De la edición Mayo/Junio 2014 de la revista Discernir

¿Jesús en el Antiguo Testamento?

La mayoría de las personas asocian a Jesús con el Nuevo Testamento, pero ¿se menciona Jesucristo también en el Antiguo Testamento? ¿Era Jesús realmente el Dios que interactuó con los seres humanos en el Antiguo Testamento?

¿Quién fue el Dios que aparecía en el Antiguo Testamento?

La Biblia muestra que Aquél quien más tarde vendría a la Tierra como Jesucristo, era realmente el Dios que interactuó con Israel en el Antiguo Testamento. (Dios el Padre se menciona en el Antiguo Testamento, pero no se le apareció a la gente.)

Cuando algunas personas leen las Escrituras del Antiguo Testamento, piensan que Dios es estricto y vengativo. Esta percepción puede estar basada simplemente al leer algunas de las historias más conocidas del Antiguo Testamento.

Ejemplos del Antiguo Testamento que se usan para describir a Dios como alguien estricto:

  • Dios expulsó a Adán y Eva del Jardín del Edén, y destruyó la Tierra con un diluvio.
  • Envió plagas al antiguo Egipto.
  • Mandó a Israel a conquistar Canaán a través de guerras.
  • Castigó a Israel y Judá con el cautiverio a naciones extranjeras.

Muchos interpretan estos ejemplos como las acciones de un Dios severo en busca de retribución y justicia.

Ejemplos del Nuevo Testamento que se usan para describir a Jesús como alguien dócil:

Por otro lado, muchos ven a Jesús en el Nuevo Testamento completamente diferente. Las Escrituras del Nuevo Testamento presentan a Jesucristo, el Hijo de Dios, enseñando acerca del amor hacia los demás, mostrando misericordia, sanando a multitudes de personas, sosteniendo cariñosamente a los niños en sus brazos, y dando su vida como sacrificio para salvación de las personas de sus pecados.

Al comparar estos ejemplos, algunos han llegado a la conclusión de que el Dios del Antiguo Testamento era el Padre, un Dios estricto y severo, en busca de castigo y venganza. Y que el Dios del Nuevo Testamento era Jesús, el Hijo, un Dios de amor, bondad y misericordia.

Algunos incluso creen que Jesús vino a la Tierra para sanar la brecha entre nosotros y el Padre, ¡esencialmente liberándonos de la ley restrictiva de su Padre y su deseo de castigarnos por nuestros pecados!

Pero ¿es Dios realmente diferente en el Antiguo y Nuevo Testamento?

En realidad, cuando estudiamos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento más detenidamente, descubriremos que esos estereotipos no son correctos. El Antiguo Testamento describe a Dios como un ser bondadoso, amoroso y gentil (Deuteronomio 10:18; Salmo 86:5; Isaías 40:11). Por otro lado, el Nuevo Testamento muestra que Jesús podía actuar fuerte y firmemente contra el pecado cuando tenía que hacerlo (Mateo 21:12-13; 23:13; Marcos 8:33).

¿Era el Padre el Dios del cual leemos en el Antiguo Testamento?

Juan reveló una sorprendente verdad acerca del Padre en Juan 1:18: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (énfasis añadido).

Jesús también dijo: “También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto” (Juan 5:37, énfasis añadido).

Estas dos Escrituras nos enseñan un hecho importante: El Padre no ha hablado directamente con  ni ha sido visto jamás por ningún ser humano.

Pero cuando leemos el Antiguo Testamento, vemos que en muchas ocasiones Dios sí fue visto por personas, y se comunicaba directamente con los seres humanos. El término teológico para esto es teofanía. Una teofanía es cuando Dios permite ser visto u oído por un ser humano.

Aquí hay dos ejemplos de teofanía en el Antiguo Testamento:

  • “Mas el Eterno Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí” (Génesis 3:9-10). Adán evidentemente escuchó la voz de Dios.
  • “Y hablaba el Eterno a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero” (Éxodo 33:11). Moisés claramente escuchó y vio a Dios.

Hay muchos otros ejemplos de teofanía que muestran a Dios interactuando directamente con las personas en el Antiguo Testamento (Génesis 2:16-17; 6:13-14; 12:1; 17:1; 18:1; Éxodo 3:4-6; 24:9-11; 33:22-23; Números 12:6-8; Deuteronomio 4:33; Jeremías 1:4-10).

Vemos en el Antiguo Testamento a un ser divino que se identificaba así mismo como Dios y el Eterno, que se relacionaba y comunicaba directamente con las personas. Pero, según Jesús, este ser divino no pudo haber sido Dios el Padre.Vemos en el Antiguo Testamento a un ser divino que se identificaba así mismo como Dios y el Eterno, que se relacionaba y comunicaba directamente con las personas. Pero, según Jesús, este ser divino no pudo haber sido Dios el Padre porque Jesús dijo específicamente que ningún ser humano había oído o visto al Padre.

Jesús también dijo que una de las razones por las que había venido a la Tierra era para “revelar” al Padre (Mateo 11:27). Si el Padre ya era ampliamente conocido por el pueblo de Israel como el Dios que había aparecido a lo largo del Antiguo Testamento, entonces ¡no había necesidad de revelarlo! Jesús vino a revelar al Padre porque la gente no lo conocía.

Pero si Aquél que se reveló a los patriarcas e Israel en el Antiguo Testamento no era el Padre, entonces ¿quién era?

(Para aprender acerca de lo que hace Dios el Padre, lea nuestros artículos “¿Qué hace Dios el Padre? Parte 1” y “¿Qué hace Dios el Padre? Parte 2”).

Jesús es el Dios en el Antiguo Testamento

Un estudio cuidadoso de la Biblia muestra claramente que el Dios que interactuó con los seres humanos en el Antiguo Testamento fue aquél que se convirtió en Jesucristo.

La escritura más clara y contundente se encuentra en Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.

En el versículo 14, este ser llamado el Verbo se identifica claramente como Jesucristo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.

Jesús es claramente el ser llamado el Verbo. Aquí hay tres cosas que aprendemos acerca del Verbo (Jesús) en Juan 1:1:

  • Él ya existía al principio del orden creado (lo que significa que Él existía antes del comienzo de todas las cosas). Ésta es otra forma de decir que no tuvo un comienzo —Él es eterno.
  • Él existía con otro ser conocido como Dios.
  • Él mismo es también Dios.

Así, antes de que naciera de María, Jesús era llamado “el Verbo”. Pero ¿qué nos revela este nombre acerca de Jesús antes de su nacimiento humano?

El “Verbo” en Juan 1:1 es una traducción de la palabra griega Logos, que significa “una palabra” o “algo dicho” (Diccionario griego de Strong). Esta definición incluye tanto el pensamiento como la palabra hablada.

Este título tiene sentido cuando lo relacionamos con las Escrituras que ya hemos explorado acerca del Dios del Antiguo Testamento comunicándose con los seres humanos. Jesús era el ser que hablaba.

Cuando el mensaje o la revelación de Dios fue dado, se dio por medio del Verbo —que llegó a ser Jesucristo— o también de un ángel. El Padre nunca ha hablado directamente con los seres humanos.El Verbo era, esencialmente, el ser que servía como vocero en nombre del Padre. Él siempre ha sido el responsable de comunicar la voluntad del Padre a los seres humanos, durante los tiempos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Cuando el mensaje o la revelación de Dios fue dado, se dio por medio del Verbo —que llegó a ser Jesucristo— o también de un ángel. El Padre nunca ha hablado directamente con los seres humanos.

Jesucristo estableció claramente su identidad, ¡a veces incluso en detrimento de su bienestar físico! En Juan 8 Jesús dijo que conocía a Abraham (v. 56).

Dado que Abraham había vivido y muerto casi 2.000 años antes, esta declaración ofendió a los judíos con los que Jesús estaba hablando. Consideraron que era blasfemia que un mero hombre (como lo veían) que no tenía aún “cincuenta años”, tuviera la osadía de afirmar que había conocido al patriarca de ellos —Abraham (v. 57).

Pero la respuesta de Jesús fue aún más impactante para ellos: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (v. 58).

Efectivamente, Jesucristo afirmó que precedía a Abraham. Pero, al decir esto, Jesús también dio una pista acerca de su identidad que fue entendida por los judíos enojados que lo rodeaban. Él se refirió a sí mismo como “YO SOY. ¡De hecho, éste era en realidad un título divino de Dios!

Cuando se apareció a Moisés desde la zarza ardiente, Dios se identificó como “YO SOY EL QUE SOY” y “YO SOY” (Éxodo 3:14).

¿Qué significa el nombre “YO SOY”?

Al identificarse a sí mismo como “YO SOY”, Jesús estaba afirmando que Él había existido por toda la eternidad.

Jesucristo se identificó como el Dios de Abraham y Moisés, y aquél que sacó a Israel de Egipto.

Años después de que Jesús se llamara a sí mismo “YO SOY”, el apóstol Pablo corroboró la identidad de Cristo como el Dios que guio a Israel en el desierto en 1 Corintios 10:1-4:

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”.

El Dios que proporcionaba agua de una roca a los israelitas, y que los protegía de día y noche era realmente el Verbo (Aquél que más tarde vendría a la Tierra como Jesucristo).

Para aprender más acerca de los significados de los muchos nombres de Dios, lea “Los nombres de Dios”.

Dios creó todas las cosas a través de Jesús

Antes de su nacimiento humano, Jesucristo era aquél a través del cual Dios había creado todas las cosas. El apóstol Pablo estableció este hecho claramente en sus escritos.

Leemos que “Dios [el Padre]... creó todas las cosas por Jesús el Cristo” (Efesios 3:9, Biblia del Jubileo). Jesucristo, el Verbo, bajo la dirección del Padre, creó “todas las cosas”: el reino angelical, el universo físico y toda la vida física.

Colosenses 1:16-18 revela algunas funciones adicionales del Verbo. No sólo “fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra” a través de Él, sino que Cristo también gobierna sobre todas las autoridades y potestades que existen bajo el Padre. Esto significa que Cristo tiene autoridad sobre todo el dominio angelical y humano. Él existía “antes de todas las cosas” (Él es eterno), “y todas las cosas en él subsisten” (v. 17).

Aquí hay dos versículos más que refuerzan la verdad de que el Padre creó todas las cosas a través del Verbo:

  • “Sólo hay… un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1 Corintios 8:6).
  • “Dios… en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:1-2).

Para aprender más acerca de por qué Jesús no fue creado, lea el artículo “¿Fue Jesucristo creado?”.

Cómo Jesús y el Padre son uno

Sólo hemos cubierto la superficie de este tema increíblemente relevante. Hay mucho más que entender acerca de la identidad de Dios el Padre y Jesucristo. Pero la verdad más importante que debemos entender es que Dios el Padre y Jesucristo el Hijo existen en completa armonía.

A esto se refería Jesús cuando dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30). Ellos comparten el mismo carácter perfecto de amor, verdad, misericordia y gracia. Piensan igual, y cuando el Hijo habla en nombre del Padre como el Verbo, Él comunica perfectamente la voluntad y la intención de Dios el Padre (Juan 14:24).

Aunque el Padre nunca ha hablado directamente con las personas, sí es mencionado en el Antiguo Testamento (por ejemplo, tanto el Padre como el Hijo son evidentes en versículos como Génesis 1:26; 11:7; y Salmos 110:1). El Padre ha elegido llevar a cabo su plan para la humanidad a través de Jesús, de principio a fin.

No sólo el carácter de Dios (ambos Padre e Hijo) ha sido consistente a través del tiempo, sino que las expectativas de Dios para los seres humanos también siguen siendo las mismas. Es vital que estudiemos y comprendamos tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento (1 Corintios 10:11; 2 Timoteo 3:16). La ley espiritual de Dios —resumida para nosotros en los Diez Mandamientos— ha permanecido constante y válida a lo largo del tiempo.

Para aprender más acerca de la confiabilidad del carácter de Dios a lo largo de la Biblia, puede resultarle útil estudiar nuestra infografía “Características de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento”.

¡Dios el Padre y Jesucristo son verdaderamente los mismos “ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8; Malaquías 3:6)!

Entonces, ¿quién era el Dios en el Antiguo Testamento?

En resumen, en la mayoría de los pasajes, el Dios de quien leemos en el Antiguo Testamento fue aquél que más tarde vendría como Jesucristo.

Jesucristo fue aquél a través del cual el Padre creó todas las cosas, el que interactuó con los seres humanos como Adán y Moisés, y que sacó a Israel fuera de Egipto por el desierto. Hizo todas estas cosas en nombre del ser conocido en el Nuevo Testamento como Dios el Padre.

Dios el Padre es la autoridad suprema en la familia Dios, y dirigió al Verbo (Cristo) en todo lo que hizo. El Padre y el Hijo trabajan juntos en perfecta armonía como un equipo.

Lo animamos a aprender más acerca del Padre y el Hijo explorando dos secciones importantes del sitio web de VidaEsperanzayVerdad.org: “¿Quién es Dios?” y “¿Quién es Jesús?”.

12 pruebas de que Jesucristo es Dios y es eterno

  1. Jesús era el Verbo que existió antes del principio, estaba con Dios y era Dios.
    Juan 1:1-3; Apocalipsis 19:13.
  2. Jesús existió antes de Abraham y se llamó a sí mismo: “YO SOY”.
    Juan 8:57-58; 17:5.
  3. Jesús es llamado Dios y Salvador.
    Tito 2:13.
  4. Sólo Dios puede ser llamado nuestro Salvador.
    Isaías 43:11; 45:21; Oseas 13:4; Tito 3:4; 2 Timoteo 1:10.
  5. Tomás llamó a Jesús: “¡Señor mío y Dios mío!”.
    Juan 20:28.
  6. Isaías profetizó que uno de los títulos del Mesías sería “Dios fuerte”.
    Isaías 9:6-7.
  7. Miqueas profetizó que el Mesías sería “Desde el principio, desde los días de la eternidad” —otra forma de decir que Él ha existido siempre.
    Miqueas 5:2.
  8. Nadie ha visto ni oído al Padre, sin embargo, el Dios del Antiguo Testamento fue visto y oído por algunos, lo que significa que debió haber sido aquel que más tarde vino como Jesucristo.
    Juan 1:18; 5:37; 1 Juan 4:12; Éxodo 24:9-11.
  9. Al Hijo se refieren directamente como Dios.
    Hebreos 1:8, 5; Lucas 20:41-44.
  10. Jesús es el Señor que se sentaría a la diestra del Padre.
    Salmos 110:1,5; Lucas 20:41-44.
  11. Jesucristo fue antes de todas las cosas y es el responsable de que todas las cosas existan.
    Colosenses 1:15-17.
  12. Jesús fue Dios “manifestado en carne”.
    1 Timoteo 3:16.

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