¿Le gustaría aprender a orar? ¿O a orar mejor? La Biblia tiene muchas instrucciones al respecto. Un excelente lugar para comenzar es el ejemplo de Jesucristo.
Poco después de que Jesús se identificara como el Señor del sábado, ocurrió un gran hito en su ministerio: el nombramiento de los 12 apóstoles. Este grupo jugaría un papel clave en el liderazgo de su Iglesia luego de su partida.
Analicemos cómo los eligió Jesús:
“En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lucas 6:12, énfasis añadido).
Tras una noche de ferviente oración, Jesús bajó y nombró apóstoles a 12 de sus discípulos (vv. 13-16).
El punto que queremos destacar es: Jesús oró.
Muchos saben que Cristo dio instrucciones acerca de cómo debemos orar, incluyendo la oración modelo de Mateo 6:5-13. Pero además de estudiar las enseñanzas formales de Cristo acerca de la oración, podemos aprender mucho acerca de este tema estudiando su vida de oración personal.
¿Cómo oraba Jesucristo? ¿Qué lecciones prácticas podemos aprender de su ejemplo?
Lecciones acerca de la oración del ejemplo de Cristo
Éstas son cinco lecciones que podemos aprender al examinar la vida de oración de Jesús.
1. Jesús oraba antes de tomar decisiones importantes.
Ya vimos que Jesús estuvo orando varias horas antes de elegir a los apóstoles.
Ésta era una decisión muy importante. Esos hombres conformarían el núcleo del fundamento de su Iglesia, llevarían su mensaje al mundo y serían responsables de preservar sus palabras para las futuras generaciones.
Para elegirlos, Cristo buscó la guía y dirección del Padre.
La lección para nosotros es que debemos llevar nuestras necesidades (especialmente la necesidad de sabiduría cuando enfrentamos una decisión importante) a Dios en oración. Y cuando lo hagamos, no se trata de sólo pedirle que apruebe una decisión que ya hemos tomado, sino de genuinamente pedir que nos muestre su voluntad (Mateo 6:10).
Nuestras oraciones pidiendo sabiduría deberían ir de la mano con nuestro esfuerzo por considerar la decisión desde todos los ángulos. De hecho, Dios a veces revela su voluntad haciendo evidente la mejor decisión a medida que investigamos, pensamos y evaluamos, usando el intelecto que Él nos dio.
Si desea ahondar en este aspecto lo invitamos a leer “Haga de Dios su consejero personal”.
2. Jesús oraba en privado.
En el Sermón del Monte, Jesús enseñó que la oración debía ser principalmente en privado (Mateo 6:6). Dado que la oración es una forma de comunicación personal con Dios, orar sólo para parecer muy religiosos ante otros anula el propósito verdadero de la oración. El objetivo de orar es construir y edificar nuestra relación con Dios el Padre.
Jesús practicó lo que predicó y a menudo se alejaba de los discípulos y las multitudes para orar en privado. Aunque a veces hacía oraciones breves en público, sus oraciones más profundas, personales y prolongadas se llevaban a cabo sin que nadie se diera cuenta.
Las Escrituras dicen que a menudo oraba en la cima de una colina o en áreas aisladas, porque esos eran lugares apartados y silenciosos donde no sería interrumpido. Dado que Cristo viajaba a menudo, generalmente no tenía acceso a una habitación privada en una casa. Entonces, buscaba diferentes lugares solitarios en la naturaleza.
Tras alimentar a los 5.000 con cinco panes y dos peces, “subió al monte a orar aparte” (Mateo 14:23). Lucas añade que esto no fue algo ocasional, sino que “solía retirarse a lugares solitarios para orar” (Lucas 5:16, Nueva Versión Internacional; énfasis añadido). También usaba el tiempo solitario de la mañana para pasar un tiempo orando a su Padre (Marcos 1:35).
Dado que estas oraciones eran privadas, no sabemos sus palabras exactas. Sin embargo, su intensa oración de Juan 17 en la noche de su arresto y crucifixión nos da algunos indicios. Estudiar esta oración nos muestra un poco de la mente de Jesús y cómo se dirigía a su Padre en oración.
Si desea profundizar acerca de este tema, lo invitamos a leer “Cómo adorar a Dios en privado”.
3. Jesús le oraba al Padre.
Aunque lo hemos mencionado en los puntos anteriores, es importante notar que Jesús siempre dirigía sus oraciones al Padre. Él vivía exactamente lo que enseñaba —“ora a tu Padre que está en secreto” (Mateo 6:6, vea también el versículo 9).
Jesús nunca le oró a ningún santo muerto y nos enseñó que debemos orar al Padre en su nombre. “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré” (Juan 14:13-14; vea también 16:23-24).
Hoy en día, los cristianos siguen su ejemplo e instrucción orando al Padre en nombre de Cristo. Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, Mediador y Abogado para con el Padre (Romanos 8:34; 1 Timoteo 2:5; Hebreos 7:25; 1 Juan 2:1).
4. Jesús utilizó gran parte de su tiempo de oración para agradecer al Padre.
Si bien Jesús hacía peticiones cuando oraba, sus oraciones no eran sólo una lista de deseos y necesidades.
Cristo tenía el hábito de expresar gratitud consistentemente.
- Antes de alimentar milagrosamente a los 5.000, hizo una pausa y dio gracias al Padre (Juan 6:11).
- En la resurrección de Lázaro, agradeció al Padre (Juan 11:41-42).
- Tras oír que sus discípulos estaban creciendo y siendo utilizados por Dios, Jesús agradeció al Padre por llamar y trabajar con esos hombres (Lucas 10:21).
El ejemplo de Cristo es la razón por la que muchos cristianos hacen una pausa para agradecer a Dios antes de cada comida. Pero además de las oraciones breves antes de comer, deberíamos dedicar una parte de nuestras oraciones privadas para darle gracias a Dios, no sólo en general, sino también por bendiciones específicas que nos haya dado.
Si necesita más ideas acerca de cómo y qué agradecer a Dios, considere hacer un estudio de las palabras “gracias” y “acción de gracias” en el libro de Salmos. También puede serle útil nuestro artículo “Oración de gratitud”.
5. Jesús oró por otros.
Jesús no centró sus oraciones en sí mismo, sino que oraba frecuentemente por los demás.
Por ejemplo, en la noche de su última Pascua, Jesús le advirtió a Pedro que lo negaría. Y aunque sabía que esta dolorosa negación ocurriría, Cristo compartió con nosotros algo que sucedió en el mundo espiritual: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo” (Lucas 22:31). Satanás quería llevar a Pedro por un oscuro camino que sería espiritualmente irreversible. Sin embargo, Cristo luego hizo un comentario acerca de sus oraciones privadas: “pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (v. 32, énfasis añadido).
No conocemos los detalles de las oraciones de Jesús por Pedro, pero sí sabemos que el Padre las respondió. Incluso cuando Pedro cometió un error lamentable esa noche al negar a Jesús tres veces, él mismo se dio cuenta y se arrepintió.
También aprendemos acerca de las oraciones de Jesús por otros en su oración de Juan 17. No sólo oró por sus discípulos en ese tiempo (v. 9), sino también por quienes se añadirían a su Iglesia después (v. 20). Entonces, si usted es un verdadero discípulo de Jesús, puede estar seguro de que Él oró por usted.
Si nos estamos esforzando por orar como Jesús oró, haremos oraciones de intercesión regularmente para pedir por las necesidades de nuestros hermanos.
Orar como Cristo oró
El tema de esta serie, “Andar como Él anduvo”, es la necesidad de usar la vida de Cristo como el modelo a seguir en nuestras propias vidas. La oración es un elemento fundamental para desarrollar nuestra relación con el Padre. Orar como Jesús oró es crucial en nuestro esfuerzo por . . .
Andar como Él anduvo.