El Reino de Dios es un tema central en la Biblia, pero muchos lo pasan por alto o no lo comprenden. ¿Qué quiere Dios que sepamos acerca de su Reino?
Los términos Reino de Dios y Reino de los cielos (el nombre que Mateo usa para referirse al mismo concepto) se repiten más de 100 veces en la Biblia, aunque este tema se menciona con otras palabras en muchas más ocasiones.
Sin embargo, la mayoría de las personas no le presta mucha atención al Reino de Dios. Y cuando lo han hecho, a través de los siglos, han surgido malentendidos con respecto a su significado bíblico.
Falacias acerca del Reino de Dios
Según la Biblia, estas cuatro ideas acerca del Reino de Dios no son verdad:
Falacia 1: El Reino simplemente se refiere al cielo
Muchos cristianos tienen la falsa idea de que “Jesús en realidad se refiere al cielo. A menudo imaginamos que el reino de Dios es nuestro hogar eterno después de la muerte”, explica Eric Barreto (EntertheBible.org).
Pero como dice el historiador Will Durant, ésta no fue la enseñanza de la Iglesia del primer siglo: “¿A qué se refería [Cristo] cuando habló del Reino? ¿A un cielo sobrenatural? Aparentemente no, porque todos los apóstoles y primeros cristianos esperaban un reino terrenal” (The Story of Civilization [La historia de la civilización], Vol. III, Caesar and Christ [César y Cristo], p. 564).
Esperaban un reino en la Tierra porque eso fue lo que Dios anunció a través de los profetas en el Antiguo Testamento (Jeremías 23:5; Miqueas 4:1-4).
Pero malinterpretar esto de una manera política e inmediata llevó a muchas personas a una falacia diferente.
Falacia 2: El Reino es de este mundo
Muchos de los ciudadanos de Judea y Galilea en el primer siglo esperaban un Mesías que los librara de sus opresores romanos y restaurara la gloria del reino de Israel en su tiempo.
El Reino de Dios será la solución real a los problemas y males incurables de esta era.
Pero Jesús dijo: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18:36).
El Reino de Jesús no sería un gobierno humano establecido con política y poder militar.
Él no era un Mesías político que fuera a liderar una revuelta en contra de los gobiernos de entonces. Ningún esfuerzo humano es capaz de establecer el Reino de Dios. Como veremos, el regreso de Jesús a la Tierra y el establecimiento de su gobierno marcarán el inicio de un nuevo mundo, “el mundo venidero” (Hebreos 2:5).
Los cristianos fieles siguieron esperando con paciencia el regreso de Jesucristo. Sin embargo, a medida que la Iglesia Católica se volvió más prominente, una tercera falacia se extendió.
Falacia 3: El Reino es la Iglesia
En la teología católica surgió la idea de que “el área del reino” es aquella que está bajo “el poder y la autoridad de la iglesia” (New Bible Dictionary [Nuevo diccionario bíblico], p. 658).
Como veremos, la Iglesia de Dios sin duda tiene un papel clave en nuestra preparación para el Reino, pero no es sinónimo del Reino.
Falacia 4: El Reino está en el corazón de los hombres
“En su resistencia a la jerarquía católica romana, los reformadores hicieron un gran énfasis en la importancia espiritual e invisible del reino… Bajo la influencia de la Ilustración y el pietismo, [el reino] llegó a concebirse cada vez más en un sentido individualista; es la soberanía de la gracia y la paz en los corazones de los hombres” (ibídem).
Estas cuatro falacias, entre otras, se oponen a la verdadera enseñanza bíblica acerca del Reino de Dios.
Hechos acerca del Reino de Dios
- El reino de Dios fue el mensaje central de Jesucristo.
Desde el comienzo de su ministerio, el mensaje de Jesús fue el Reino de Dios (Marcos 1:14-15). Una búsqueda rápida muestra que Él predicó acerca del Reino docenas de veces. Incluso después de su resurrección, estuvo con sus discípulos 40 días “hablándoles acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3).
- El Reino de Dios es el mensaje principal del Nuevo Testamento y de toda la Biblia.
Veamos algunos pasajes acerca del papel central del mensaje del Reino.
El libro de Hechos concluye con un resumen de las enseñanzas del apóstol Pablo: “Pablo… recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” (Hechos 28:30-31).
Pedro predicó acerca de “tiempos de refrigerio” y “los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21). En el Antiguo Testamento, encontramos profecías fundamentales que también mencionan la restauración de todas las cosas, como las profecías de Daniel e Isaías:
“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).
“Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4).
- El Reino de Dios es el evangelio —las buenas noticias (Marcos 1:14-15).
El Reino de Dios es el mensaje que la Iglesia debe proclamar (Marcos 16:15). Como dice la profecía, será “predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
- El Reino de Dios es un gobierno real, no sólo una analogía espiritual.
Tendrá un territorio, súbditos, un Rey y leyes.
- Se establecerá sobre todo el mundo y todas las personas.
Apocalipsis 11:15 dice: “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
(En un sentido más amplio, el Reino de Dios regirá por la eternidad sobre todo el universo, así como todo el reino espiritual. De hecho, ya lo hace y la única excepción es este mundo, que estará bajo el gobierno de Satanás por un tiempo más.)
- Su Rey será Jesucristo.
Como Cristo le dijo a Pilato: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37).
- Sus leyes serán las leyes de Dios.
Las leyes morales de Dios fueron dadas para nuestro beneficio (Deuteronomio 10:13) y no han cambiado (Mateo 5:17-18). Jesús dijo que los Diez Mandamientos siguen siendo esenciales “si quieres entrar en la vida” (Mateo 19:17) —la vida eterna en su Reino.
Como escribió Isaías: “de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra [del Eterno]” (Isaías 2:3).
- Satanás también tiene un reino (Lucas 11:18), opuesto al Reino de Dios.
Actualmente “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19), él “engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9).
Pero su reino será vencido y él será quitado cuando Jesucristo regrese a la Tierra como Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:16; 20:1-2).
- El Reino de Dios es lo mismo que el Reino de los cielos.
Cuando Marcos y Lucas escribieron “reino de Dios”, Mateo a menudo usó “reino de los cielos” en las escrituras paralelas (vea, por ejemplo, Marcos 4:30-31; Lucas 13:18-19; Mateo 13:31). “Reino de Dios” y “Reino de los cielos” son términos sinónimos. (Vea más en nuestro artículo en línea “El reino de los cielos”.)
- El Reino de Dios requiere de arrepentimiento —cambio.
Jesús dijo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).
El arrepentimiento implica cambio. Dios quiere que dejemos de hacer las cosas que han conducido a los problemas de este mundo y en cambio vivamos de la forma que Él diseñó para nuestro bienestar. Lo invitamos a consultar nuestro artículo en línea “¿Qué es el arrepentimiento?”.
- Dios quiere que “[busquemos] primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33).
Esto implica anticipar con gran anhelo el regreso de Jesucristo y vivir según las leyes del Reino ahora. Implica esforzarnos por predicar las buenas noticias del Reino y hacer todo lo posible para prepararnos para ese futuro maravilloso.
- Dios quiere que pidamos en oración “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10).
El Reino de Dios será la solución real a los problemas y males incurables de esta era. Deberíamos esforzarnos por hacer la voluntad de Dios ahora y anhelar el día en que todos los seres humanos aprenderán a hacer lo mismo.
Cuando todos los seres humanos hayan recibido la oportunidad de convertirse en hijos espirituales de Dios, el Reino traerá una nueva tierra y nuevos cielos incluso mejores: “...ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).
“Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” (Isaías 9:7). Cuando el Reino de Dios se manifieste totalmente, de una forma espiritual y eterna, será algo muy superior a lo que podríamos imaginar en el ámbito físico.
¡Que venga pronto ese día!
Si desea saber más acerca de este tema esencial, lo invitamos a descargar nuestros folletos gratuitos El misterio del Reino y El mundo que vendrá: Cómo será.