Cada año en vísperas de Navidad, prácticamente cada iglesia, hogar e incluso empresa tiene su propio pesebre que representa la imagen que la mayoría tiene del nacimiento de Cristo.
En el centro generalmente hay un pequeño Jesús con los brazos estirados hacia su amorosa madre María (y José, parado al lado o detrás de ella), quien se arrodilla mirando al bebé con veneración. Luego están los tres reyes magos con sus ropas reales, inclinándose en señal de adoración; y por supuesto, la típica escena navideña no estaría completa sin algunos pastores, ovejas, vacas y asnos en la vecindad.
Si ha leído esta columna antes, sabrá que en ella a menudo desafiamos al cristianismo tradicional por presentar ideas erradas sobre Cristo y sus enseñanzas. Pero no lo hacemos por ser quisquillosos; lo hacemos porque creemos que cuando se trata de Jesús y la Biblia, la verdad importa.
Al fin y al cabo, si las Escrituras dicen que Cristo fue el Hijo de Dios —literalmente Dios en la carne— ¿no es justo que cualquier enseñanza acerca de Él sea presentada con cuidado y fidelidad al texto bíblico? Lamentablemente, muchas de las ideas que hoy tenemos del nacimiento de Jesús no tienen fundamento en la Biblia.
Si bien el cumpleaños de Jesucristo es una de las fiestas más sagradas para el cristianismo tradicional, es interesante que sólo dos de los autores de los Evangelios pensaran que era importante escribir acerca de este evento. Lucas es quien le presta más atención, mientras Mateo sólo lo describe brevemente. Marcos y Juan, por otro lado, ni siquiera lo mencionan, sino que más bien se dedican casi exclusivamente a la adultez, el ministerio y la muerte de Jesús. Los escritores más tardíos del Nuevo Testamento, como Pablo, Pedro, Santiago y Judas, tampoco mencionan el cumpleaños de Cristo en ninguna parte.
¿Significa esto que el nacimiento de Cristo fue algo irrelevante? ¡Por supuesto que no! Pero el hecho es que los Evangelios le hacen muy poco énfasis y por lo tanto tenemos pocos detalles de lo que realmente sucedió. Veamos algunos de los mitos y las equivocaciones más comunes en cuanto al nacimiento de Jesús, y luego hagámonos la pregunta más importante.
Cristo nació el 25 de diciembre
Millones de personas alrededor del mundo celebran el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre (los ortodoxos lo celebran cerca de dos semanas después, el 7 de enero, que corresponde al 25 de diciembre en el antiguo calendario juliano). Pero ¿hay alguna razón para creer que Cristo nació en la mitad del invierno (en el hemisferio norte)? En primer lugar, los Evangelios de Mateo y Juan no revelan explícitamente la fecha del nacimiento de Cristo. Y cuando la Biblia guarda silencio con respecto a un tema, lo sabio es preguntarnos si lo hará por alguna razón. ¿Será posible que Dios haya dejado este detalle inconcluso para evitar que celebremos el cumpleaños de Cristo como una festividad?
Ahora, aunque la falta de referencias bíblicas a una fecha o época específicas del nacimiento de Jesús es obvia, los Evangelios sí nos dan algunas pistas contundentes de que no nació en invierno.
Comencemos por la razón del viaje de José y María a Jerusalén. Lucas relata: “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado… José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén…para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta” (Lucas 2:1, 4-5).
Sin embargo, es muy poco probable que las autoridades romanas le pidieran a la gente viajar a registrarse en un censo durante los lluviosos y fríos meses del inverno (Cantares 2:11; Esdras 10:9, 13). Lo más sensato es que lo hayan hecho durante una época en la que fuese más fácil viajar.
Otro indicio importante es que “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño” (Lucas 2:8).
Como muchos comentaristas bíblicos señalan, los pastores generalmente guardaban a sus ovejas de noche durante los meses fríos y lluviosos del año —entre noviembre y marzo aproximadamente. En su conocido libro Una armonía de los cuatro Evangelios, el estudioso A.T. Robertson explica: “La cosa principal que aparece probada es que el 25 de diciembre no fue el tiempo [del nacimiento de Cristo], puesto que los pastores difícilmente estarían en los campos con sus ganados, durante la noche, pues comúnmente encerraban sus rebaños en los rediles en el mes de noviembre y los guardaban allí hasta marzo. Las noches de diciembre apenas permiten la vigilia en los campos montañosos, aun en lugares tan al sur como Bethlehem. Y además, el largo viaje de Nazaret a Bethlehem difícilmente habría sido hecho por José y María durante el invierno, la estación de las lluvias” (p. 220).
La decisión de celebrar el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, entonces, no se basó en pistas o indicios bíblicos. Como la evidencia histórica señala, esta fecha más bien se eligió cientos de años después del nacimiento de Jesús, tratando de hacer un paralelo con el solsticio de invierno. ¿Por qué? Porque muchas religiones que adoraban al sol también celebraban el cumpleaños de sus dioses en el solsticio de invierno para el hemisferio norte (el día más corto del año), pues era a partir de ese día que el sol comenzaba a tomar fuerza otra vez.
Conozca más detalles acerca de los problemas que hay con este razonamiento en nuestro artículo “Navidad bajo juicio” de VidaEsperanzayVerdad.org.
Tres reyes magos visitaron a Jesús recién nacido
Casi cada escena navideña del nacimiento de Cristo incluye a tres “reyes magos” u hombres sabios que supuestamente visitaban a la familia cuando Jesús nació. Pero si leemos con detenimiento el relato de Mateo (el único lugar en donde se menciona estas personas), veremos que esta idea moderna está equivocada en muchos puntos.
En primer lugar, la Biblia dice que los hombres llegaron después del nacimiento de Cristo: “Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente” (Mateo 2:1, Nueva Versión Internacional, énfasis añadido). Otros detalles del relato de hecho indican que la visita ocurrió semanas, meses o hasta dos años después de que Cristo naciera:
- Cuando los sabios llegaron a Jerusalén, se refirieron al nacimiento de Cristo como algo que ya había ocurrido (Mateo 2:2).
- Mateo describe a Jesús como “el niño” tres veces en el relato, y la palabra griega que utiliza es paidion, que generalmente se refiere a un niño mayor de la edad de lactancia. Si Jesús hubiera sido un bebé, la palabra podría haber sido nepios, que se refiere más específicamente a un recién nacido (traducida como “los que maman” en Mateo 21:16).
- Mateo dice que los sabios encontraron a María y “el niño” en la casa, lo cual podría indicar que para entonces la familia ya vivía en una casa en Belén.
- Además, el malvado rey Herodes “mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos” (Mateo 2:16).
En segundo lugar, note que el relato no menciona el número específico de magos que visitaron a Cristo. Solamente dice “vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”. Algunos suponen que fueron tres porque trajeron tres regalos: “oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11) —regalos que a menudo se les daban a los reyes; pero esto no necesariamente indica cuántos fueron los sabios. Ni siquiera queda muy claro quiénes eran estos hombres o de dónde venían. No eran reyes —como algunos los llaman— pero al parecer eran hombres sabios con cierto conocimiento de las Escrituras hebreas y el judaísmo.
No más falacias
¿Qué importancia tiene todo esto? Los ejemplos que hemos mencionado ilustran un problema común cuando se trata de la Biblia. Ya sea que las suposiciones acerca de la Navidad son grandes errores (como sustituir el cumpleaños de un dios sol por el de Jesús) o errores pequeños (como imaginar que los magos fueron tres), son una prueba de cómo a veces la gente asume descuidadamente que la Biblia dice cosas que no están ahí.
Estos mitos tradicionales y falsas creencias acerca del nacimiento de Cristo son ahora parte integral de la Navidad. Y es lamentable cómo una celebración que dice conmemorar el nacimiento del Mesías ha sido la principal impulsora de mitos que confunden a la gente con respecto a lo que realmente sucedió. Sin embargo, ésta es sólo una parte de lo que está mal con la Navidad. La otra parte es que muchos de los elementos de esta celebración, incluyendo su fecha, símbolos y tradiciones, están basados en antiguas celebraciones paganas.
La mejor manera de descubrir la verdad acerca del nacimiento de Cristo —y, lo que es más importante, acerca de su vida— es abandonar esta fiesta de mitos y remplazarla con estudio y fidelidad a lo que dice la Biblia.
Para conocer más detalladamente los problemas que hay con la Navidad, lea nuestra anterior columna de Cristo vs. Cristianismo: “Jesucristo vs. la Navidad”. ¡Pero tenga en mente que la Navidad es sólo la punta del iceberg cuando se trata de mitos e ideas falsas acerca de las enseñanzas de la Biblia!