Los soldados tenían miedo. Pero el joven David no se dejó intimidar por el gigante. Sabía que Goliat hacía mal al desafiar a Dios. Dios le ayudaría a David a derrotarlo.
Los soldados de Israel tenían mucho miedo. Todos los días este enorme hombre de casi tres metros de altura los provocaba y amenazaba.
El nombre de este gigante filisteo era Goliat. Su armadura pesada y sus grandes armas lo hacían aún más aterrador.
La propuesta del gigante
Cada vez que Goliat se paraba enfrente de ellos, se burlaba de Israel y de Dios. Los desafiaba diciéndoles que lucharía contra cualquier soldado de Israel que fuera lo suficientemente valiente. Pero ninguno de los soldados se atrevía a enfrentarlo.
Hasta que un día...
La sorpresa de David
David tenía siete hermanos mayores, y tres de ellos eran soldados. Pero David se había quedado en casa ayudando a cuidar las ovejas de su padre.
Entonces su padre le pidió que les llevara algunos alimentos a sus hermanos, y David fue como su padre le había mandado. Pero cuando llegó al campamento, vio al gigante amenazando a Israel.
¿Cómo se atrevía este enemigo a desafiar al Dios de Israel y salirse con la suya? ¿Por qué ninguno de los soldados de Israel estaba dispuesto a luchar contra él?
Algunos soldados le contaron a David que el rey había ofrecido una recompensa. Cualquier soldado que fuera capaz de matar a Goliat, se haría rico y podría casarse con la hija del rey. Pero nadie se había atrevido a intentarlo.
El hermano mayor de David se enojó con David por hacer tantas preguntas. Pensaba que David era sólo un niño que estaba emocionado por estar en un campo de batalla.
Pero David preguntó: “¿Qué he hecho yo ahora?” Al parecer, estaba acostumbrado a ser molestado por sus hermanos.
Cuando el rey escuchó que David estaba dispuesto a luchar contra el gigante, mandó a buscarlo.
El rey Saúl se sorprendió de lo joven que era David. Le advirtió a David que no sería capaz de pelear con el gigante: “porque tú eres un muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud”.
Un león y un oso
Pero David no tenía miedo, y le contó al rey Saúl cómo había protegido a sus ovejas matando a un león y un oso. “El Eterno, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo”.
Entonces el rey Saúl dijo: “Ve, y el Eterno esté contigo”.
Sin armadura
A pesar de que el rey Saúl no estaba dispuesto a luchar contra Goliat, le ofreció a David que usara su armadura. Pero el rey Saúl era un hombre grande. La armadura era demasiado pesada para David, y no estaba acostumbrado a usarla. Así que David se quitó la armadura del rey y se puso su propia ropa. En lugar de la armadura del rey, tomó su bastón de pastor y su honda, ya que estaba acostumbrado a usarlos.
David recogió cinco piedras lisas para usar con su honda. Luego se dirigió hacia el gigante.
David defiende a Dios
Goliat y el hombre que sostenía su escudo se dirigieron hacia David. Pero al darse cuenta lo joven que era David, el gigante se enojó muchísimo. Menospreció a David porque ni siquiera estaba vestido como un soldado, sino como un pastor.
Goliat gritó: “¿Soy yo perro, para que ventas a mí con palos?” Luego el gigante maldijo a David en nombre de sus dioses paganos. Amenazó a David que lo mataría y daría su cuerpo de comer a los pájaros y animales.
Pero David respondió: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre del Eterno de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado”.
David afirmó que Dios derrotaría a todo el ejército de Goliat. Entonces todos sabrían que “del Eterno es la batalla, y él os entregará en nuestras manos”.
Así que David corrió hacia el gigante. Puso una piedra en su honda y la dio vuelta en círculos sobre su cabeza. La soltó en el momento justo y golpeó la frente de Goliat.
¡Y el gigante se desplomó de un golpe!
Uno abajo…
David tomó la espada de Goliat y terminó el trabajo. Todos en el ejército enemigo corrían tratando de escapar. El rey Saúl y su ejército los persiguieron, y Dios ayudó a Israel a ganar la batalla.
Luego, las mujeres salieron a cantar canciones acerca de lo que David había hecho y su valentía. Pero David sabía que era Dios quien debía ser alabado y glorificado.
David agradeció a Dios en muchas de sus canciones. En el Salmo 23:4 David describió a Dios como un buen pastor. “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno”. David confiaba en Dios, y así lo demostró cuando estaba en el valle donde Goliat lo amenazó con matarlo. David no tenía miedo. ¿Por qué? “Porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.
Dios también puede ser nuestro pastor. Él puede protegernos. Él puede ayudarnos a vencer cualquier gigante que enfrentemos. Debemos pedirle a Dios su ayuda y también agradecerle por todo lo que hace por nosotros.
Puede leer más acerca de David y Goliat en 1 Samuel 17.
Preguntas
Aquí hay algunas preguntas para meditar o hablar en familia:
- ¿Por qué David no tenía miedo de Goliat?
- ¿Por qué el hermano de David se enojó con él?
- ¿Por qué David no usó la armadura de Saúl?
- ¿Por qué dijo David que la batalla era de Dios?
Si desea leer más relatos de la Biblia, puede consultar los artículos en esta sección: “Historias de la Biblia: ¿están ahí por alguna razón?”.