¿Se convirtió Dios en un ser humano? ¿Se convirtió el Verbo, un miembro de la deidad, en el Jesús de carne y hueso? ¿Qué dice la Biblia acerca del Hijo del Hombre?
Desde el nacimiento de Jesús, hace 2.000 años, se ha debatido bastante entre los teólogos acerca de quién o qué fue Jesús realmente. Algunos piensan que Jesús simplemente fue un hombre, un ser humano —un profeta al igual que Isaías, Jeremías, Ezequiel o cualquier otro de los profetas de la antigüedad.
Muchos, como los docetistas, creen que Jesús, como Dios, sólo aparecía como humano —que realmente, un miembro de la Deidad no se convertía en un ser humano.
En Juan 1:1, Juan escribió claramente: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (énfasis añadido). Juan describe al Verbo, estando con Dios. El Verbo estaba con ese miembro de la deidad que a menudo se describe en el Antiguo Testamento como el Dios Altísimo.
Juan dice también claramente que el Verbo era Dios. Los apóstoles entendieron perfectamente que el Verbo era un miembro de la Deidad —que Él existía en el mismo nivel del plano de vida de Dios.
Juan después escribió algo que es muy profundo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
El Verbo era Dios y el Verbo fue hecho carne. El Verbo se convirtió en Jesucristo hombre, que se llama así mismo el Hijo del Hombre en más de 80 oportunidades en los Evangelios. Sin embargo, una creencia herética surgió en el primer siglo y decía que Jesucristo no era un miembro de la Deidad que se había convertido en ser humano.
En su primera carta, el apóstol Juan advirtió a los cristianos primitivos acerca de esa enseñanza tan herética. “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Juan 4:1-3, énfasis añadido).
Los apóstoles entendieron que el Verbo, un miembro de la Deidad, realmente se había convertido en Jesús —un ser humano de carne y hueso. Lo invitamos a leer el artículo “¿Qué creían los apóstoles acerca de Dios?”
Cuando un miembro de la deidad se convierte en ser humano, es obvio que algunas cosas tienen que cambiar.
¿Qué cambió?
Cuando el Verbo fue hecho carne, está claro que lo que cambió fue su existencia espiritual inmortal en el nivel del plano de vida de Dios. El Verbo ya no sería un ser espiritual —compuesto de espíritu inmortal. El Verbo se convertiría en un ser humano —compuesto de carne mortal— sujeto a la muerte.
Pablo describió lo que sucedió en Filipenses 2:5-8: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (énfasis añadido).
El Verbo era Dios. Él tenía la forma de Dios —en el nivel del plano de vida de Dios. Pero cuando el Verbo fue concebido en el vientre de María, fue hecho carne. Se despojó así mismo de su existencia inmortal y se convirtió en un ser humano totalmente —el Hijo del Hombre.
El Verbo era Dios. Él tenía la forma de Dios —en el nivel del plano de vida de Dios. Pero cuando el Verbo fue concebido en el vientre de María, fue hecho carne. Se despojó así mismo de su existencia inmortal y se convirtió en un ser humano totalmente —el Hijo del Hombre.
¿Qué no cambió?
El Verbo permaneció igual. El Verbo era Dios y el Verbo fue hecho carne. La esencia de la existencia del Verbo cambió cuando el Verbo que era Dios fue hecho carne. Esto es lo que dice la Biblia. Cuando el Verbo fue hecho carne se convirtió en Jesús hombre.
El nacimiento de Jesús
No todos los detalles de lo que Dios el Padre hizo para que el Verbo naciera de María como su hijo están descritos en la Biblia.
Pero lo que sí dice la Biblia acerca de la concepción de Jesús en María, se encuentra en Lucas 1:30-35. Un ángel se le apareció a María y le transmitió un mensaje de Dios: “Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (énfasis añadido).
El Verbo fue concebido de una manera sobrenatural en María. El niño que nació fue llamado Jesús. El Verbo fue hecho carne —el Hijo del Hombre.
Lo que Jesús sabía
¿Tenía Jesús todas las memorias y el conocimiento del Verbo? No lo sabemos porque la Biblia no explica totalmente esta situación. Lo que si sabemos con claridad es que Jesús a los 12 años ya sabía quién era, la manera en que les respondió a sus padres físicos así lo demuestra, “Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Jesús se refería a Dios, su padre.
El Evangelio de Juan registra muchas palabras de Jesús y otras que atestiguan el hecho de que Jesús había existido antes de su nacimiento como ser humano y que había venido desde el cielo.
Juan el bautista, que nació antes de que Jesús dijera: “Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo” (Juan 1:15).
El apóstol Juan escribió, “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13). Jesús ya había regresado al cielo en el momento en que Juan estaba escribiendo este Evangelio. Ésta es una declaración explicativa que Juan añadió cuando escribió su narración de la vida de Jesús décadas después de su ascensión.
En el mismo capítulo Juan el bautista habla acerca de Jesús: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos” (v. 31).
Jesús hablando de sí mismo, dijo: “Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo… Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió” (Juan 6:33, 38).
Hablándoles a los fariseos, Jesús les dijo: “Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo” (Juan 8:23).
Mas adelante, Jesús les habló a los judíos, “Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió” (Juan 8:42, énfasis añadido).
Y justo después, hizo una contundente declaración acerca de quién era Él: “Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (Juan 8:57-58). La mayoría reconoce que el yo soy es una clara referencia a la manera en que Dios se llama a si mismo cuando Moisés le preguntó por su nombre en el episodio de la zarza ardiente (Éxodo 3:13-14).
Hay muchas referencias más. Sin embargo, éstas son suficientes para mostrar que Jesús si sabía quién era Él.
Por qué el Verbo fue hecho carne
Que un miembro de la deidad se haya convertido en un ser humano es una increíble verdad en la cual debemos reflexionar y meditar. El Verbo quien era Dios se convirtió en Jesucristo, el Hijo del Hombre —el ungido— el Mesías. ¿Por qué?
Así como Pablo escribió en Filipenses 2:5-8, uno de los asombrosos propósitos para los que el Verbo fuera hecho carne, fue para convertirse en el sacrificio perfecto por el pecado —para morir y hacer posible nuestro perdón por los pecados y poder tener acceso a la vida eterna. Como dijo Juan el bautista cuando Jesús vino hacia él: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
También vino para prepararse para ser un sumo sacerdote comprensivo —nuestro intercesor— que sabe lo que significa ser un ser humano cuando nosotros vamos delante de Dios y oramos en nuestros momentos de necesidad (Hebreos 4:14-16).
Adicional a esto, Él vino a darnos el ejemplo de cómo debemos vivir para poder heredar la vida en el Reino de Dios (1 Juan 2:5-6).
Dios se convirtió en un hombre —el Hijo del Hombre— porque Dios tiene un plan increíble para la humanidad.
Para profundizar más en el estudio de este tema, lo invitamos a leer nuestros artículos “Jesús, el Hijo de Dios” y “¿Fue Jesucristo creado?”