Esta historia muestra la fe, el valor y la obediencia de cuatro jóvenes que fueron tomados cautivos por el rey Nabucodonosor. Dios los bendijo aun estando en Babilonia.
Daniel era un joven de la tribu de Judá que vivía en Jerusalén. Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén y tomó la ciudad. El rey se llevó algunos tesoros del templo de Dios para Babilonia (Daniel 1).
El rey Nabucodonosor también llevó a algunos de los jóvenes de Judá a Babilonia. Se les enseñó el idioma que hablaban allí. El rey quería hombres jóvenes que tuvieran sabiduría, conocimiento y entendimiento. Su propósito era enseñarles durante tres años para que pudieran servirle.
Daniel estaba entre los elegidos, junto con tres de sus amigos. Aunque los babilonios le dieron a Daniel el nombre de Beltsasar, la Biblia usa su nombre hebreo, Daniel. Los nombres de sus amigos fueron cambiados a Sadrac, Mesac y Abed-Nego.
Una prueba
El rey quería que consumieran de su propia comida y bebida especial del palacio.
Pero Daniel y sus amigos se negaron a comer la comida que el sirviente del rey les había traído. (Parte de esta, probablemente era comida inmunda que Dios nos ordena no comer, como se explica en Levítico 11.) El jefe de los eunucos que estaba encargado de ellos estaba preocupado que no se vieran saludables si no consumían la comida del rey. Si esto sucedía, sabía que el rey lo castigaría.
Pero Daniel le dijo: “Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas”.
El sirviente accedió a su petición. Al final de los 10 días, se veían mejor y más saludables que aquellos que comieron la comida del rey. A partir de entonces, se les permitió comer legumbres y verduras como habían pedido.
Dios bendijo a estos cuatro jóvenes y les dio conocimiento y sabiduría. Daniel también podía discernir los sueños. El rey los encontró 10 veces más sabios y mejores que todos los sabios, magos y astrólogos de su reino.
El sueño del rey
El rey Nabucodonosor tuvo un sueño que lo perturbó en gran manera. Ninguno de sus sabios fue capaz de decirle de qué se trataba su sueño. El rey se enojó tanto que ordenó que los mataran a todos. Mientras los sabios estaban siendo asesinados, Daniel se enteró de lo que estaba pasando. Sabía que él y sus amigos también serían asesinados. Fue al rey y le pidió que le que diera un poco más de tiempo para hacerle saber su sueño (Daniel 2).
Entonces Daniel y sus amigos oraron y le pidieron a Dios que los ayudara. Dios le reveló el sueño secreto a Daniel. Daniel le dio las gracias a Dios por mostrarle el sueño del rey.
Daniel le dijo al rey: “… hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días”.
Daniel entonces le dijo al rey de que se trataba su sueño.
“Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Daniel 2:31-35).
El significado
Daniel le dijo al rey: “Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey… tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo… Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”.
Ésta es una profecía acerca del Reino de Dios que vendrá cuando Jesucristo regrese a la Tierra y establezca su Reino para gobernar a toda la humanidad con justicia (Daniel 2: 36-45).
El rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro ante Daniel. Entonces el rey le dijo: “Ciertamente el Dios vuestro es Dios de dioses, y Señor de los reyes, y el que revela los misterios, pues pudiste revelar este misterio”.
El rey hizo de Daniel un hombre poderoso, le dio muchas riquezas y regalos y lo puso como gobernante de toda el área de Babilonia. Fue nombrado el jefe de todos los sabios del rey. Daniel también le pidió al rey que les diera cargos a sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-Nego. Ellos ayudaron a Daniel a administrar Babilonia.
Preguntas
Aquí hay algunas preguntas para meditar o discutir en familia:
- ¿Piensas que Daniel y sus amigos hicieron lo correcto, aun cuando esto significaba que podían perder la vida?
- ¿Qué sucedió cuando se negaron a comer la comida del rey?
- ¿Debes hacer siempre lo correcto, aun cuando todos los demás están haciendo lo incorrecto?
Si desea más información acerca de Daniel lo invitamos a leer nuestro artículo “El profeta Daniel”.