Dios pone a prueba la fe de Abraham

Dios puso a prueba la confianza que Abraham tenía en Él, de la manera más inesperada. Dios utilizó a Abraham para mostrar el ejemplo más grande de su amor —mucho antes de que Jesús diera su vida por nosotros.

“Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”.

Esta conversación entre Dios y Abraham en Génesis 22:1-2 fue el comienzo de quizás la prueba más dura en la vida de Abraham. Es una historia de fe que va más allá del tiempo de Abraham. Hoy en día tiene un impacto directo sobre nosotros.

El hijo de la promesa

Dios dijo: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas” (v. 2). Dios le pidió a Abraham que sacrificara a su hijo, al cual amaba profundamente.

Abraham había esperado muchos años para el nacimiento de Isaac, a pesar de que parecía imposible (Génesis 17:15-17). Dios le prometió a Abraham que sería el padre de muchas naciones a través de Isaac. La orden de sacrificar a Isaac parecía contradecir las promesas que Dios le había hecho a él.

Esto debió haber sido confuso para Abraham. Podía parecer que Dios estaba retractándose de sus promesas. En lugar de continuar su familia a través de Isaac, Dios había pedido que lo sacrificara. Pero Abraham no dijo “Renuncio”; él hizo lo que Dios le ordenó.

A pesar de la confusión, Abraham se mantuvo en su fe. Él sabía que Dios iba a cumplir sus promesas, incluso si eso significaba hacer algo que parecía imposible. Él sabía que Dios podía resucitar a Isaac (Hebreos 11:19).

Muchas posibilidades

Abraham tenía muchas opciones para desistir y no sacrificar a Isaac. La Biblia dice que después de que Dios le ordenó a Abraham que sacrificara a Isaac, “Y Abraham se levantó muy de mañana” (Génesis 22:3). Probablemente Abraham pasó toda la noche pensando en lo que Dios le había dicho que hiciera. Tuvo toda la noche para decidir si le obedecía a Dios o no.

La tentación y la posibilidad de desistir no terminaron ahí. El lugar especial que Dios había escogido para que Abraham hiciera el sacrificio, estaba a tres días de camino de donde vivía Abraham (v. 4). Durante tres días Abraham montó en su asno, viendo a su hijo, al cual debía sacrificar. Esos días debieron ser los más duros en la vida de Abraham.

A medida que se iban acercando al monte, Abraham e Isaac continuaron su camino a pie. Isaac consiguió la leña, y Abraham tomó el fuego y el cuchillo.

Finalmente cuando llegaron al lugar indicado, Abraham construyó un altar en donde debía sacrificar a su propio hijo. Después de construir el altar, Abraham puso la leña en su lugar (v. 9). Finalmente el momento había llegado. Después de pensar y prepararse durante unos días, era el momento. Toda la situación debió haber sido muy real, mientras que Abraham se preparaba para hacer lo que Dios le había ordenado. Después tomó el cuchillo, respiró profundamente y …

Un Dios que salva

“Entonces el ángel del Eterno le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único. Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo” (vv. 11-13).

¡Dios salvó a Isaac! A pesar de todas las posibilidades para detenerse, Abraham mantuvo su fe. Él pasó la prueba. Dios se interpuso al saber que Abraham estaba dispuesto a sacrificar a Isaac, y proveyó un carnero para el sacrificio.

Dios no es un Dios que nos prueba sin tener un propósito. En vez de esto: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).

¡De la misma manera que Dios estuvo con Abraham e Isaac en ese momento de prueba, así mismo Él va a estar con nosotros durante nuestras pruebas!

¿Cuál es el propósito?

¿Cuál fue el propósito de hacer que Abraham se preparara para sacrificar a Isaac? ¿Por qué hizo Dios que Abraham pasara por esta situación? A continuación hay dos razones por las cuales esta historia está registrada en la Biblia:

1.      Para poner a prueba la fe de Abraham: Dios tenía grandes cosas planeadas para Abraham. Él sabía que Abraham iba a necesitar mucha confianza y un carácter fuerte. La uúnica manera en que Dios podía saber, era haciendo que Abraham se preparara para hacer el sacrificio. La fe no es sólo un sentimiento. Es algo que mostramos con nuestras acciones (Santiago 2:14-24). Por su fe, Dios le dio a Abraham muchas bendiciones (Génesis 22:15-18).

2.      Para representar el sacrificio de Cristo: el sacrificio de Isaac fue un símbolo del sacrificio de Cristo. Los dos eran primogénitos que habían sido prometidos durante muchos años y eran amados profundamente por sus padres, que a su vez estaban preparados para sacrificarlos. Dios quiere que nosotros entendamos lo mucho que él nos ama. Él estaba dispuesto a sacrificar a su hijo porque esa era la única manera de salvarnos. Nosotros merecíamos la pena de muerte por nuestros pecados. ¡Pero Jesús estaba dispuesto a pagar esa pena por nosotros!

La historia de Abraham preparándose para sacrificar a Isaac, es un gran ejemplo de lo que es la fe verdadera. Nos muestra que Dios está con nosotros, incluso cuando parece que las cosas no tienen sentido. Al fin y al cabo, Dios va a estar con nosotros en los momentos de prueba, así como estuvo con Abraham e Isaac.

Preguntas

A continuación hay unas preguntas para que pensar o para que las comparta en familia:

  1. ¿Qué es fe?
  2. ¿Por qué Dios quería que Abraham tuviera una fe fuerte?
  3. ¿Por qué lo que hicieron Abraham e Isaac se parecía a lo que Dios el Padre y Jesucristo harían?
  4. ¿En que se diferenciaba?

Para más información acerca de Abraham y su extraordinaria fe, lea “La fe de Abraham”.

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