Cómo planear su vida de oración

¿Cómo es su vida de oración? ¿Le gustaría mejorarla? ¿Cómo podemos evaluar nuestras oraciones actuales y hacerlas más efectivas y agradables a Dios?

¿Cómo mostraría en una gráfica su vida de oración? ¿Habría picos y valles que representan momentos en los que ora más o menos que otras veces? ¿Habría picos y valles que representan momentos en los que sus oraciones son más o menos fervientes que otras veces?

Analizar este tipo de tendencias de vez en cuando nos puede ayudar a mantener una perspectiva honesta de nosotros mismos. No se necesita una calculadora gráfica para llevar a cabo este análisis. Se va a dar cuenta, que tener algunas “variables” y “constantes” en mente le puede ayudar.

La meta es entender algo acerca de nosotros. Sin embargo, a medida que avancemos, también vamos a entender algo más acerca de Dios.

Variables

Analizar las tendencias de vez en cuando nos puede ayudar a entender no sólo lo que está cambiando sino el motivo. Hay tres variables que pueden ser muy reveladoras al momento de analizar su vida de oración: frecuencia, duración y fervor

  • Frecuencia

¿Cada cuanto ora usted?

Muchas personas piden la oración por los alimentos. Ésta es una buena práctica, pero sólo esta rutina, ¿constituye una vida de oración positiva? La Biblia nos dice que el profeta Daniel tenía la costumbre de orar tres veces al día.

“Se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes” (Daniel 6:10).

Teniendo en cuenta el contexto, es claro que Daniel hacía más que pedir la oración por los alimentos tres veces al día. Se arrodillaba y le daba gracias a Dios y le pedía por su liberación. Daniel vivía en cautividad, pero aun así, continuaba orándole a Dios a pesar de la amenaza del edicto promulgado por el rey Darío. Gran parte de los administradores del rey, gobernadores y consejeros elaboraron la estatua específicamente para acusar a Daniel. A pesar de que esta ley del país se oponía directamente a la costumbre que tenía Daniel para adorar a Dios, él continuó orando. Sin importar las consecuencias, él buscó obedecer a Dios y mantener su vida de oración. Él no dejó de orar tres veces al día.

Vivimos en un mundo muy diferente al de Daniel. Usted se puede preguntar cómo puede apartar tiempo para orar en una vida tan ocupada como la suya. Usted puede pensar qué lugar podría ocupar la oración en el balance de su horario laboral y familiar. Si estas preguntas le resultan familiares, seguramente le parece difícil hacer un alto en el camino, sin importar la razón. Si esto se convierte en la norma, es muy probable que usted sienta que su relación con Dios se comienza a estancar y a desvanecerse.

Es posible que usted se percate de que casi todas las cosas son una prioridad que están por encima de la oración. A menudo, pensará que orar es prácticamente imposible. Si éste es el caso, preste atención. Jesús exhortó a sus discípulos a qué, por sobre todas las cosas, siempre apartaran un espacio para la oración.

“Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:6).

Cuando usted toma la decisión de buscar un espacio para orar que sea privado y libre de interrupciones, usted le está demostrando a Dios que valora el tiempo que pasa ante su trono. Usted está haciendo una inversión en su relación con Dios. Cuando usted hace esto regularmente, aumenta sus oportunidades de reconocer a Dios como su Creador y proveedor. También aumenta sus probabilidades de llevar sus preocupaciones y necesidades ante Él. Orar con frecuencia, con regularidad refuerza su relación con Dios y le ayuda a no perder la determinación de hacer su voluntad.

Si usted desea aprender más acerca de este tema, lo invitamos a leer nuestra guía de estudio, Cómo debemos orar, que incluye una explicación acerca de lo que Pablo quiso decir con: orad sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).

  • Duración

¿Cuánto dura en promedio una oración suya?

Una vez que usted empieza a apartar tiempo para orar regularmente, probablemente va a notar que la duración de sus oraciones puede variar. Algunas oraciones pueden ser tan cortas como un pensamiento. Otras oraciones pueden ser extensas y estar acompañadas de profunda meditación. En ambos casos, Dios lo va a escuchar, pero una vida de oración significativa incluye apartar el tiempo adecuado para arrodillarse a orar. Factores externos tales como estar ocupados todo el tiempo o estar cansados al final del día, pueden influir para que usted acorte sus oraciones.

Para evitar que sus oraciones se vuelvan demasiado cortas para ser efectivas, tenga en cuenta qué asuntos incluye en sus oraciones. ¿Qué palabras le está usted diciendo a Dios realmente? Se podría sorprender al darse cuenta de lo que realmente usted le está diciendo y pidiendo a Dios. Algunos adultos no han cambiado sus oraciones con respecto a lo que aprendieron durante su niñez. Otros repiten las mismas palabras cada vez que oran, difícilmente cambian alguna palabra de su oración programada.

Un modelo de oración

Si usted está interesado en hacer algún cambio para mejorar la efectividad de sus oraciones, tómese un momento para analizar la instrucción de Jesús en Mateo 6.

Si usted está interesado en hacer algún cambio para mejorar la efectividad de sus oraciones, tómese un momento para analizar la instrucción de Jesús en Mateo 6.“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:9-13).

Muchas personas conocen este pasaje como “El Padre nuestro”. Es común que en varias comunidades religiosas sea recitado por grupos de oración. No obstante, el objetivo de esta instrucción no era que los discípulos de Jesús empezaran a repetir estas palabras simplemente cada vez que oraran.

Este modelo provee un esquema de los elementos claves para una oración efectiva. Si usted nunca ha considerado utilizarlo como modelo, entonces tenga en cuenta este planteamiento, versículo a versículo:

Versículo 9: Jesús dice que comencemos nuestras oraciones dirigiéndonos a Dios el Padre. Esto nos recuerda que Dios es nuestro Padre y Creador. Usted, a su vez, es uno de sus hijos creados a su semejanza. Al decir estas palabras, usted reconoce que el Padre se preocupa por usted como uno de sus hijos.

Usted se puede dirigir a Dios el Padre de muchas maneras, así que no es necesario que siempre comience sus oraciones con esas palabras exactas. Otras formas de dirigirse a Dios el Padre son “Dios todopoderoso que estás en el cielo”, “Nuestro Padre celestial”, “Gran Dios”, “Misericordioso Dios”, etcétera.

En este punto de su oración, usted está alabando a Dios. Usted puede agradecerle a Dios por todas las bendiciones que Él le ha provisto. Si no se le viene nada más a la mente, puede agradecerle a Dios por la vida misma.

Versículo 10: luego, la instrucción de Jesús es concentrarnos en su Reino que pronto ha de venir (Mateo 6:33; Apocalipsis 11:15). Cuando decimos en la oración, “hágase tu voluntad”, lo que estamos diciendo es: “El deseo de mi corazón es someterme a la voluntad de Dios en cada aspecto de mi vida”.

Versículo 11: nuestra oración debe continuar con una humilde petición para que Dios nos provea nuestras necesidades físicas. Cabe resaltar que no todo lo que queremos es algo que necesitamos. Dios sabe lo que necesitamos y cuando lo necesitamos. Esperar que Dios nos provea incluso las necesidades más básicas es parte de nuestro sometimiento a su voluntad.

Versículo 12: este versículo menciona dos tipos de relaciones importantes —las relaciones entre Dios y el ser humano y su prójimo. Nosotros quedamos en deuda con Dios cuando transgredimos su ley. Sin su perdón, nuestro castigo sería la pena de muerte. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Por lo tanto, todos necesitamos su perdón. (Si usted desea aprender más acerca del arrepentimiento, lo invitamos a ver “¿Qué es el arrepentimiento?”.)

El otro enfoque del versículo 12 es el de los pecados que se cometen contra nosotros. Prójimos, amigos, familiares e incluso extraños pueden pecar contra nosotros. La instrucción de Jesús implica que debemos perdonar a los demás así como Dios nos perdona a nosotros. Este mensaje de perdón se repite a lo largo de todo su ministerio terrenal. El tiempo que le dedicamos a la oración debe darnos espacio para que traigamos todas estas cosas ante Dios, incluyendo los aspectos en los que hemos fallado y aquellos en que las otras personas nos han ofendido o lastimado.

Versículo 13: Jesús nos recuerda que todos estamos sujetos a la tentación. Por ende, necesitamos ser liberados de Satanás y su malvada conspiración, que lo único que busca es alejarnos de Dios. El último enunciado es de consuelo, fe y estar concentrados en el Reino de Dios venidero. Cuando vamos llegando al final de nuestra oración, vemos los días que se aproximan y nos recuerdan el plan de Dios de traer una época de paz.

Cuando profundice en cada uno de los elementos del modelo de oración, y además agregue detalles de su vida, usted va a tener una oración más extensa, más importante y más efectiva.

Jesucristo no establece una norma para la duración mínima de una oración. Sin embargo, sí establece una norma para los elementos esenciales de la oración. Por lo tanto, lo que realmente debe determinar la duración de nuestras oraciones es lo que decidamos traer ante Dios en ese momento.

  • Fervor

El fervor es la intensidad de una oración. Un elemento importante de una oración ferviente es la fe, incluyendo la fe en Dios para que responda a nuestra oración. La epístola de Santiago nos ayuda a comprender la relación entre el fervor de una oración y su efectividad.

“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:6-8).

Una oración ferviente proviene del corazón, que confía en la capacidad de Dios para escuchar y responder. Más adelante, en otra escritura que se enfoca en el don de la sanidad, Santiago nos asegura que la oración ferviente de un hombre justo es muy significativa.

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).

Es bueno anotar que Santiago nos exhorta a todos a orar los unos por los otros. Es importante recordar que la oración nos enseña a amar a los demás y tener en cuenta sus necesidades. Cuando las personas oran los unos por los otros con fe, se pueden ver beneficiados por un vínculo de amistad y compañerismo más fuertes.

Constantes

A pesar de todos los altibajos que se puedan presentar en nuestra vida de oración, Dios nunca cambia (Malaquías 3:6). Su poder y amor son constantes y eternos. Él es la fuente de todo el bien y de todos los dones perfectos. La oración le permite a usted reconocer y agradecerle a Dios por amarlo y proveerle para sus necesidades.

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17).

Otra constante que a veces las personas ignoran es la necesidad de Dios que tiene el ser humano. Es posible que no siempre usted sienta esa fuerte necesidad de Dios. puede ser vista más como una variable que tiene sus altibajos. No obstante, dependemos de Dios cada vez que respiramos, para cada gota de agua y cada día de nuestra vida.

“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:24-25).

La necesidad constante del ser humano para que Dios le provea toda buena dádiva y don perfecto, no cambia en cada respiración. Entre más se concentre en Dios y en todas las bendiciones que nos da, usted va a sentir un mayor deseo de dejar a un lado otras cosas para tener más tiempo para orar.

Resumen

¿Alguna vez ha analizado su vida de oración? ¿Cómo lo hace? Al analizar las tendencias en la frecuencia, duración y fervor de la oración, usted puede tener una imagen más concreta de su propia vida de oración.

En definitiva, Dios quiere tener una relación estrecha con todos y cada uno de sus hijos. Él es un asombroso y amoroso Dios que nunca nos va a dejar ni a olvidar. Su amor y su poder son constantes y eternos. La oración es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado para que construyamos una relación con Él.

Si usted desea aprender más acerca de este importante tema, lo invitamos a descargar nuestra guía de estudio, Cómo debemos orar.

Continuar leyendo

×

Suscríbase a Discernir

Ask a Question