostólico y pontífice romano, retiene la primacía de la cruz, en todo el mundo y que el mismo pontífice romano es el sucesor de San Pedro, el príncipe de los apóstoles, un verdadero vicario de Cristo, la cabeza de toda la Iglesia, y el padre y maestro de todos los cristianos; y que todo el poder le ha sido dado a él” (Acerca de la unidad de la Iglesia, 1896, sección 13).
La Iglesia Católica tiene una larga historia de haber influido en los asuntos civiles moldeándolos a su antojo para tratar de asegurar que la Iglesia pueda mantener un control cada vez más creciente sobre la vida de las personas. La profecía bíblica indica que la Iglesia volverá nuevamente a desempeñar un papel trascendental antes de que Cristo regrese a esta Tierra.
Un Imperio Romano resucitado
La historia muestra que la Iglesia Católica ha ido perdiendo fuerza y poder con los siglos. Históricamente, su punto máximo de poder e influencia se ha dado durante los reavivamientos del Imperio Romano, ese imperio que marcó su ascenso. Este fenómeno no es muy bien comprendido por muchos, pero está profetizado en la Biblia.
El libro de Daniel describe cuatro imperios fundamentales representados por el oro, la plata, el bronce y el hierro en una estatua (Daniel 2:32-44). Estos imperios comenzaron con Babilonia (v. 38), seguido por el Imperio Medo Persa (Daniel 5:28, 6:28, 8:20), luego el Imperio Greco Macedonio (Daniel 8:21) y finalmente el Imperio Romano (Daniel 11:3).
El Imperio Romano que era representado por las piernas de hierro de la estatua, continuará en varias formas hasta que Cristo regrese (Daniel 2:42-44). (Si desea aprender más, lo invitamos a leer “Daniel 2 el sueño de Nabucodonosor”.)
Estos cuatro imperios también son representados como cuatro bestias, un león rugiente, un oso con tres costillas en su boca, un leopardo de cuatro cabezas, y una bestia con diez cuernos (Daniel 7:4-7). La bestia del final se describe como: “muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos” (v. 7).
La bestia romana sobresale de los otros imperios debido a que tiene diez cuernos. De una manera diferente a los otros imperios, el Imperio Romano sería revivido 10 veces después de su caída. Con la cuarta resurrección, la Iglesia Católica volvió a tener influencia política sobre el imperio.
Hasta el momento el Imperio Romano ha experimentado nueve resurgimientos que están relacionados con:
- Los vándalos (429-533).
- Los hérulos (476-493).
- Los ostrogodos (493-554).
- Justiniano (554).
- Carlomagno (800).
- Otón el grande (962).
- Carlos V (1520).
- Napoleón (1804).
Desde Garibaldi hasta Hitler y Mussolini (1870-1945).
Aunque la décima resurrección del Imperio Romano todavía no ha dejado su huella en el escenario mundial parece que poco a poco va moldeando una Europa actual muy moderna.
Otra diferencia fundamental entre el Imperio Romano y sus predecesores es el surgimiento de un pequeño cuerno descrito en Daniel 7:8: “tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas”. Esta figura más tarde aparece como algo que hace guerra contra los santos, habla blasfemias contra el Altísimo, trata de cambiar los tiempos y la ley y sin descanso persigue a la Iglesia verdadera de Dios (vv. 21, 25).
Todas estas acciones describen un poder religioso que se opone a Dios, su verdad y su pueblo. La historia revela que antes de que el Imperio Romano colapsara, surgió una nueva fuerza espiritual dentro del imperio, la Iglesia Católica Romana. (Si desea profundizar en este tema lo invitamos a leer “Daniel 7: cuatro bestias y un cuerno pequeño” y “¿Quién es la bestia?”.)
La Iglesia Católica se embarcó en una guerra “contra los santos” a través de las inquisiciones, que estaban destinadas a eliminar creencias bíblicas que se opusieran a sus doctrinas. Muchas de sus doctrinas —tales como la transustanciación, la adoración de la eucaristía, el bautismo de niños, el purgatorio, orar a los santos y venerar a María— claramente no se encuentran en la Biblia. Históricamente, aquellos que mantuvieron las enseñanzas bíblicas en oposición a la Iglesia Católica Romana fueron catalogados como herejes y declarados anatemas.
La Iglesia Católica “habló palabras infladas” contra Dios haciendo reclamos blasfemos acerca de la autoridad que sólo se aplican a Dios mismo. Ella afirma que tiene poder para perdonar pecados, hablar infaliblemente, dar la salvación o la condenación y ejercer autoridad sobre los gobiernos. Considera que sus tradiciones tienen un peso divino. El papa afirma ser “el vicario de Cristo” (aquel que actúa en lugar de Cristo) y afirma ostentar títulos que sólo le pertenecen a Dios, tales como “Santo Padre” (Mateo 23:9).
La Iglesia Católica cambió los tiempos y la ley al afirmar que tenía la autoridad para cambiar el día de adoración del séptimo día (sábado) al domingo, ridiculizando el verdadero sábado de Dios, afirmando que es judío. También ha reemplazado la Pascua bíblica y otras fiestas anuales de Dios con festivales paganos como la Pascua Florida, la Navidad y varios días de algunos santos.
Este mismo poder religioso del “pequeño cuerno” se describe como: “La madre de las rameras” (Apocalipsis 17:5), una mujer infiel con sus hijas prostitutas —éstas son otras Iglesias que tienen y enseñan falsas doctrinas similares. Ella es descrita como “la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra” (v. 18), lo cual es una clara referencia a Roma.
Una iglesia de confusión
El papa Leo XIV llega al escenario después de un período de tensión y debate que se presentó con su predecesor. El papa Francisco, quien trató de modernizar la Iglesia Católica restringiendo la misa en latín, adoptó un tono más inclusivo y progresista en especial hacia la comunidad LGBTQ+.
La Iglesia Católica no es ajena a la corrupción; en Apocalipsis 17:5 la ramera es llamada “BABILONIA LA GRANDE” —un nombre que traza sus raíces hasta Babilonia, que significa “confusión” y la torre de Babel, el símbolo original del orgullo y la división de la humanidad. Irónicamente, el papa Leo XIV, hizo un llamado para que los medios de comunicación "sacaran al mundo de semejante torre de Babel" eliminando de su cobertura de la Iglesia Católica Romana el discurso de odio y promoviendo la unidad.
Apocalipsis 13:11 describe “otra bestia”, con “dos cuernos como un cordero, pero habla como un dragón”. La comparación con un cordero sugiere que la bestia aparenta ser como Jesucristo, el verdadero cordero de Dios (Juan 1:29-36; Apocalipsis 12:11; 13:8; 17:14). Sin embargo, en lugar de hablar las palabras de Cristo, hablaba palabras inspiradas por “el gran dragón” (Apocalipsis 12:9).
Jesús también advirtió acerca de ese engaño: “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:5).
A medida que Europa se mueve para reafirmarse como un poder global, seremos testigos de la resurrección final del Sacro Imperio Romano, con la Iglesia Católica Romana nuevamente en ascenso hasta alcanzar la preeminencia. Así como ha influenciado los imperios antiguos, la Iglesia desempeñará un papel fundamental en esta formación. Su oposición a la verdad de Dios cada vez será más intensa, hasta culminar con el regreso de Cristo.
¿Qué papel va a desempeñar el nuevo papa en estos desarrollos proféticos que faltan por ser cumplidos? Manténgase alerta observando todos los eventos que se están desarrollando en Europa y en el Vaticano.