De la edición Noviembre/Diciembre 2017 de la revista Discernir

¿Reconocería usted al Anticristo?

La manera de identificar a este nefario individuo ha sido un enigma durante casi 2.000 años. ¿Qué nos dice la Biblia acerca de su malvado carácter?

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Anticristo.

El solo nombre ya es escalofriante para todo cristiano. Nos trae a la mente pesadillas de un líder carismático, con mucho poder y gran capacidad de persuasión, que se ganará el corazón y la mente de la mayoría del mundo. Según las ideas populares (que generalmente tienden a combinar diferentes personajes bíblicos), tras ese engañoso encanto se esconderán imágenes macabras de chips implantados, números misteriosos y seguidores devotos.

La palabra proviene del griego antichristos, que significa “adversario del Mesías” (Thayer’s Greek Definitions [Definiciones griegas de Thayer]). En términos generales, cualquier cosa que se oponga a Cristo es “anticristo”. Pero el concepto que se ha robado la atención de la gente es el de un individuo específico que engañará al mundo antes del regreso de Jesús.

Desde que el apóstol Juan lo mencionó en el primer siglo, las ideas populares acerca de la identidad de este personaje han variado mucho a través de la historia. A partir del tiempo de la Reforma, por ejemplo, los protestantes han creído que el Anticristo es el Papa. Los católicos obviamente niegan esta acusación y citan a teólogos antiguos que tenían otras ideas acerca de su identidad, como especulaciones basadas en Génesis 49:17 de que el Anticristo sería un descendiente de la tribu de Dan, reconstruiría y reinaría desde un templo judío en Jerusalén, y haría creer a los judíos que era el Mesías que habían estado esperando.

Sin embargo, a principios de los años 1600, aun los protestantes estaban divididos. Algunos creían que el Anticristo era una fuerza antirreligiosa que existía sólo dentro de la gente y las organizaciones de sus tiempos (una enseñanza de William Tyndale), mientras otros pensaban que era un personaje real que surgiría en el futuro (la creencia de la mayoría de los reformistas). Recientemente, algunos incluso han dicho que el Anticristo podría ser una de las figuras políticas de los Estados Unidos, como George W. Bush, William Clinton, Barack Obama, Hillary Clinton y Donald Trump.

Pero, dejando las especulaciones a un lado, veamos lo que la Biblia realmente dice acerca de este siniestro líder religioso.

Cristos falsos por venir

En su tan conocida profecía del Monte de los Olivos, Jesucristo predijo la caída de Jerusalén y los eventos que ocurrirían antes de su regreso a la Tierra. Específicamente, les advirtió a sus seguidores que muchos vendrían en su nombre “diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:5). Luego añadió: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (v. 24).

En realidad, el apóstol Juan es el único autor de la Biblia que emplea la palabra anticristo, y la usa en cuatro ocasiones diferentes. En 1 Juan 2:22, dice que cualquiera que niegue al Padre y al Hijo es “anticristo”, y en 2 Juan 1:7 se refiere a alguien que no creía que Jesús había venido en la carne como un “engañador y el anticristo”. En ambos pasajes, “anticristo” es más bien un término general que podría aplicarse a más de un individuo.

Por otro lado, Juan también utiliza el término para referirse a una persona específica que se levantaría en el tiempo del fin: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo” (1 Juan 2:18, énfasis añadido). Y más adelante en la misma carta, el apóstol describe a todos los que niegan que Jesús vino en la carne como poseedores de “el espíritu del anticristo” (1 Juan 4:3, énfasis añadido).

Otros nombres para el Anticristo

El apóstol Pablo y Jesucristo —en una visión revelada a Juan— también describieron a un líder religioso que engañaría a la mayoría del mundo antes de la segunda venida de Jesús. Aunque ambos utilizaron nombres diferentes, parece claro que estaban hablando de la misma persona. De hecho, sus escritos nos ayudan a completar el perfil de este malvado personaje.

En su carta a la Iglesia en Tesalónica, Pablo les rogó a los miembros: “no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis… en el sentido de que el día del Señor está cerca” (2 Tesalonicenses 2:2). Luego explicó: “Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (vv. 3-4).

Este “hombre de pecado”, “hijo de perdición” e “inicuo”, como lo llama Pablo, se hará pasar por Jesús (vv. 3-4, 8). Dado el “gran poder y señales y prodigios mentirosos” que Satanás le dará, muchos serán engañados (vv. 9-11). Pero será destruido cuando Jesucristo regrese (v. 8).

Pablo escribió acerca de este personaje varias décadas antes de que Juan completara sus epístolas generales, por lo que es posible que Juan tuviera estas enseñanzas en mente cuando escribió acerca del Anticristo.

La revelación de Jesús

Confirmando lo que Pablo y Juan escribieron antes, en Apocalipsis 13 Jesús le reveló a Juan que dos “bestias” se levantarían antes de su segunda venida para dominar el escenario mundial. Una de ellas sería una autoridad civil y la otra, un líder religioso. Ambas estarían en contra del verdadero Jesucristo, pero la que parece cumplir mejor el papel del Anticristo descrito por Pablo y Juan es la segunda bestia.

Esta segunda bestia tendría apariencia de cordero (una imitación de Jesús), pero hablaría como dragón (otro nombre para Satanás; Apocalipsis 13:11; 12:9). El libro de Apocalipsis más adelante incluso la describe como “el falso profeta” (Apocalipsis 16:13; 19:20; 20:10).

La segunda bestia engañará a la gente con grandes señales, haciendo incluso bajar fuego del cielo (Apocalipsis 13:13-14). Luego, se encargará de imponer obediencia a la primera bestia —la autoridad civil— controlando la capacidad de las personas para comprar y vender a través de “la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (v. 17). Para más información acerca de esta marca, lea nuestros artículos “666: el número de la bestia” y “La marca de la bestia”.

Lo más impresionante es que se privará a la gente de su libertad política ¡y serán engañados al punto de creer que están adorando al verdadero Jesucristo! Para ellos, todo será normal y correcto (después de todo, la economía prosperará). Pero así es como funciona el engaño: quienes están engañados, no saben que lo están.

Satanás siempre ha sido experto en hacer que lo malo parezca bueno y normal (vea Apocalipsis 12:9 e Isaías 5:20). Pero este será uno de sus mayores engaños de la historia. Y dado que será un fraude tan extendido —que engañará a todos excepto los pocos que se resistan a las órdenes del Anticristo— necesitamos analizar más cuidadosamente la naturaleza de este engaño.

Cómo reconocer al Anticristo

Los nombres “inicuo” y “hombre de pecado” que Pablo utiliza para describir al Anticristo nos dan varias pistas acerca de su identidad. En primer lugar, indican que no obedecerá ni enseñará las leyes de Dios a otros.

¿Significa esto que fomentará abiertamente el rechazo a Dios (quebrantamiento del Primer Mandamiento; Éxodo 20:3-4), el asesinato (Sexto Mandamiento; v. 13) y el robo (Octavo Mandamiento; v. 15)?

Probablemente no. Eso sería demasiado obvio.

Pero lo que sí es probable es que el Anticristo simplemente desobedezca los mandamientos que la mayoría de los cristianos modernos ya quebranta. Algunos de estos son:

La ley de Dios nos ordena guardar el séptimo día de la semana (sábado) como santo, y adorar a nuestro Creador ese día (Éxodo 20:8; Levítico 23:3). La Iglesia del Nuevo Testamento continuó celebrándolo siempre (Hechos 13:14, 42-44; 16:13; 17:2; 18:4; etcétera). Pero, contrario a lo que Dios dice, la mayoría de las iglesias modernas adora en domingo.

La ley de Dios nos ordena guardar sus días santos anuales (Levítico 23) y no participar en prácticas paganas (Deuteronomio 12:29-32). Pero, en lugar de obedecer estos mandamientos, la mayoría de las iglesias actuales ha abandonado los días santos bíblicos y los ha reemplazado por celebraciones con orígenes paganos como la Navidad y Domingo de resurrección.

La ley de Dios dice que no debemos hacernos ni adorar imágenes (Éxodo 20:4-3; Levítico 26:1). Pero muchas de las iglesias actuales usan cuadros y estatuas como parte de sus prácticas religiosas.

Al quebrantar estas leyes comúnmente ignoradas, el Anticristo sin duda será un “inicuo” y “hombre de pecado”. Pero para los cristianos nominales que no entienden los mandamientos de Dios, su conducta parecerá normal. No sospecharán que es un fraude.

El papel de los milagros

Entonces, cuando el Anticristo comience a usar los poderes sobrenaturales que Satanás le habrá dado, la gente caerá fácilmente en la trampa. Después de todo, los milagros son difíciles de negar.

Lo que muchos que profesan ser cristianos no saben es que un milagro no es necesariamente prueba del poder de Dios. De hecho, hace tiempo Dios mismo dijo que, si un profeta se levanta y “te anunciare señal o prodigios”, pero sus enseñanzas no son acordes a la Biblia, “no darás oído a las palabras de tal profeta… En pos del Eterno vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos” (Deuteronomio 13:1-4).

No olvidemos que Satanás le dará al Anticristo poder para hacer “señales y prodigios mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:9).

Sinceramente le pedimos a Dios que nuestros lectores comprueben y vivan según las leyes que Él quiere que obedezcamos. Sólo así serán capaces de reconocer al Anticristo en su momento.

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