Jesús dijo que los acontecimientos del tiempo del fin serían un paralelo de los días previos a la destrucción de Sodoma y Gomorra. ¿En qué consistían estas condiciones y por qué es importante?
El sobrino de Abraham, Lot, vivió en la antigua ciudad de Sodoma hasta el momento de su destrucción (Génesis 14:12; 19:1). Sodoma y Gomorra eran parte de las cinco ciudades que estaban en el valle fértil del Jordán (Génesis 14:2). La región “…era de extraordinaria belleza y fertilidad… Su apariencia entonces era tan atractiva que se comparaba con el jardín del Señor y la tierra de Egipto” (Notas de Barnes de la Biblia, Génesis 13:10-12).
A pesar de la belleza y la abundancia de buenas cosas en estas ciudades, Sodoma y Gomorra también tenían fama por su maldad. En vez de vivir de acuerdo con las instrucciones de Dios, “Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra el Eterno en gran manera” (Génesis 13:13).
Dios entonces investigó “el clamor contra Sodoma y Gomorra”, y decidió destruirlas en los días de Lot porque “el pecado de ellos se ha agravado en extremo” (Génesis 18:20). De acuerdo al perfecto juicio de Dios Él destruyó estas ciudades, permitiendo que fueran un ejemplo estremecedor para que la humanidad aprendiera.
Jesucristo dijo que todas las sociedades al fin del siglo serían un paralelo de los días de Noé y de Lot (Lucas 17:26-30). En cuanto a la época de Lot, Jesús dijo: “…comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; más el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos” (vv. 28-29). La persona que discierne ahondará en la Palabra de Dios para comprender lo que Jesús quiso decir.
Pablo llamó al período justo antes del regreso de Cristo “tiempos peligrosos”. Él dijo que estaría lleno de personas buscadoras de placeres, materialismo, inmoralidad, violencia, pereza y rechazo de las cosas de Dios (2 Timoteo 3:1-5).
La maldad de Sodoma es descrita
Desde la creación, explica Pablo, la humanidad empezó rápidamente a alejarse del camino de Dios (Romanos 1:20-25). A medida que la humanidad se desvió, los hombres y mujeres empezaron a intercambiar el uso que Dios había dado al sexo, y lo llenaron de pasiones viles y vergonzosas (vv. 26-27). Pablo también hizo una lista de otras conductas pecaminosas que los seres humanos empezaron a practicar cuando se alejaron de Dios (vv. 28-31).
De la misma forma, al mencionar la inmoralidad sexual de Sodoma y Gomorra, el apóstol Judas dijo: “…habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno” (Judas v. 7).
Lo que Judas llamó “vicios contra naturaleza”, en nuestra época moderna con frecuencia son llamados “caminos de vida alternativos”. El término suena tan inocente en nuestra cultura, pero denota un comportamiento sexual que no es natural y es ofensivo contra Dios (Notas de Barnes de la Biblia, Judas 1:7).
Cuando leemos Génesis 19:1-8, es muy fácil ver lo que tanto Pablo como Judas tenían en mente. La sociedad de Sodoma estaba inmersa en una inmoralidad sexual rampante, incluyendo actos homosexuales y violaciones agresivas (vv.4-5). Los residentes de Sodoma se habían vuelto tan perversos que Dios ni siquiera pudo encontrar a 10 justos entre ellos (Génesis 18:32).
Más pecados de Sodoma
En el libro de Ezequiel, Dios hizo una lista de algunos otros pecados de Sodoma, en el contexto de mostrar cómo Judá se había vuelto tan parecida a Sodoma. Dios le dijo a Judá: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. Y [los sodomitas] se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité” (Ezequiel 16:49-50).
Dios también comparó los líderes religiosos judíos en Jerusalén con las personas de Sodoma. “Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra” (Jeremías 23:14).
Cuando el liderazgo de la sociedad no da un buen ejemplo moral y se permite que el mal florezca, la población generalmente seguirá esa misma conducta impía (Eclesiastés 8:11). Si desea profundizar en las condiciones similares que existían en la sociedad antes del diluvio en los días de Noé, lea nuestro artículo: “Como en los días de Noé”.
Señales de los tiempos
En su libro Slouching Towards Gomorrah: Modern Liberalism and American Decline [Inclinándose hacia Gomorra: liberalismo moderno y decadencia americana], 1996, el antiguo juez de la corte de apelaciones de Estados Unidos, Robert H. Bork, explicó las raíces de la decadencia y degeneración cultural americana. El citó la progresiva violencia y sexualización de los medios masivos de comunicación, la legalización del aborto y el declive de la religión, entre otros factores. Estos males de la sociedad son contrarios a la ley de Dios que trae paz, éxito y fortaleza para cualquier nación.
Esto es claramente una señal de nuestra época. Nuestras sociedades occidentales están siguiendo la misma tendencia de publicar el pecado abiertamente y sin pudor. Antes de que Dios destruyera a Judá por seguir el mismo patrón de Sodoma y Gomorra, El advirtió a su pueblo porque ellos se jactaban sin vergüenza de sus evidentes pecados. Dios dijo: “…porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! Porque amontonaron mal para sí” (Isaías 3:9).
Esto es claramente “una señal de nuestro tiempo”. Nuestras sociedades occidentales en la actualidad están siguiendo el mismo patrón de pecar abiertamente y sin pudor.
Dios habló acerca de la decadencia moral de Judá, al preguntarles: “¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aún saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice el Eterno” (Jeremías 6:15).
¡Debemos prestar atención a esta advertencia en la actualidad!
¿Podrá el desastre volver a golpearnos?
Dios hizo que se preservara el relato de Sodoma y Gomorra para que cada generación pudiera leer y prestar atención a la advertencia. Actualmente el mundo se está aproximando inexorablemente al borde del acantilado, como un carro sin control que se aproxima a un camino tortuoso en la montaña. Como los seres humanos rechazaron las leyes de Dios acerca de la moralidad sexual y perdieron todo freno, sin un arrepentimiento a nivel global, el desastre eventualmente llegará.
Dios no disfruta el castigo de la gente (Ezequiel 33:11). Dios desea realmente que todos se arrepientan y se vuelvan a Él, buscando su misericordia (Isaías 55:6-7). Pero Dios tampoco cambia su aborrecimiento de la maldad. Eventualmente Dios castigará a todos los que escuchen y luego rechacen sus leyes.
Dios ofrece a las personas y a las naciones una forma para evitar el castigo, al decir: “En un instante hablaré contra pueblo y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convierten de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles” (Jeremías 18:7-8; énfasis añadido).
Por otra parte, cuando una nación rechaza las advertencias misericordiosas de Dios, Él añade: “Y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar. Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle” (vv. 9-10).
Eventualmente, la ira de Dios se manifestará contra los desobedientes, que serán destruidos si no se arrepienten de sus pecados (Isaías 24:1-6; 34:1-3).
La decisión es suya
Dios mostró su gran misericordia cuando las personas de la antigua Nínive se arrepintieron y se convirtieron de su maldad. Cuando Jonás el profeta advirtió a los habitantes de la ciudad, el rey de Nínive guió a su pueblo a que se volviera de sus malos caminos y de su violencia. Cuando Dios vio su respuesta, fue movido a compasión y echó para atrás Su decisión de destruirlos (Jonás 3:8-10; 4:11).
Este relato muestra que Dios retendrá el castigo de las personas si se humillan a sí mismas y se vuelven a Él (también vea Malaquías 4:5-6).
Dios ha mostrado lo que Él exige: “Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miqueas 6:8). Dios prueba el corazón de cada persona para ver dónde está (Jeremías 17:10).
¿Atraerá Dios nuestra atención antes de ese momento? ¿Encontrará cambios de corazón, duraderos, en nuestra conducta antes de que Él desate su ira? La decisión es nuestra.
Comprométase a cambiar hoy. Si desea profundizar en estos temas, vea los artículos: “¿Qué es el arrepentimiento?” y “¿Qué es conversión?”.