Josías: El niño que se convirtió en rey

Después de muchos años de reyes malvados, Josías se convirtió en rey de Judá cuando tenía ocho años de edad. Josías amaba a Dios y le obedecía, y Dios lo bendijo.

Josías tenía sólo ocho años cuando se convirtió en rey. Su padre, Amón, fue un rey malvado que adoraba a los ídolos. Los propios sirvientes del rey Amón lo mataron. A pesar de que Josías era muy joven, él sabía que la gente estaba pecando y adorando a dioses falsos. Quería hacer lo correcto y guardar las leyes de Dios.

A medida que Josías crecía, adquiría más experiencia y crecía en fuerza. En su 18º año como rey, vio que el templo de Dios estaba en mal estado y decidió repararlo. Le dijo al sumo sacerdote, Hilcías, que usara el dinero recaudado en el templo para pagar las reparaciones. Contrataron carpinteros, constructores y trabajadores de piedra. Compraron madera y piedra para el trabajo de reparación.

El descubrimiento del Libro de la Ley

Un día, mientras Hilcías caminaba por el templo, vio un pergamino. Lo recogió y se sorprendió al darse cuenta de lo que había encontrado. Le dijo a Safán, el escriba: “He hallado el libro de la ley en la casa del Eterno”. Hilcías le dio el libro (escrito en un pergamino) a Safán, y lo leyó.

Es posible que este libro haya estado escondido en el templo por muchos años durante los reinados de todos esos reyes impíos. O simplemente fue dejado de lado, sin ser usado. Probablemente contenía partes o todos los primeros cinco libros del Antiguo Testamento tal como fueron escritos por Moisés. La mayor parte de la Biblia tal como la conocemos hoy no había sido escrita en este momento.

Entonces Safán leyó el libro al rey.

Cuando el rey escuchó las palabras del Libro de la Ley, rasgó sus ropas y lloró. Él sabía que estas eran las palabras de Dios escritas en este libro. Y sabía que Dios estaba enojado porque todos ellos habían quebrantado las leyes de Dios.

Un mensaje de Dios

Entonces el rey le dijo a Hilcías: “Id y preguntad al Eterno por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira del Eterno que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro”.

Hilcías tomó a Safán y a otras tres personas y fueron a consultar a Hulda la profetisa.

Ella dijo: “Así ha dicho el Eterno el Dios de Israel… He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos”.

Pero Dios dijo a Josías: “Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante del Eterno, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído… y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar”.

Un pacto con Dios

El rey envió hombres para reunir a todos los ancianos de Judá. El rey subió a la casa del Señor con todos los hombres de Judá. Leyó todas las palabras del Libro del Pacto que se habían encontrado en el templo.

Josías hizo una promesa especial a Dios. Él guardaría las leyes de Dios con todo su corazón y toda su alma. Todo el pueblo también prometió hacer lo mismo.

El rey ordenó a Hilcías y a otros que se deshicieran de todos los ídolos del templo, y así quemaron los ídolos conforme a la orden del rey. Luego fue a otras ciudades de la tierra y removió a todos los sacerdotes que adoraban a los ídolos. Él destruyó todos sus ídolos, altares y lugares altos donde ellos adoraban. Posteriormente regresó a Jerusalén.

Una Pascua especial

Ahora bien, esta era la época del año en que se celebraba la Pascua. Josías le dijo a todo el pueblo: “Haced la pascua al Eterno vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto”.

Tal Pascua no se había celebrado durante muchos años. El rey y todo el pueblo celebraron esta temporada con gran alegría y gratitud.

Ningún rey como él

Josías continuó quitando a todos los sacerdotes malvados, ídolos, imágenes de madera y altares. Destruyó todos los lugares donde habían adorado dioses falsos. Mientras Josías fue rey, el pueblo guardó las leyes que estaban escritas en el Libro de la Ley.

Josías fue un rey muy especial. Se volvió a Dios con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas. No hubo ningún rey como él después de él. Este joven rey se esforzó en gran manera para traer a su pueblo de vuelta a Dios.

Esta historia se puede encontrar en 2 Reyes 22-23 y 2 Crónicas 34-35.

Preguntas

Aquí hay algunas preguntas para meditar o hablar en familia:

  1. ¿Cuántos años tenía Josías cuando se convirtió en rey?
  2. ¿Qué estaban haciendo las personas que provocó la ira de Dios contra ellos?
  3. ¿Qué hizo Josías cuando vio que el templo necesitaba reparaciones?
  4. ¿Qué encontró el sumo sacerdote en el templo?
  5. ¿Qué hizo Josías con todos los ídolos y demás cosas contrarias a Dios?
  6. ¿Qué hicieron Josías y todo el pueblo cuando se enteraron acerca de la Pascua?
  7. Este Libro de la Ley puede haber contenido los primeros cinco libros de nuestra Biblia. ¿Cuáles son los nombres de estos cinco libros?

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