Rahab vivía en Jericó, pero ella temía al Dios de Israel. Ella protegió a los espías israelitas y les pidió que no se olvidaran de ella y protegieran a su familia.
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Dios guió a Israel en el desierto durante 40 años. Durante ese tiempo, la generación que había desobedecido a Dios después de salir de Egipto había muerto.
Cuando Dios guiaba al pueblo cerca del río Jordán, Dios le dijo a su líder Moisés que subiera hasta la cima del monte Nebo, justo enfrente de Jericó. Aunque Dios le había dicho a Moisés que no podría cruzar el Jordán ni entrar en la tierra, Dios lo llevó a un lugar para que mirara al otro lado del río y pudiera ver la Tierra Prometida antes de morir.
Así que Moisés murió allí, tenía 120 años. Dios escogió a Josué para que fuera el nuevo líder de Israel. Dios quería que fuera a la Tierra Prometida y tomara posesión de las ciudades.
Jericó fue la primera ciudad en su camino. Esta era una ciudad bien fortificada con grandes murallas a su alrededor.
Josué envía espías a Jericó
Josué envió a dos hombres a investigar la tierra, especialmente a Jericó. Llegaron a la casa de Rahab y se quedaron allí. (En ese tiempo, Rahab no estaba viviendo de la manera correcta, pero Dios la estaba preparando para un propósito especial).
Pero alguien había visto a los espías en Jericó, y vinieron al rey diciendo: “Los hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para espiar la tierra”. Así que el rey de Jericó envió a sus siervos a Rahab, y le dijeron: “¡Saca a los hombres que han llegado a tu casa, porque espías son!”.
Rahab esconde a los espías
Pero Rahab había llevado a los dos hombres al techo y los había escondido bajo unos manojos de lino. Ella les dijo a los hombres del rey: “Es verdad que unos hombres estuvieron aquí, pero yo no sabía quiénes eran. Se fueron al oscurecer. No sé a dónde fueron, pero si se dan prisa, pueden atraparlos”.
Los hombres del rey se fueron para tratar de encontrar a los dos espías.
Lo que Rahab había dicho no era cierto. Al parecer, ella no entendía entonces la ley de Dios acerca de no mentir.
Rahab subió a la azotea para hablar con los dos hombres. Ella les dijo que el pueblo de Jericó había oído hablar de Israel. También habían escuchado cómo Dios había liberado a su pueblo de Egipto y secó el Mar Rojo para que Israel pudiera cruzar.
Ella les dijo: “Sé que el Dios de ustedes es Dios en el cielo y en la tierra. Les ruego ahora, de la manera que les he mostrado misericordia, también tengan piedad hacia mí y mi familia. Dejen vivir a mis padres, a mis hermanos y hermanas, y todo lo que tienen. ¡No nos dejen morir!”.
Los hombres le dijeron que, si ella y su familia mantenían este secreto, estarían a salvos. Serían tratados justamente y con misericordia.
Se escaparon por la ventana
La casa de Rahab estaba construida sobre la muralla de la ciudad. Así que Rahab lanzó una cuerda por la ventana, y los espías bajaron y pudieron escapar. Los hombres le dijeron a Rahab que colgara esta cuerda roja en la ventana para que cuando regresaran a Jericó, supieran cuál era su casa. Le dijeron: “Trae a tu familia a tu casa”.
Los hombres luego dijeron: “Si le cuentas a alguien sobre nosotros, nuestro trato acabará”. Ella estuvo de acuerdo con ellos. Los despidió y dejó el cordón escarlata en la ventana.
Los espías escaparon de la ciudad. Se escondieron en las montañas durante tres días hasta que los hombres del rey dejaron de buscarlos. Luego regresaron a Josué y le contaron todo lo que les había sucedido. Ellos dijeron: “Dios ha entregado toda la tierra en nuestras manos. La gente tiene miedo de nosotros”.
Camino a Jericó, ¡Dios detuvo las aguas del río Jordán para que Josué pudiera guiar a Israel a través de tierra seca! Este milagro fue parecido al que Dios hizo cuando hizo que Israel pasar a través del Mar Rojo por tierra seca.
Dios entregó a Jericó en las manos de Israel como lo había prometido. (El resto de esta historia se puede encontrar en la historia bíblica “Josué en Jericó: Los muros caen”).
Se acordaron de Rahab
Josué recordó la promesa hecha a Rahab, y envió a los dos espías a su casa para que la sacaran a ella y a su familia de Jericó.
A Rahab se le permitió vivir pacíficamente en Israel el resto de su vida porque había protegido a los espías. Ella había ayudado a Israel a entrar en la Tierra Prometida.
Más tarde, Rahab se casó con un hombre llamado Salmón, y tuvieron un hijo llamado Booz. Booz se casó con Rut, y tuvieron un hijo llamado Obed. Obed fue el padre de Isaí, quien fue el padre del rey David. Este linaje continúa hasta el nacimiento de Jesucristo (Mateo 1:1-16).
Rahab es mencionada en el capítulo de la fe como una mujer de fe (Hebreos 11:31). Rahab es un buen ejemplo de una mujer que quiso cambiar su vida. Ella había visto las muchas obras de Dios y eligió confiar en Dios. A medida que aprendía sus leyes, también aprendió a obedecer a Dios.
Preguntas
A continuación, tenemos algunas preguntas para reflexionar o hablar en familia:
- ¿Quién llegó a ser el líder de Israel después de la muerte de Moisés?
- ¿Cuántos espías envió Josué a Jericó?
- ¿A qué casa llegaron los espías en Jericó?
- ¿Qué hizo la mujer cuando los hombres del rey vinieron a buscar a los espías? ¿Conocía ella en aquel tiempo todas las leyes de Dios?
- ¿Cómo escaparon los hombres de su casa?
- ¿Qué le dijeron los espías a la mujer que colgara en su ventana para poder salvarse cuando los ejércitos de Israel llegaran a Jericó?
- ¿Estaban Rahab y su familia protegidos cuando las paredes cayeron?
- ¿Creía Rahab que Dios la salvaría a ella y a su familia? ¿Aprendió ella las leyes de Dios y aprendió a obedecerlas?
En Josué 2 y 6:22-25 puede leer más detalles acerca de Rahab y puede ver el resto de la historia en la historia bíblica “Josué en Jericó: Los muros caen”.