De la edición Septiembre/Octubre 2022 de la revista Discernir

¿Estamos viviendo en “los días postreros”?

Muchos piensan que el mundo seguirá como hasta ahora indefinidamente, pero ¿qué dice la Biblia al respecto? ¿Existirá un tiempo del fin? ¿Cuándo nos encontraremos en “los días postreros”?

Probablemente muchas personas se sorprenderían si usted les dijera que estamos ahora en los últimos días y nos acercamos al tiempo del fin del que habla la Biblia.

El libro de Apocalipsis se enfoca en un tiempo cuando un conjunto de naciones se unirá bajo un gobierno liderado por dos individuos, conocidos como la bestia y el falso profeta, quienes cautivarán los corazones y las mentes de miles de millones de personas con milagros espectaculares, tales como hacer llover fuego del cielo. Su reinado y existencia terminarán cuando Jesucristo regrese a la Tierra (Apocalipsis 17-19).

El período de tiempo en que ésta y otras profecías del tiempo del fin se cumplirán se conoce como “los días postreros”. Los siervos de Dios han esperado la llegada de ese momento por miles de años. Pero para los no creyentes, el concepto a menudo es motivo de burla y una nueva razón para creer que los cristianos son fanáticos cuya mente es dominada por una ficción apocalíptica.

Pero ¿son reales los días postreros?

Y lo que es más importante, ¿estamos ahora en los últimos días?

¿Qué dice la Biblia acerca del tiempo del fin?

Veamos cómo la Biblia utiliza el término días postreros.

Esta frase se utiliza por primera vez en Génesis 49:1, donde Jacob reúne a sus hijos para darles a conocer una profecía crucial: “Juntaos, y os declararé lo que os ha de acontecer en los postreros días” (Reina Valera Antigua, énfasis añadido).

Por inspiración de Dios, Jacob les explicó a sus hijos cuáles serían las características de las naciones que surgirían de las tribus de Israel, las cuales (aunque muchos lo desconocen) aún pueden ser identificadas. (Si desea tener más detalles acerca de las identidades modernas de las tribus de Israel, vea nuestro folleto Estados Unidos, Gran Bretaña y la Mancomunidad en la profecía.)

Isaías 2:2 contiene las mismas palabras hebreas, esta vez traducidas como “lo postrero de los tiempos”: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones” (énfasis añadido). Esta escritura describe el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra tras el regreso de Cristo.

En Daniel 2:28, leemos: “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días” (énfasis añadido). Daniel profetizó después acerca de un largo período de tiempo en el cuando Babilonia sería sucedida por tres grandes imperios y, finalmente, reemplazada por el Reino de Dios (v. 44).

En el Nuevo Testamento, Pablo dijo que los cristianos habían alcanzado “los fines de los siglos”, ¡hace casi 2.000 años (1 Corintios 10:11)! Y el autor del libro de Hebreos escribió que Dios “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Hebreos 1:2, énfasis añadido).

Estas referencias en el Nuevo Testamento muestran que el término “postreros días” se usa de formas diferentes y en diferentes contextos para describir el regreso de Jesucristo, el período posterior a su regreso (el Milenio) e incluso el período previo, que comprende desde 2.000 años antes de su regreso.

Entonces, la respuesta es: sí, estamos en los días postreros. Pero ¿está cerca el regreso de Jesucristo?

Señales del tiempo del fin

Existen por lo menos dos escrituras donde encontramos pruebas concluyentes de que nos acercamos al momento en que las profecías de Apocalipsis se empezarán a cumplir y la Tierra enfrentará una época de problemas que no tiene paralelo en la historia.

La primera está en Mateo 24. El capítulo comienza con una profecía acerca de la destrucción del templo de Jerusalén, tras la cual los discípulos le preguntan a Jesús: “¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (v. 3).

En otras palabras, ¿cómo sabemos que nos acercamos al final de los días postreros?

Jesús les explicó que en el tiempo del fin se levantarían líderes religiosos falsos, habría guerras y rumores de guerras, conflictos étnicos, escasez de comida, enfermedades devastadoras y grandes terremotos. Todo eso sería “principio de dolores” (v. 8).

“Si aquellos días no fuesen acortados”

Más adelante leemos que “si aquellos días [los días postreros] no fuesen acortados, nadie sería salvo” (v. 22, énfasis añadido).

En la Nueva Traducción Viviente, este versículo dice: “a menos que se acorte ese tiempo de calamidad, ni una sola persona sobrevivirá” (énfasis añadido).

Lo que estas palabras implican es que, en los días postreros, la humanidad tendría la capacidad de autodestruirse.

Piénselo. ¿Desde cuándo el ser humano ha tenido la capacidad de auto aniquilarse? Esta profecía no podría haberse cumplido antes del siglo XX, cuando se desarrollaron la bomba nuclear y otras armas de destrucción masiva.

La lección es que debemos seguir orando y observando los eventos mundiales —cómo esos eventos se relacionan con la llegada del tiempo del fin— y estar preparados espiritualmente siempre.Actualmente, existen cerca de 13.000 misiles nucleares en el mundo, y la humanidad es capaz de autodestruirse muchas veces.

La escritura es clara: si los días no fueren acortados —si Dios no interviniera para salvar a su creación— los humanos finalmente usarían estas armas para borrarse de la faz de la Tierra.

Nunca antes habíamos tenido la tecnología para hacer eso. La posibilidad de que “ni una sola persona sobreviva” es un indicativo claro de que nos acercamos al regreso de Jesucristo.

El evangelio predicado al mundo entero

Otra escritura que demuestra que estamos en los días postreros se encuentra en el mismo capítulo, versículo 14: “será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.

Esto significa que el fin de esta era sería precedido por la predicación del evangelio a escala global.

No cabe duda de que los apóstoles y evangelistas originales eran hombres celosos que hicieron lo mejor posible con los métodos de transporte y la tecnología que tenían. Pero ¿fueron capaces de llegar a “todas las naciones”?

¡No, no pudieron hacerlo! En ese entonces, el mensaje del evangelio se transmitía a pie y como una tradición oral sólo disponible en algunos idiomas. Durante el primer siglo, quienes estaban al otro lado del planeta, vivieron y murieron sin siquiera escuchar el nombre de Jesús de Nazaret.

Eso contrasta mucho con lo que puede lograrse hoy, cuando nuestra capacidad para predicar el evangelio ha alcanzado niveles sin precedentes.

Gracias a que prácticamente todo el mundo utiliza dispositivos inteligentes y tiene acceso al vasto alcance del internet, un video puede ser transmitido desde la ciudad de Nueva York, ser visto en Australia y recibir miles de millones de visitas en cuestión de minutos.

¡Imagínese lo que eso significa para la predicación de las buenas noticias del Reino de Dios!

Pablo, Pedro, Santiago, Juan y el resto de los apóstoles quedarían deslumbrados ante tal capacidad para predicar el evangelio.

Sólo en estos momentos puede ser predicado el evangelio en todo el mundo. Y la Iglesia de Dios en la actualidad asume esta misión con mucha seriedad, esforzándose con celo por predicar el evangelio del Reino de Dios.

Hasta el día de hoy, la Biblia es el libro más publicado y leído del mundo, con miles de millones de copias impresas en muchos idiomas diferentes.

De hecho, según el informe 2021 Scripture Access Statistics [Estadísticas de acceso a las Escrituras 2021], la Biblia completa se ha traducido a 717 idiomas diferentes, para 5.750 millones de personas. Y, aunque dos mil millones de personas que hablan 6.661 idiomas diferentes, aún no tienen acceso a una Biblia completa en su lenguaje, las cifras están descendiendo paulatinamente con el tiempo.

¿Será la Biblia, que contiene el mensaje del evangelio, eventualmente publicada en todas las naciones? Pocos se atreverían a dudarlo.

De estos dos versículos, y muchos otros, podemos inferir con confianza que estamos en los días postreros.

Estamos en los días postreros... ¿y ahora qué?

Esto no significa que todos los eventos del libro de Apocalipsis y el regreso de Cristo van a ocurrir mañana. Aún quedan algunas piezas del rompecabezas que deben encajar para que los eventos del fin comiencen a ocurrir. (Si desea más detalles acerca de la secuencia de las profecías del tiempo del fin, vea nuestro folleto El libro de Apocalipsis: La tormenta antes de la calma.)

Mientras tanto, nosotros debemos aprender la lección de la parábola de la higuera.

Cristo advirtió: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (Mateo 24:32-33).

La lección es que debemos seguir orando y observando los eventos mundiales —cómo esos eventos se relacionan con la llegada del tiempo del fin— y estar preparados espiritualmente siempre (Lucas 21:34-36).

Estamos en los días postreros, pero nadie sabe cuántos son estos días.

Para más detalles, especialmente acerca de lo que deberíamos estar haciendo ahora, vea nuestro artículo en línea “¿Cuándo regresará Jesucristo?”.

Continuar leyendo

×

Suscríbase a Discernir

×

Serie de artículos de Discernir

Chrito Versus Christianismo
Andar como Él anduvo
Cristianismo en Progreso
Ask a Question