Dios anunciará el comienzo de su intervención para castigar a la humanidad por sus pecados y rescatarnos de la autodestrucción, con impresionantes señales en el cielo.
A través del profeta Joel, Dios reveló que antes del “día grande y espantoso del Eterno” habría impresionantes señales en el cielo que lo anunciarían. Dios dio este mensaje a Joel para aquellos que vivan en los tiempos del fin diciendo: “daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del Eterno” (Joel 2: 30-31).
El profeta Isaías también describió estos mismos acontecimientos: “Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor” (Isaías 13:10).
El sexto sello del libro de Apocalipsis
El libro de Apocalipsis también relata una visión del apóstol Juan que coincide con las profecías de Joel e Isaías: “Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar” (Apocalipsis 6:12-14).
El tema principal de este artículo son las impresionantes señales del “sexto sello”, el cual es el preludio de la ira de Dios sobre la tierra. Si desea saber más acerca de los siete sellos de Apocalipsis, no dude en leer el artículo “Los siete sellos”.
El propósito del sexto sello es anunciar que Dios va a intervenir de una forma evidente en los asuntos humanos. Jesús mencionó que antes de que estas señales ocurran, habrá otro evento que también conmocionará a la humanidad: “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas” (Mateo 24:29).
La Gran Tribulación antecede a las señales en el cielo
¿A qué se refería Cristo cuando dijo “inmediatamente después de la tribulación de aquellos días”? La “Gran Tribulación” será un tiempo de gran sufrimiento para los descendientes modernos de Abraham, Isaac y Jacob (luego llamado Israel). Estos pueblos deberán padecer hambre, enfermedades, invasiones y esclavitud.
Además, la tribulación será un tiempo de persecución mundial contra los santos de la Iglesia de Dios de los últimos tiempos, o el “Israel de Dios” (Gálatas 6:16).
Ésta es la misma tribulación que Jeremías y Daniel describen como “tiempo de angustia para Jacob” y “tiempo de angustia” (Jeremías 30:7; Daniel 12:1). Si desea más detalles acerca de cómo la Gran Tribulación afectará a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, le invitamos a leer el artículo “¿Qué es el tiempo de angustia para Jacob?”.
Una imagen vívida
Si combinamos las profecías de Joel, Isaías, Jesús y el apóstol Juan, acerca de los eventos cósmicos, la escena resultante sería algo así:
- Ocurre un gran terremoto.
- Todas las montañas e islas se mueven de su lugar.
- Se ve sangre, fuego y pilares de humo por todos lados.
- La luz del sol, luna y estrellas es bloqueada y todo se oscurece como si fuera de noche.
- La luna se ve roja como sangre.
- Las estrellas parecen caer del cielo a la tierra.
- El cielo parece recogerse como un rollo.
Inmediatamente después de estas señales, vendrá una serie de grandes plagas, cada una acompañada del sonido de una trompeta (Apocalipsis 8 y 9). Estas plagas precederán al regreso de Jesucristo con toda su gloria y majestad para establecer su reino de paz y justicia en la Tierra.
¿Quién controlará estas señales?
Cuando las señales en el cielo ocurran, los científicos y meteorólogos probablemente traten de explicarlas como fenómenos naturales extremos y cíclicos en lugar de señales de Dios. Que quede claro que Dios será el que las origine. De hecho, estas señales serán el preludio de lo que el profeta Joel llamó “el día grande y espantoso del Eterno” (Joel 2:31).
Aunque parezca increíble, muchos verán estas señales como simples eventos fortuitos; sólo quienes estén atentos y orando podrán discernir de dónde provienen en realidad (1 Tesalonicenses 5:2-4).
La Biblia revela que Dios tiene autoridad absoluta sobre la naturaleza y puede usar los elementos de su creación física para bendecir o maldecir a la humanidad. Veamos lo que nos dice el libro de Job:
- “El agita el mar con su poder, y con su entendimiento hiere la arrogancia suya” (Job 26:12).
- “Con las nubes encubre la luz, y le manda no brillar, interponiendo aquéllas” (Job 36:32).
- “Con su luz esparce la niebla. Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, para hacer sobre la faz del mundo, en la tierra, lo que él les mande. Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, otras por misericordia las hará venir” (Job 37:11-13).
Dios controla todo lo que hay en el cielo y la tierra, desde el clima hasta terremotos, volcanes, las órbitas de los planetas y las posiciones de las constelaciones en el espacio.
Descripciones bíblicas
Los modernos términos científicos que hoy usamos para explicar condiciones atmosféricas actuales no existían en los tiempos bíblicos. Tengamos en cuenta lo siguiente: cuando Dios dice que el sol, luna y estrellas se oscurecerán, en realidad se está refiriendo a algo que ya ha ocurrido varias veces en menor escala. Una nube oscura y densa de humo puede lograr bloquear la luz sobre cierta zona de la tierra.
En junio de 1991, por ejemplo, la segunda erupción volcánica más grande (en cantidad de material expulsado) del siglo XX tuvo lugar en la isla de Luzón, Filipinas. La cantidad de ceniza expulsada en el clímax de la explosión del 15 de junio fue tal que alcanzó los cinco kilómetros cúbicos y formó una nube de 400 km de diámetro y 34 km de altura. A media tarde, los alrededores del volcán estaban en completa oscuridad (“Volcán/monte Pinatubo”, Enciclopedia Británica en línea).
Pero el volcán Pinatubo es sólo uno de los 450 volcanes del anillo de fuego que rodea el Océano Pacífico. Existe la posibilidad de que ocurran varias explosiones volcánicas simultáneas y esto oscurecería una gran parte de la tierra por al menos un tiempo.
Siguiendo con los ejemplos, Mateo 24:29 menciona que —“las estrellas caerán del cielo”— esto bien podría referirse a una lluvia de cuerpos celestes de cualquier tipo y no necesariamente a estrellas que colisionan con la tierra; podrían ser meteoritos, cometas o asteroides que entran a la atmósfera terrestre y dan la impresión de que las estrellas caen del cielo.
Según los astrónomos, entre 18 y 84 mil meteoritos de 10 gramos o más impactan la superficie de la tierra cada año (“¿Cuántos meteoritos caen en la tierra anualmente?”, sitio web: Pregúntale a un astrónomo, Universidad de Cornell).
Si las señales en el cielo que van a ocurrir van a ser causadas por eventos naturales, Dios las ordenará una tras otra de forma impresionante; si estas señales van a ser sobrenaturales, Dios sin duda puede alterar el curso de cualquier cuerpo celeste y elemento natural como lo desee.
Dios siempre nos advierte antes
Dios no desea que ninguno perezca, y por ello ha tenido la costumbre de enviar a sus profetas para advertirle a las personas que se arrepientan de sus pecados antes de castigarlos por su desobediencia (Amós 3:7). “Porque no quiero la muerte del que muere, dice el Eterno el Señor; convertíos, pues, y viviréis” (Ezequiel 18:32). Para comprender más acerca de la ira de Dios, consulte los artículos “¿Qué es el Día del Señor?” y “La ira de Dios”.
Él desea que todos se arrepientan de su maldad y reconozcan al Dios verdadero y a su Hijo Jesucristo como Señor de la creación antes de tener que mandar tanta calamidad a la Tierra. ¿Podrá tener la atención del mundo entero antes de verse obligado a enviar estas señales? ¿Verá cambios duraderos y sinceros en la conducta humana antes de desatar su ira?
Jesucristo hizo una pregunta crucial a sus discípulos y a nosotros hoy: “cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18:8).
El predijo que en los últimos días habría demasiada maldad y muchos simplemente ignorarían las señales, tal como sucedió en los tiempos de Noé cuando ignoraron el mensaje de advertencia antes de que viniera el diluvio (Mateo 24:37-39).
Pero cuando todos hayan visto las señales en el cielo, entonces “aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mateo 24:30).
La venida de Jesucristo aterrorizará a quienes nunca hicieron caso de las señales; pero a quienes hayan sido fieles, Cristo les prometió: “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas 21:28).
Aquellos que sí hagan caso de la advertencia de Dios serán protegidos de su ira. Si desea saber más acerca de cómo escapar de la ira de Dios, no dude en leer el artículo “La ira de Dios: cómo sobrevivir”.