En su predicación del evangelio del Reino de Dios, Jesucristo instó a sus discípulos: “creed en el evangelio”. ¿Qué implica realmente esta creencia?
En sus viajes por los alrededores de Judea, Jesús predicó constantemente acerca del venidero Reino de Dios. Su mensaje incluía dos importantes pasos que debemos dar para responder al evangelio del Reino: el primero es arrepentirnos (tema del artículo anterior de esta serie). Y el segundo paso que Jesús nombró es: “creed en el evangelio” (Marcos 1:15).
Pero para comprender lo que Cristo quiso decir con “creed en el evangelio”, primero debemos saber que existen diferentes niveles de “creencia”, y luego tener claro a qué nivel se estaba refiriendo cuando dio su instrucción.
El nivel más elemental de creencia ocurre cuando comprendemos algo sin que ese algo provoque cambios en nuestra vida. Éste es el tipo de creencia que tienen los demonios: creen que Dios existe, pero no por ello modifican su mala conducta (Santiago 2:19).
En cambio, el nivel de creencia que Jesús nos pide, requiere de un compromiso que se refleja claramente por nuestra forma de vivir. Lo que Jesús les estaba diciendo a sus seguidores del primer siglo ―y a nosotros en la actualidad― es que no sólo debían comprender su mensaje y confiar en Él, sino también actuar de acuerdo con esa creencia.
Juan el Bautista, quien según la profecía prepararía el camino para el ministerio de Cristo, “vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz [Jesucristo], a fin de que todos creyesen por él” (Juan 1:7, énfasis añadido). Pero la creencia que él predicó requería de arrepentimiento ―un cambio profundo en la forma de pensar y conducirse (Mateo 3:2, 8). Es más, se esperaba que después de arrepentirse, la convicción de la persona —la llevara a continuar viviendo en obediencia a Dios.
“Creed en el evangelio” tal como Jesús nos instruyó, implica saber que Él es el Mesías profetizado, arrepentirnos de nuestros pecados, y comenzar a vivir en obediencia a los mandamientos de Dios. La creencia invocada por Jesús implica algo más que tener conocimiento.
Creer en el evangelio: un compromiso absoluto
Si bien los cuatro autores de los Evangelios enfatizan la importancia de creer en Jesucristo y su mensaje, Marcos lo hace de una manera especial. Consciente de todo lo que implica responder al evangelio adecuadamente, este apóstol registra a Cristo diciendo: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará” (Marcos 8:35).
Cuando realmente creemos en el mensaje de Jesucristo, toda nuestra vida gira en torno a Él, pues comprendemos que nuestro propósito en esta vida es prepararnos para ser miembros de la familia y del Reino de Dios en el futuro.
Refiriéndose a las cosas que sus discípulos deberían dejar atrás al comprometerse totalmente con el camino de Dios, Jesús explicó: “De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna” (Marcos 10:29-30).
La clave que debemos tener en cuenta es que “creed en el evangelio” implica un compromiso absoluto. Todos los días debemos pedirle a Dios que venga su Reino (Mateo 6:10). Aun si pasamos por dificultades y obstáculos mientras le obedecemos, toda nuestra vida ―nuestro corazón, mente y obras― debe girar en torno a responderle apropiadamente. Como dijo Cristo, debemos “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33).
Y, cuando el Reino de Dios y vivir de acuerdo con el evangelio son nuestra prioridad, Dios promete proveernos de todo lo necesario: “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”, añade Jesús (v. 33). Para más detalles, consulte los artículos “¿Cómo debemos orar?” y “Buscad primero el Reino de Dios”, en VidaEsperanzayVerdad.org.
“Trasladados” al Reino ahora
Siempre y cuando permanezcamos fieles a su llamado, cuando creemos verdaderamente en el evangelio de Cristo nuestro destino será formar parte del Reino de Dios. Inspirado por Dios, quien “llama las cosas que no son, como si fuesen” (Romanos 4:17), Pablo explica que “[nuestro Padre] nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13).
La palabra griega traducida aquí como “trasladado” implica que, si nuestras vidas están dedicadas a Dios y comenzamos a vivir de acuerdo con sus instrucciones, nuestra ciudadanía es transferida del reino de este mundo al Reino de Dios.
Si bien todavía no hemos sido transformados de carne y hueso a espíritu, y aún debemos permanecer fieles a las instrucciones de Dios para que nuestros cuerpos mortales sean transformados, Dios ya nos considera miembros de su futura familia y Reino desde el momento en que decidimos obedecerle voluntariamente. Desde esta perspectiva, “nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses 3:20) y, tal como Pablo y Timoteo, somos “embajadores en nombre de Cristo” (2 Corintios 5:20).
¿Cómo responderá al mensaje del Mesías?
En esta serie sobre el mensaje del Mesías hemos analizado los cuatro aspectos que Jesús enfatizó al predicar el evangelio del Reino: “el tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).
Ahora usted debe decidir cómo responderá a este llamado de Jesús para cambiar su vida.
Su Salvador espera que escuche la invitación que ha recibido. Dios lo ama a usted y al mundo entero y quiere que todos seamos salvos (Juan 3:16; 1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9). No lo obligará a responder, pero sin duda le gustaría que lo hiciera. Atender a este llamado es el gran propósito de su existencia y el único camino hacia una vida plena y llena de gozo por la eternidad.
Hacer caso de las enseñanzas de Cristo es fundamental; de nada sirve creer que Él es el Mesías si no creemos en que debemos vivir de acuerdo con las leyes de Dios. Como Cristo mismo dijera: “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23).
Si decide responder a este llamado, su vida cambiará para bien (1 Timoteo 4:8). Usted puede llegar a ser parte del Cuerpo de Cristo, que tiene la comisión de enseñar “todas las cosas” que Jesús mandó (Mateo 28:19-20). (Para más detalles acerca de cómo responder al llamado de Dios, consulte nuestro folleto gratuito ¡Cambie su vida!)
Responder al mensaje del Mesías ―el verdadero, el original, el evangelio completo del Reino de Dios tal como Cristo lo predicó― es crucial para cada uno de nosotros. En 2 Juan 1:9, Juan explica que “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios”.
Otro punto importante es que, como dijo Jesucristo, “será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Y este evangelio será predicado por aquellos que respondan al llamado siempre vigente de Jesús.
El propósito y el plan de Dios se cumplirán pase lo que pase. La pregunta que cada uno de nosotros debe hacerse es: ¿creeré yo verdadera, total y completamente en el evangelio del Reino?
Lo animamos a creer en el mensaje de Cristo y unirse a nosotros para proclamar el mismo evangelio del Reino que nuestro Mesías predicó hace dos mil años. Recuerde las solemnes palabras de Jesús: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16, énfasis añadido).
Recuadro: La palabra “creer” en el libro de Juan
La importancia de creer en el Mesías y su mensaje es un tema central en el relato de Juan acerca del ministerio de Jesús. De hecho, la palabra “creer” se repite más veces en este Evangelio que en los otros tres (Mateo, Marcos y Lucas) juntos.
Ya en los primeros versículos el apóstol explica que el ministerio de Juan el Bautista consistió en dar testimonio de la venida del Mesías para que la gente “creyese” en Él y se convirtiesen en hijos de Dios (Juan 1:7, 12). Además, Juan registra varias ocasiones en que Jesús habló acerca de la necesidad de creer en Él para recibir “vida eterna” (Juan 3:36; consulte también 6:29; 8:24; 11:26).
Y, para concluir su Evangelio, el apóstol resume el propósito de su libro con las siguientes palabras: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:30-31, énfasis añadido).