De la edición Noviembre/Diciembre 2021 de la revista Discernir

Lecciones del nacimiento y los primeros años de Jesús

Los Evangelios no dicen mucho acerca de los primeros 30 años de la vida de Jesús, pero nos dan algunos detalles. ¿Qué podemos aprender del nacimiento de Cristo y su infancia?

Los cuatro Evangelios se enfocan principalmente en el ministerio público de Cristo —el período desde sus 30 hasta sus 33 años y medio. Tenemos muchos detalles acerca de los tres años y medio que pasó predicando y haciendo milagros en Galilea y Judea. Pero es muy poco lo que sabemos de sus primeros 30 años de vida física. La Biblia sólo revela breves episodios de lo que ocurrió durante ese período.

Lamentablemente, algunas personas han tratado de llenar ese vacío. Algunos de los llamados “evangelios perdidos” incluyen historias extrañas acerca de la juventud de Jesús, sin duda elaboradas por la imaginación humana. También algunas películas se toman licencias artísticas con este misterioso período de la vida de Cristo.

Aconsejamos a nuestros lectores a ser escépticos ante cualquier fuente que promueva ideas ficticias de los primeros años de Jesús. Los cristianos deben basar sus ideas en la Palabra inspirada de Dios.

Entonces, ¿qué nos dice la Biblia acerca de los primeros años de Jesús? ¿Encontramos en ese período lecciones que nos ayudan a andar como Él anduvo?

El nacimiento de Jesús en Belén

Sólo dos de los cuatro autores de los Evangelios mencionan el nacimiento de Cristo: Mateo y Lucas. Lucas es quien nos da más detalles.

Dado que Lucas no se encontraba presente cuando Cristo nació, es probable que haya entrevistado a algunas de las personas que sí estuvieron presentes —tal vez a María o a algunos de los pastores que llegaron después de su nacimiento.

El autor relata que José y María viajaron a Belén (cerca de Jerusalén) para ser registrados en un censo romano obligatorio (Lucas 2:1-2). Muchos creen erróneamente que esto ocurrió en el mes de diciembre, pero es muy improbable que los romanos —unos de los más eficientes administradores en la historia de los imperios— organizaran un censo durante la época lluviosa, cuando era más difícil viajar. Otro hecho que desmiente que Jesús hubiera nacido en diciembre es que los pastores estaban en el campo durante la noche (v. 8). Aunque no podemos saber la fecha exacta, hay razones para pensar que Cristo nació alrededor del otoño del año 4 a.C.

Durante su estadía en Belén, “se cumplieron los días [del alumbramiento de María]. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (vv. 6-7).

Así es, Dios en la carne pasó su primera noche durmiendo en un abrevadero y su última noche lavando los pies sucios de 12 hombres adultos. Así era Él y así vivió su vida. A menudo escuchamos que “Jesús nació en un pesebre”, pero la Biblia sólo dice que lo acostaron en un pesebre. Un pesebre es simplemente un abrevadero para animales, que generalmente se hacía con un bloque de caliza hueco. El pesebre sirvió como una cuna improvisada para el bebé Jesús.

Lucas luego describe cómo el nacimiento de Jesucristo —el Ser destinado a gobernar toda la Tierra— fue reconocido y honrado por un grupo de pastores que trabajaba cerca (vv. 8-20).

Generalmente, el nacimiento de un futuro rey se celebraba con gran pompa y fanfarria. Pero no este futuro Rey. En lugar de ser puesto dentro de una cuna lujosa en un elegante palacio, este futuro Rey fue puesto en un abrevadero y sólo fue recibido por un carpintero, su joven novia y un grupo de pastores que trabajaban en el turno de la noche.

Muchos también piensan erróneamente que tres hombres sabios, o “reyes magos”, estuvieron presentes esa noche. Sin embargo, una lectura cuidadosa revela que los hombres sabios (la Biblia no dice cuántos eran) no llegaron sino hasta mucho más tarde, probablemente meses después del nacimiento de Cristo. Para más detalles acerca de esto, vea nuestro artículo en línea “El nacimiento de Cristo: mitos y falsas creencias”.

El pesebre y las humildes circunstancias del nacimiento de Jesús presagiaron la forma en que viviría toda su vida física. Cristo personificó la humildad y estaba completamente enfocado en servir a otros. Cerca de 33 años y medio después, en la víspera de su crucifixión, Él mismo recalcó la importancia de esta lección poniéndose de rodillas para lavar los pies de los discípulos (Juan 13:2-17).

Así es, Dios en la carne pasó su primera noche durmiendo en un abrevadero y su última noche lavando los pies sucios de 12 hombres adultos. Así era Él y así vivió su vida. Esto no sólo debería aumentar nuestro amor y aprecio por Él, sino también motivarnos a vivir de la misma forma (Mateo 23:12; Romanos 12:16; Filipenses 2:5).

José, María y Jesús huyen a Egipto

Poco después del nacimiento de Jesús, un ángel le advirtió a José que reubicara a su familia en Egipto por un tiempo. El propósito era proteger al joven Jesús del rey Herodes, quien intentaba encontrarlo para matarlo (Mateo 2:13).

José hizo caso de la advertencia y rápidamente huyó con su familia a Egipto. Ése era un lugar seguro porque se encontraba fuera de la jurisdicción de Herodes, estaba protegido por Roma y tenía una gran comunidad judía en la que pasarían desapercibidos. La familia vivió en Egipto hasta después de la muerte de Herodes, lo que podría representar desde algunos meses hasta uno o dos años.

Luego José estableció a su familia en el pueblo galileo de Nazaret (v. 23). Muchos en la región consideraban a los nazarenos como personas sencillas y sin educación, por lo que algunos dudaban de la legitimidad de Jesús debido a su lugar de origen (Juan 1:46; 7:41, 52). Como un comentario aparte, nosotros debemos evitar hacer juicios acerca de las personas por su lugar de origen.

Las acciones de José (escuchar al ángel y trasladar a su familia para evitar el peligro) nos dan una importante lección de obediencia y sabiduría. José obedeció humildemente la advertencia que Dios le dio a través del ángel para evitar el peligro. Como dice Proverbios 22:3: “El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño”.

Prever el peligro y tomar precauciones para evitarlo es un elemento fundamental de la sabiduría. Dios espera que seamos cuidadosos en las cosas que podemos controlar, y confiemos en Él para protegernos en las áreas que sólo Él puede hacerlo.

¿Sabemos algo más de los primeros 30 años de Jesús?

Como mencionamos, los autores de los Evangelios nos dan muy pocos detalles de este período de la vida de Cristo. Sin embargo, aún hay algunos relatos que nos quedan por explorar. Examinaremos esas historias en detalle, y las lecciones que nos dejan, en nuestra próxima edición.

Mientras tanto, sigamos esforzándonos por andar como Él anduvo.

Para descubrir más acerca de los mitos en torno al nacimiento de Jesús, lea “El nacimiento de Cristo: mitos y falsas creencias”.

Recuadro: ¿Fue el nacimiento de Cristo “la historia de Navidad”?

La historia del nacimiento de Jesús comúnmente se conoce como “la historia de Navidad”. Pero este título es uno de los nombres menos apropiados de la historia.

El nacimiento de Cristo no tiene absolutamente ninguna relación con la Navidad. El primer registro histórico de esta celebración no ocurre sino hasta el año 336 d. C., cerca de 340 años después del nacimiento de Jesús.

Muchas fuentes históricas identifican la Navidad como una mezcla de varias celebraciones paganas que tenían lugar a finales de diciembre en el mundo religioso greco-romano. La mayoría de esas festividades giraban en torno a la adoración del sol y se celebraban en diciembre porque coincidían con el solsticio de invierno. Dado que el solsticio marca la transición de días más cortos a días más largos, muchas culturas paganas celebraban la muerte y el renacimiento del sol en esta época.

En Roma, las dos festividades más celebradas eran el cumpleaños del Sol Invictus (“sol invicto”) que se realizaba el 25 de diciembre, y la Saturnalia, una fiesta de siete días para honrar al dios Saturno, que se celebraba entre el 17 y el 23 de diciembre. También había fiestas que celebraban el nacimiento de Mithra, un dios solar de Persia que tenía seguidores en Roma.

A medida que el cristianismo crecía en adeptos e importancia en Roma, los líderes de la iglesia romana tomaron una postura muy pragmática para atraer a las masas paganas. En lugar de predicar y promover el arrepentimiento o el cambio de sus costumbres paganas hacia las verdades bíblicas, los líderes romanos prácticamente renombraron muchas de las celebraciones, las tradiciones y los símbolos greco-romanos como “cristianos”. La idea era facilitar la transición del paganismo hacia el cristianismo.

La Navidad es un ejemplo representativo de esta práctica. Las celebraciones del solsticio de invierno fueron renombradas como una conmemoración del nacimiento de Cristo. El nacimiento del dios sol fue cambiado por el nacimiento del Hijo de Dios.

Esto debería alarmar fuertemente a los cristianos que buscan andar como Cristo anduvo. A lo largo del Antiguo Testamento, Dios le dijo a su pueblo que debía evitar totalmente las prácticas de religiones paganas (Deuteronomio 12:29-31; Jeremías 10:1-5). Les dijo que debían ser cuidadosos y adorarlo sólo de la forma que Él ordenó (Deuteronomio 12:32).

Y cuando Jesucristo vino a la Tierra, les enseñó el mismo principio a sus discípulos. Dijo claramente que la adoración a Dios debe estar basada en la verdad y no en mandamientos de hombres (Juan 4:24; Marcos 7:7).

Para descubrir más acerca de estos mitos y otros problemas con la Navidad, descargue nuestro folleto gratuito Las fiestas santas de Dios: Él tiene un plan para usted.

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