Dios es el único que puede predecir el futuro. ¿Qué quiere Él que usted sepa acerca de las profecías Bíblica de los tiempos del fin?
¿Qué quiere Dios que sepa acerca de lo que el futuro le depara—a usted? ¿Qué ha revelado Él a través de las profecías Bíblicas del tiempo del fin que usted necesita saber? Examinemos esto utilizando las preguntas periodísticas convencionales: ¿qué?, ¿quién?, ¿dónde?, ¿cuándo? y especialmente, ¿por qué?
¿Qué sucederá en los tiempos del fin?
El mundo llegará al borde de la aniquilación humana antes de que Jesucristo regrese a salvarnos de nosotros mismos.
Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron qué sucedería al final de la era del gobierno del hombre, una parte crucial de su respuesta fue: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22).
¿Quién y dónde?
Estos terribles eventos de los tiempos del fin afectarán a todos en todas partes de la tierra. Afortunadamente, cuando Jesús regrese para ponerle fin al mal gobierno de la humanidad, Él establecerá el Reino de Dios. El gobierno perfecto de Jesucristo también se extenderá alrededor de la tierra y traerá utopía a todos en todas partes.
¿Cuándo?
¡Nos gustaría tanto saber la respuesta! Desde que Jesús se fue, sus seguidores han querido saber cuándo regresaría Él. Una razón de esto es porque nosotros deseamos con vehemencia que su Reino venga y termine con el dolor y sufrimiento. Esa es la razón por la que los cristianos oran con fervor, “¡Venga tu Reino!”
Pero tal vez parte de nuestro deseo se puede atribuir también a la curiosidad. Nosotros también queremos ser capaces de tomar decisiones sabias en nuestras vidas, y al no saber cuándo va a regresar nos sentimos inseguros.
Y nosotros debemos considerar otra razón subyacente de por qué muchos quieren saber: ¿Con cuanto tiempo contamos?
Si el regreso de Cristo es muy pronto, redoblaríamos nuestros esfuerzos, pero si está muy lejano, la tendencia humana natural es aflojar el paso.
Esa es la razón por la que Jesús dijo: “Pero del día y la hora nadie sabe” (Mateo 24:36). Nosotros debemos esforzarnos y estar siempre preparados: “Porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44). Debemos mantener un gran celo espiritual en todo momento.
¿Por qué?
Tal vez la pregunta que más se pasa por alto es, ¿por qué vendrán estos terribles eventos pronosticados en la profecía de los tiempos del fin? Debido al pecado. Pecado es el quebrantamiento de la perfecta ley de Dios. Esto significa que el pecado es hacer lo opuesto del camino del amor de Dios. Pecado es el camino de obtener en lugar del camino de dar desinteresadamente.
El pecado es la causa del sufrimiento y muerte y destrucción, y nuestra cultura de aceptación del pecado empeora cada vez más. Lea la descripción que hace el apóstol Pablo de las actitudes y características malsanas del tiempo del fin en 2 Timoteo 3:1-5, y usted verá un reflejo de la sociedad actual.
En el pasado, toda la humanidad se acercó al nivel de depravación que enfrentamos en la actualidad, y en un acto de amor nuestro Creador le puso fin a la miseria de la humanidad por medio del Diluvio. Esta vez, la espiral de muerte de la humanidad debido al pecado será detenida por el regreso de Cristo.
Aun antes del Diluvio, Enoc, siervo de Dios, pudo ver la destrucción que conlleva el pecado y la necesidad del regreso de Cristo: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra Él” (Judas 14-15).
La profecía de los tiempos del fin muestra que la humanidad estará al borde de la autodestrucción debido al pecado. ¿Pero por qué nos da Dios la profecía? Porque Él quiere que nos arrepintamos—¡que cambiemos! ¿Por qué? Porque Él nos ama y quiere que nosotros nos regocijemos con las bendiciones de Su camino por toda la eternidad—en lugar de las terribles consecuencias del pecado.
¿Qué debemos hacer?
Nosotros debemos arrepentirnos de nuestros pecados personales (Hechos 2:38). El arrepentimiento significa no sólo dejar de pecar, sino dar media vuelta y seguir por el camino de Dios. Esto significa obedecer los mandamientos de Dios y vivir una vida al estilo de Dios (Apocalipsis 14:12; 2 Pedro 3:11).
Jesús también nos dice que vigilemos y oremos (Lucas 21:36). Nosotros debemos vigilar nuestras propias vidas y hacer las cosas que Dios quiere que hagamos. Y, aunque no podamos saber el día y la hora, debemos vigilar los acontecimientos mundiales que nos ayudan a ver las señales de los tiempos del fin.