La Biblia tiene unas pocas referencias a la niñez de Jesús. ¿Qué nos dice la Biblia acerca de la niñez de Jesús? ¿Qué nos dice de la historia de cuando Jesús era niño y estaba en el templo?
¿Cómo era Jesús como niño?
Uno de los aportes más importantes acerca de la niñez de Jesucristo lo encontramos en el libro de Lucas, que nos revela el profundo entendimiento espiritual de Cristo y su actitud: “¿no sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (Lucas 2:49).
Juan 21:25 nos dice que hubo tantos sucesos importantes en la vida de Jesucristo que si todos se hubieran escrito, en el mundo no cabrían el número de libros. Lo que Él alcanzó a hacer en sus tres años y medio de ministerio es realmente asombroso.
Afortunadamente tenemos cuatro escritores de los evangelios que registraron gran parte de lo que ocurrió, incluyendo detalles específicos que tenían que ver con su nacimiento. Estos indicios son provistos para que “Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).
El relato de los Evangelios nos da muchísimos detalles acerca del ministerio de Jesucristo. Sin embargo, muchos tienen inquietudes con respecto a cómo era la vida de Jesús antes de su ministerio.
- ¿Dónde creció Jesús?
- ¿Cómo era Jesús como niño pequeño que estaba creciendo hacia la edad adulta?
- ¿Tuvo Jesús familiares y amigos?
- ¿Fue Jesús un carpintero?
Si bien las respuestas a estas inquietudes todavía no están muy claras, la narración de la Biblia nos ofrece algunas claves acerca de estos años de los cuales no sabemos mucho.
Jesús como niño
El medio ambiente en el cual Jesús creció era muy complejo por las fuerzas religiosas y políticas que estaban vigentes en Judea y los territorios que la rodeaban. Muchos reconocen que Jesús nació en Belén (Lucas 2:4-7), una ciudad largamente asociada con la familia de David.
Jesús no permanecería mucho tiempo en su ciudad natal. Poco después de su nacimiento, José y María llevaron a Jesús a presentarlo al templo en Jerusalén (Lucas 2:28-38). En pocos meses la familia tendría que viajar por la noche a Egipto para escapar de la matanza decretada por el rey Herodes (Mateo 2:13-18). En Egipto la familia estuvo segura hasta la muerte de Herodes, momento en que finalmente pudo regresar al hogar.
Pero Jesús no creció en el área de Belén o Jerusalén. El lugar donde Jesús vivió su niñez fue Nazareth, una ciudad de Galilea (Mateo 2:19-23; Lucas 2:39).
Lucas 2:40 resume el desarrollo de Jesús desde su infancia hasta alcanzar los 12 años de edad: “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él”.
La vida familiar de Jesús
Jesús creció en una familia que apenas estaba comenzando y eventualmente crecería. Mateo es muy claro al decir que José y María no tuvieron hijos antes del nacimiento de Jesús (Mateo 1:24-25). Sin embargo, la Biblia nos dice que Jesús tuvo varios medio hermanos menores, hijos de José y María.
Mateo da los nombres de cuatro hermanos: Jacobo, José, Simón y Judas (Mateo 13:55). Por lo menos tenía dos hermanas (v. 56). Así que Jesús fue el mayor de por lo menos siete hijos.
Su padrastro José era un carpintero (v. 55). Su ocupación se entiende generalmente como alguien que trabaja con madera. Sin embargo, el Comentario bíblico del expositor explica que la palabra puede implicar: Carpintero —aquel que trabaja con la madera— o tal vez, aun constructor (en un momento y una época donde la mayoría de las casas eran construidas con ladrillos de barro” (volumen 9, p. 384).
Esta ocupación requería talento, paciencia y trabajo duro —todas estas características Jesús las habría observado durante su niñez.
¿Fue Jesús carpintero?
Marcos registra que a Jesús mismo se le llamaba como “el carpintero” (Marcos 6:3). En esa época era costumbre que los hijos varones aprendieran la ocupación de su padre. Así, por ser el primogénito de su familia, parece probable que Jesús hubiera sido entrenado y empleado como carpintero.
Si bien la narrativa bíblica no hace énfasis en este punto, todo parece indicar que Jesús utilizó sus capacidades como carpintero para obtener su sustento hasta que comenzó su ministerio.
Jesús creció en un lugar religioso
Además de hablar de los numerosos familiares de Jesús y la ocupación de José, la Biblia también muestra que Jesús fue criado en un hogar religioso muy devoto. Su familia guardaba fielmente las fiestas santas anuales establecidas por Dios.
Lucas registra que la familia de Jesús hacía peregrinajes anuales a Jerusalén durante la fiesta de la Pascua y los días de Panes Sin Levadura (Lucas 2:41-42).
Es interesante anotar que los científicos sociales en la actualidad han confirmado los beneficios que tiene el hecho de que un niño crezca en un medio ambiente religioso. El doctor Pat Fagan es el director del Centro de Investigaciones de Matrimonio y Religión, y un profesor asociado en el Instituto de Investigación de Matrimonio y Religión en Washington, DC.
Después de compilar los hallazgos de mas de 100 científicos sociales independientes en las últimas dos décadas, acerca del efecto que tiene en los niños asistir a la Iglesia, él dijo: “Cuando los que hacen las políticas consideran que América enfrenta graves problemas sociales incluyendo los crímenes violentos y el aumento de la ilegitimidad, el abuso de sustancias, la dependencia de la asistencia social, ellos deberían prestar atención a los hallazgos en la literatura profesional de las ciencias políticas, acerca de las consecuencias positivas que se derivan” de la asistencia fiel a la Iglesia (Rob Kerby: “Los hijos que van a la Iglesia tienen menos posibilidades de divorciarse o de vivir en pobreza”, beliefnet.com).
Aprender a tan corta edad que existe un Dios y que cada persona ha sido hecha a su imagen, le ofrece un medio ambiente muy favorable para hijos muy equilibrados. José y María construyeron un hogar centrado en el amor de Dios, sus mandamientos y su forma de vida, lo cual es una razón por la que indiscutiblemente Dios los eligió para proveerle a su Hijo un desarrollo temprano en su niñez.
Jesús fue un niño excepcional
El desarrollo de Jesús fue similar al de cualquier otro niño, pero, a diferencia de los demás, Él tuvo el don del Espíritu Santo y la gracia de Dios desde su nacimiento. Y esto le permitió tener un entendimiento de la Palabra de Dios y sus principios espiritualesmucho mayor que el de sus pares.
Es interesante anotar que el relato de Lucas acerca de la vida de Jesús menciona algo que ocurrió cuando Jesús tenía 12 años de edad. Podemos aprender mucho de esta fascinante historia, que se menciona únicamente en el Evangelio de Lucas.
Lucas 2:43-44 nos permite conocer detalles interesantes acerca de cómo funcionaba esta familia tan especial. Lugo de guardarlas fiestas santas en Jerusalén, y tras un día de camino hacia su hogar, los padres de Jesús descubrieron que el niño no estaba en la caravana. ¿Cómo es que tardaron tanto en darse cuenta de su ausencia?
Primero, es muy probable que, a pesar de su corta edad, Jesús ya se hubiera ganado la confianza de sus padres y, por lo tanto, José y María confiaban en que actuaría responsablemente durante su viaje de regreso a casa.
Cuando se dieron cuenta de que Jesús no estaba en la caravana, José y María se sintieron desconcertados y, llenos de preocupación y aflicción, recorrieron un día entero de regreso a Jerusalén esperando encontrar a su Hijo sano y salvo.
Para entonces, ya habían comprobado que su Hijo mayor era muy confiable, hábil y responsable, pues, si se tratara de un niño impredecible e inmaduro, sus padres hubieran sentido la necesidad de observarlo mucho más de cerca. Pero tal parece que no tenían razón alguna para creer que Jesús haría algo inesperado.
José y María supusieron que Jesús viajaba en la caravana con otra de las familias o algún pariente y no se cuestionaron dónde estaría sino hasta bien avanzado el día. Y esto es entendible de su parte, pues no tenían por qué esperar algo más que la responsabilidad usual de su Hijo y un viaje normal hacia Nazaret luego de haber guardado la Pascua en Jerusalén.
Pero, cuando se dieron cuenta de que Jesús no estaba en la caravana, José y María se sintieron desconcertados y, llenos de preocupación y aflicción, recorrieron un día entero de regreso a Jerusalén esperando encontrar a su Hijo sano y salvo.
El niño Jesús en el templo
Al parecer, pasaron tres días desde las fiestas antes de que los padres de Jesús lo hallaran en el templo. No lo encontraron jugando, perdido o asustado siquiera por estar solo. En cambio, lo encontraron envuelto en una seria discusión con algunos de los doctores de la ley de Jerusalén, “oyéndoles y preguntándoles” (Lucas 2:46).
Los eruditos, en lugar de sentirse irritados por la intervención del niño, estaban impresionados con las preguntas y respuestas de Jesús y, lo que es más importante, estaban asombrados de su profundo entendimiento teológico. Como leemos en Lucas 2:47, “todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas”; sin duda estas personas estaban en presencia de un jovencito muy bendecido por Dios.
Una vez que encontraron a Jesús a salvo, José y María se sintieron aliviados. Sin embargo, aún estaban perplejos por el inusual comportamiento de su Hijo y su aparente falta de interés por la preocupación que les había causado.
María le preguntó por qué había hecho tal cosa mientras, aparentemente, José permaneció en silencio dejando que su esposa hablara por los dos—probablemente porque había sido María quien concibió a Jesús en su vientre, o porque, siendo mujer, los días de búsqueda la habían afligido emocionalmente más que a José. De cualquier manera, María buscaba una respuesta por parte de su Hijo.
La madre de Jesús demostró sabiduría y autocontrol preguntándole primero cuál había sido su motivación: “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia” (Lucas 2:48).
En una situación como esta, muchos padres se hubieran dejado llevar por la frustración o el enojo automáticamente y tal vez hasta hubieran arremetido contra su hijo por haberles causado tanto sufrimiento. Pero María, sabiendo que su Hijo nunca antes había sido irresponsable o rebelde, intentó genuinamente comprender el comportamiento de Jesús.
“En los negocios de mi Padre me es necesario estar”
La respuesta de Cristo a la pregunta de su madre fue: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (v. 49).
Jesús no avisó a sus padres que permanecería en Jerusalén por más tiempo del acordado, pues probablemente supuso que ellos sabían del importante trabajo que tenía por hacer. Y, por lo tanto, no pensó que se sorprenderían al no encontrarlo en la caravana.
Entendimiento espiritual
A medida que crecía, Jesús debió haber tenido conversaciones muy profundas con sus padres. Su madre seguramente le relató la historia de su nacimiento y lo que dijo Gabriel al anunciar su concepción.
Además, como leemos en Juan 3:34, Jesucristo tenía el Espíritu de su Padre sin medida. Tenía una profunda comprensión del propósito de su vida en la Tierra y sin duda sintió un celo ferviente por complacer a su Padre celestial haciendo su obra desde que era sólo un niño.
Por lo tanto, es muy probable que Jesús haya creído que sus padres tendrían esto en mente cuando decidió quedarse en Jerusalén, lo cual hubiera disipado cualquier inquietud. Pero, por supuesto, la preocupación de José y María por su Hijo de solo 12 años fue tan grande que no lograron comprender lo que el niño les dijo cuando finalmente lo encontraron (Lucas 2:50).
Jesús sabía que eventualmente cumpliría el verdadero propósito de su vida y se dedicaría por completo a los negocios de su Padre. Pero, cuando José y María regresaron por Él, decidió ir con ellos a Nazaret y sujetarse a sus padres hasta que llegara el momento de comenzar su trabajo (v. 51).
El plan del Padre celestial de Cristo era que su ministerio comenzara nada menos que 18 años después de este incidente, cuando ya estaría preparado para superar la prueba más grande que un ser humano haya enfrentado.
¿Por qué registró Lucas el relato de Jesús como un niño en el templo?
Existe una buena razón por la cual Dios inspiró a Lucas para escribir acerca de este incidente de la niñez de Jesús. El relato nos hace ver que la extraordinaria familia de Cristo pasó por las mismas cosas que pasaría cualquier familia común y corriente, pues estaba compuesta por personas —padres, hermanos y hermanas (vea Juan 7:3-4)— con los mismos sentimientos, emociones, preocupaciones y, a veces, confusión que los demás.
Los tres protagonistas de esta pequeña historia demostraron tener sabiduría espiritual al enfrentar las circunstancias y además maduraron como individuos luego de superar el contratiempo. Por un lado, José y María tenían mucho que reflexionar en cuanto a los dones especiales de su Hijo y, por otro lado, Jesús adquirió una mayor comprensión de su papel como Hijo y del plan que Dios tenía para su vida. A pesar de todo, ninguno de ellos pecó y su relación familiar no se deterioró, sino que, al contrario, se vio fortalecida.
Tanto el pequeño Jesús como José y María se comportaron de acuerdo a los principios de la Palabra de Dios, la Biblia. Y además tenían la ayuda del Espíritu Santo que proviene de nuestro Padre celestial.
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