Todos queremos ver el fin de la guerra y que ya no exista ninguna amenaza a la supervivencia humana. Pero ¿pueden nuestros gobiernos alcanzar esta meta? ¿O es necesario que el desgobierno humano termine?
Al final de la Guerra Fría, cuando la Unión Comunista Soviética estaba fallando, el politólogo Francis Fukuyama sugirió que nos estábamos acercando a lo que llamó “el final de la historia”.
Pero no se refería al fin de la era humana ni al fin del estudio de la historia; la teoría de Fukuyama era que la mejor forma de gobierno ganaría y la humanidad ya no tendría que afrontar más experimentos políticos fallidos, como el fascismo, el comunismo y la autocracia.
Sin embargo, las cosas han cambiado. Las autocracias van en aumento, muchas democracias están fallando y los noticieros, una vez más, están repletos de conflictos de poder. Muchos dirían que las predicciones de hace 30 años del doctor Fukuyama eran en el mejor caso prematuras y demasiado optimistas y, en el peor, completamente erradas.
Sea como sea, ¿no sería bueno ver el final de la historia?
Si consideramos que la nuestra ha sido una historia de guerras y desastres, ¿quién no querría que terminara?
Si la historia es una crónica de los experimentos fallidos de autogobierno del hombre, ¿quién no querría dejarla atrás para avanzar hacia lo que realmente funciona?
El fin de la historia, revisado
En un reciente artículo para The Atlantic (17 de octubre de 2022), el doctor Fukuyama defendió su idea de que la historia se dirige hacia un final —el objetivo del progreso histórico.
“El filósofo Hegel acuñó la frase el final de la historia para referirse al estado liberal surgido a partir de la Revolución Francesa como la meta o dirección hacia la cual el progreso histórico tendía. Durante varias décadas, los marxistas tomaron prestada la frase de Hegel para postular que el verdadero fin de la historia sería una utopía comunista. Cuando escribí un artículo en 1989 y un libro en 1992 con este título, expresé que la versión marxista estaba claramente errada y que no parecía haber una mejor alternativa que la democracia liberal. Durante los pasados 15 años, hemos visto aterradores reveses en el progreso de la democracia liberal; pero los obstáculos no implican que la narrativa subyacente sea incorrecta. Ninguna de las alternativas propuestas está teniendo mucho éxito tampoco”.
El artículo del doctor Fukuyama argumenta que los estados autoritarios aparentemente fuertes, como Rusia y China, tienen debilidades fundamentales. También postula que, eventualmente, las personas reconocerán a la democracia liberal como la mejor alternativa y, finalmente, los conflictos que han definido la historia serán cosa del pasado.
“Los partidarios de la democracia liberal no deben ceder a un fatalismo que tácitamente acepta el argumento ruso-chino de que tales democracias están en inevitable declive. El progreso a largo plazo de las instituciones modernas no es lineal ni automático. Con el pasar de los años, hemos visto grandes retrocesos en el progreso de las instituciones liberales y democráticas, con el auge del fascismo y el comunismo en los treinta, o los golpes militares y la crisis del petróleo en los sesenta y setenta. Sin embargo, la democracia liberal ha permanecido y reaparecido repetidamente porque las alternativas son muy insuficientes. A nadie, sin importar su cultura, le gusta vivir bajo una dictadura; y todos valoran su libertad personal. Ningún gobierno autoritario presenta una sociedad más atractiva a largo plazo que la democracia liberal, por lo que ésta puede considerarse la meta o el objetivo final del progreso histórico.”
La evaluación del doctor Fukuyama acerca del fracaso del fascismo y el comunismo es acertada, pero ¿estará siendo demasiado optimista al ver la democracia como la meta y solución?
Es obvio que la democracia liberal también tiene sus falencias. Como Winston Churchill dijera una vez: “La democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las alternativas que se han intentado”.
En un mundo donde la división, la hipocresía, la incompetencia, la corrupción y las tretas políticas parecen estar aumentando en todos los gobiernos, buscar la mejor alternativa de entre las peores parece inadecuado para resolver los crecientes problemas de la humanidad.
“El principio de la historia”
William MacAskill, profesor adjunto de filosofía en Oxford, adoptó una perspectiva diferente acerca del fin de la historia en su artículo “The Beginning of History” [“El principio de la historia”] para Foreign Affairs (septiembre/octubre 2022).
Pero Jesucristo prometió que regresará para poner fin a este ciclo sin fin de maldad y destrucción. Él nos salvará de nosotros mismos.
“Contrario a lo que Fukuyama predijo”, dice el doctor MacAskill, “el horizonte político no se ha estrechado ni un poco. Siguen siendo posibles, y necesarias, enormes transformaciones económicas, sociales y políticas”. Pero MacAskill advierte que debemos ser cuidadosos ante los peligros de nuestro propio genio creativo. “Los avances en armamento, la biología y la computación podrían significar el fin de las especies, ya sea por abuso deliberado o un accidente a gran escala”.
El autor continúa: “El prospecto de un futuro eterno ha dado paso a visiones de un futuro inexistente. La ideología sigue siendo una fuerza divisoria en la geopolítica, el comercio globalizado se está fragmentando y un conflicto de poder a gran escala es cada vez más probable. Pero las amenazas a nuestro futuro son aún mayores y la posibilidad de erradicar a la raza humana es algo cierto”.
MacAskill cita al expresidente de los Estados Unidos Dwight Eisenhower, quien en su discurso inaugural advirtió que: “la ciencia parece estar lista para brindarnos, como su último regalo, el poder de borrar la vida humana”. Y el artículo concluye: “Estamos arriesgando irreflexivamente no sólo nuestras propias vidas y las de nuestros hijos, sino también la existencia misma de quienes vienen después. Espero que seamos la última generación que haga esto”.
El conflicto es inevitable
En nuestra historia encontramos ciclos de fuerza y debilidad, buenos líderes y líderes corruptos, buenas y malas políticas, breves períodos de cooperación y largos tiempos de conflicto.
De hecho, la Biblia dice que mientras estemos bajo gobiernos humanos, el conflicto es inevitable.
Jeremías escribió: “Conozco, oh Eterno, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23). Y Dios dice: “Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Eterno” (Jeremías 17:5), porque “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (v. 9).
A través de la historia, el ser humano se ha inclinado al egoísmo, lo que inevitablemente conduce al conflicto. Esta tendencia alcanzó un punto clímax en el tiempo de Noé, cuando “vio el Eterno que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal… y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia” (Génesis 6:5, 11).
Si le parece que estos versículos podrían estar describiendo el mundo actual, no está solo. Jesús profetizó que las mismas condiciones serían una señal del tiempo del fin: “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre” (Lucas 17:26).
Aunque la violencia, la corrupción y el mal deberían ser una señal de advertencia, las personas seguirán viviendo su vida normal, ignorantes del inminente destino del mundo (v. 27). De hecho, el desgobierno humano se dirige justamente hacia la autodestrucción.
Jesús advirtió: “habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo” (Mateo 24:21-22). La Biblia dice que las guerras, las consecuentes hambrunas y epidemias, y los desastres naturales matarán a una gran cantidad de personas (Apocalipsis 6:8).
Luego vendrán guerras y desastres incluso más letales que llevarán a la humanidad al borde de la aniquilación. ¿Se usarán armas nucleares, químicas y biológicas? ¿Habrá drones e inteligencia artificial involucrados?
Cualquiera que sea el método, la verdadera causa de la autodestrucción humana es la maldad de nuestro corazón, aumentada por la influencia de Satanás el diablo, quien ha engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9; 16:13-14).
Pero Jesucristo prometió que regresará para poner fin a este ciclo sin fin de maldad y destrucción. Él nos salvará de nosotros mismos.
El fin del desgobierno humano
Dios ha prometido que un mejor sistema está por venir. Existe una meta u objetivo final de la historia. Se acerca un nuevo comienzo —un mundo mejor en el horizonte.
Tras advertir que la humanidad se encuentra en el borde del precipicio, Jesús continúa: “mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:22). Los escogidos son aquellos a quienes Jesús está entrenando ahora para servir, no como líderes humanos egoístas, sino como siervos espirituales competentes, amorosos y compasivos.
Cristo enseñó cuál era su perspectiva del liderazgo en Mateo 20:25-28: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
¿Está usted siendo llamado para formar parte de este programa de entrenamiento? Vea nuestro artículo en línea “Muchos son llamados, y pocos escogidos”.
“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite”
El gobierno del futuro Reino de Dios será un gobierno perfecto, porque la cabeza será el perfecto y amoroso Príncipe de Paz.
“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del Eterno de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:7).
Finalmente, esta hermosa profecía se hará realidad:
“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:4-5).
Entonces, la historia de los conflictos humanos terminará y comenzará un nuevo capítulo emocionante de nuestra historia.
Para estudiar estas profecías con más profundidad, descargue nuestro folleto gratuito El Misterio del Reino.