De la edición Mayo/Junio 2022 de la revista Discernir

La vida y el ejemplo de Juan el bautista

El ministerio de Cristo fue anunciado por un hombre llamado Juan el bautista. ¿Quién era este hombre? ¿Cuál era su misión y propósito? Y ¿qué podemos aprender de él?

Antes de hablar acerca de la vida de Jesús durante su ministerio público en esta seria "Andar como Él anduvo" , necesitamos tomar un pequeño desvío para examinar la vida de otra persona.

La primera venida de Jesucristo no fue un evento aislado. Dios envió a una persona muy especial antes que Él, a quien conocemos como Juan el bautista.

¿Quién era este hombre y cuál era su misión?

¿Quiénes fueron los padres de Juan el bautista?

Su padre, Zacarías, era un sacerdote levita que servía en el templo. Zacarías estaba casado con una mujer llamada Elisabet, quien era estéril (Lucas 1:7). Elisabet era pariente (probablemente prima) de María, la mamá de Jesús (v. 36). Esto significa que Juan el bautista y Jesucristo también tenían un parentesco, probablemente primos en segundo o tercer grado.

Zacarías y Elisabet eran una pareja ejemplar — “Ambos eran justos delante de Dios” (Lucas 1:6, énfasis añadido). Ambos habían crecido juntos en el camino de Dios (1 Pedro 3:7). Este ambiente familiar fue una parte fundamental de la preparación de Juan para su especial ministerio.

Juan el bautista nació seis meses antes que Jesús. Para entender lo que este hecho nos dice acerca del momento en que nació Cristo, lea nuestro artículo: “Juan el Bautista”.

¿Cuál era el propósito de Juan el bautista?

Debido a su fuerte unión y forma de vida, Dios escogió a Zacarías y Elizabeth para ser los padres de un hombre que prepararía el camino para el Mesías. Puede leer los detalles acerca de cómo Zacarías recibió esta revelación en Lucas 1:8-25.

Éste es un resumen de lo que el ángel reveló acerca del llamamiento y propósito de Juan:

  • No debía beber alcohol nunca —debía abstenerse de muchos de los placeres físicos de la vida (Mateo 11:18), tal vez para que nada lo distrajera de su misión. (Por supuesto, la Biblia no prohíbe que bebamos alcohol con moderación. Esta restricción era específica para Juan debido a su llamamiento.)
  • Su ministerio ayudaría a orientar las mentes de sus compatriotas hacia Dios.
  • Prepararía a la gente para escuchar y recibir las palabras del Cristo, quien vendría después de él.
  • Sería un cumplimiento de la profecía acerca de Elías en Malaquías 3:1 y 4:5.

También cumpliría la profecía que leemos en Isaías 40:3: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino al Eterno; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios [Jesucristo]”. (Éste es uno de los muchos versículos que comprueban que Jesucristo era Dios. Para aprender más acerca de la identidad y la divinidad de Cristo, puede leer el artículo: “¿Jesús en el Antiguo Testamento?)”.

La vida y el ministerio de Juan el bautista

No sabemos mucho acerca de la vida personal de Juan el Bautista, pero todo nos da a entender que sus padres lo educaron bien en las Escrituras. Aunque nosotros lo conocemos como Juan el bautista, de niño probablemente lo llamaban Juan, hijo de Zacarías.

Juan dirigió a la gente al verdadero Cristo, quien era Dios en la carne. No hizo ningún intento por competir o llamar la atención.Pero su llamamiento y propósito fueron muy diferentes a los de su padre. En lugar de servir en el templo cuando alcanzó la adultez, Juan comenzó su ministerio y un estilo de vida particular: “estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre” (Marcos 1:6).

Aunque esta descripción probablemente nos parece extraña en el siglo XXI, era una vestimenta tradicional de los profetas. Su ropa y forma de vivir simbolizaban su separación de la cultura en que vivía, así como el hecho de que su vida estaba completamente dedicada a su misión. No es coincidencia que su forma de vestir se asemejara a la de Elías (2 Reyes 1:8), pues Juan era un cumplimiento de la profecía acerca de la llegada de un nuevo Elías (Mateo 11:13-14).

Mucha gente lo escuchó y creyó en su mensaje, incluyendo algunos publicanos y soldados. El hecho de que estos profesionales lo hayan tomado en cuenta implica que su predicación era convincente. No se le consideraba un predicador radical, extraño, aislado y solitario, como algunas películas lo ilustran.

Juan el bautista no era un hombre aislado. De hecho, tenía un grupo de discípulos que aprendía de él, lo que implica que los instruía formalmente (Juan 1:35; 3:25).

¿Cuál era el bautismo de Juan?

Leemos que “Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados” (Marcos 1:4). Aunque los judíos hacían lavamientos rituales similares al bautismo, el bautismo de Juan —inmersión completa en el agua— es la primera mención de esta ceremonia en la Biblia.

El arrepentimiento fue un elemento central del mensaje de Juan. Pero su enseñanza iba más allá de sentir tristeza por haber pecado; implicaba “[hacer]… frutos dignos de arrepentimiento” (Lucas 3:8). En otras palabras, Juan animaba a la gente a cambiar su forma de vivir (vea también los versículos 10-14); y muchos de quienes lo escucharon decidieron bautizarse (Marcos 1:5).

La predicación de Juan acerca del arrepentimiento (dejar el pecado y cambiar de adentro hacia afuera) prepararía a las personas para recibir el mensaje de Jesucristo. Cristo también predicó acerca del arrepentimiento y el cambio, pero de una forma más profunda (vv. 14-15; Mateo 5-7).

Juan además recibió un honor muy especial —el que sólo una persona en la historia ha recibido: bautizó al mismo Jesucristo, Dios en la carne (Lucas 3:21-22). Aunque al principio estaba reacio, Jesús insistió en que lo hiciera (Mateo 3:13-15), no porque necesitara perdón de pecados (Jesús nunca pecó), sino porque quería dar el ejemplo para aquellos que más tarde se esforzarían por andar como Él anduvo.

Al bautizarse, Jesús hizo énfasis en que el bautismo es una parte esencial del llamamiento cristiano.

Para descubrir más acerca de la importancia del bautismo, lea “¿Es el bautismo un requisito para recibir la salvación?”.

Juan guió a las personas hacia Cristo

Algunas personas se preguntaban si Juan sería el Cristo profetizado, pero él siempre los corregía y los llevaba a Jesús de Nazaret (Lucas 3:15-16). Juan aclaró que su trabajo no era comparable a, ni competía de ninguna forma con la labor mucho mas grande que Jesucristo haría.

Cuando Jesús comenzó su ministerio, los discípulos de Juan le informaron que la gente estaba comenzando a seguirlo a Él en lugar de a Juan. Estaban preocupados de que fuera a perder a sus seguidores. Pero la respuesta de Juan demostró lo bien que entendía su misión y la profundidad de su humildad. Les dijo a sus discípulos: “Es necesario que él [Jesús] crezca, pero que yo mengüe” (Juan 3:30-31).

Juan dirigió a la gente al verdadero Cristo, quien era Dios en la carne. No hizo ningún intento por competir o llamar la atención; tenía la humildad para reconocer que su ministerio debía terminar para que el trabajo del Mesías pudiera convertirse en el centro de todo.

El legado y ejemplo de Juan el Bautista

Poco antes de que Jesús comenzara a predicar en Galilea, Juan fue arrestado y puesto en prisión por denunciar un pecado flagrante de Herodes el tetrarca (Mateo 14:1-9). Y luego de estar aproximadamente un año en prisión, fue decapitado por una razón insignificante y trágica (Marcos 6:22-28).

Jesús estimaba mucho a Juan; incluso dijo que era el mayor de los profetas (Lucas 7:28). Considerando que esa lista incluye a hombres extraordinarios como Elías, Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, ése es uno de los mayores cumplidos que alguien podría recibir del Hijo de Dios.

El respeto de Cristo por Juan nos da motivos para buscar lecciones que podemos aprender de su vida. Aunque algunos aspectos de la vida de Juan fueron inherentes a su llamamiento y no deben ser imitados en la actualidad, éstas son tres lecciones clave que podemos aprender de este gran hombre:

1. La vida de Juan estaba enfocada en dirigir a las personas hacia Jesucristo. Nosotros deberíamos vivir de la misma forma: esforzándonos por guiar a la gente a quien es nuestro ejemplo, no a nosotros mismos. Esto requiere de una humildad profunda, una virtud esencial del verdadero cristianismo.

2. Juan era diferente de todos a su alrededor. Usted y yo no hemos sido llamados a vivir en el desierto, comer langostas o vestir con piel de camello, pero sí hemos sido llamados a diferenciarnos por nuestra conducta (2 Corintios 6:17). Cuando alguien realmente se esfuerza por andar como Cristo anduvo, es diferente del mundo que lo rodea (Mateo 5:16).

3. Juan tenía la misión de proclamar la verdad de Dios. Intentó llegar a la mayor cantidad posible de personas con el mensaje del arrepentimiento y la venida de Cristo. De la misma manera, actualmente la Iglesia de Dios es responsable de anunciar las buenas nuevas del Reino de Dios y preparar a las personas para el regreso de Jesucristo. Usted puede ser parte de esa obra.

Juan el bautista vivió una vida corta, pero todo indica que la vivió bien y cumplió el propósito especial que Dios le dio. Sin duda es un valioso ejemplo para tener en cuenta mientras nos esforzamos por andar como su primo anduvo.

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