La única señal que Jesucristo dio a su generación de que Él era el Mesías, fue su resurrección. ¿Existe evidencia sólida de la resurrección de Jesucristo?
Los seguidores de Jesucristo deben estar absolutamente seguros de que la resurrección de nuestro Salvador es un hecho. Como veremos, la promesa para todos los convertidos de que serán resucitados y transformados en seres espirituales cuando Él regrese a la tierra, depende de ello. Todavía la mayoría de la gente rechaza la idea de una resurrección. Incluso aquellos que afirman creer que Jesús es el Cristo, niegan la necesidad de una resurrección para los creyentes descrita en las escrituras, con sus creencias tradicionales acerca de lo que ocurre después de la muerte.
En la época del apóstol Pablo, había personas que promulgaban que no existía la resurrección (1 de Corintios 15:12). En esos días, un grupo importante de líderes religiosos, los saduceos, también negaban la resurrección. Si fuera cierto, como señala Pablo, entonces no tendríamos un Salvador. ¡Todavía estaríamos en nuestros pecados, y los miembros de la Iglesia de Dios no tendrían esperanza de ser resucitados! (vv. 17-18).
En 1 de Corintios 15, Pablo enfatiza que la resurrección de Jesucristo es un elemento fundamental del evangelio (vv. 1-4). La muerte y resurrección de Jesús son vitales para la redención de toda la humanidad, desde Abel, hasta la primera venida de Jesucristo (los patriarcas y los profetas), y todos los miembros de la Iglesia de Dios que tienen acceso al Espíritu Santo en esta era, para que sean las primicias de la cosecha espiritual de Dios, y luego para el resto de la humanidad en el futuro.
Si la resurrección de Jesucristo ha sido algo inventado, los ministros de Jesucristo junto con los apóstoles son unos mentirosos (v. 15); y no hay ninguna esperanza para el futuro. Hombres y mujeres pueden continuar con su vida y hacer lo que bien les parezca.
Dos clases de testimonio
Para confrontar aquellos que negaban la resurrección de Jesucristo, Pablo utilizaba dos argumentos para comprobarla. El primero es el cumplimiento de las Sagradas Escrituras con respecto a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo (vv. 3-4), cuyos detalles hubieran sido imposibles de cumplir por los discípulos solamente. El cuanto al segundo, Pablo menciona a las personas que vieron y pasaron tiempo con Jesús después de su resurrección (vv. 5-8).
Estas personas incluyen a Pedro, quien negó a Cristo cuando fue acusado de ser uno de sus seguidores (Lucas 22:61-62); los Doce, que abandonaron a Jesús cuando fue arrestado por los guardias (Mateo 26:56-57); 500 hermanos, de los cuales muchos seguían vivos en el momento en que Pablo estaba escribiendo esto (1 de Corintios 15:6); Santiago, medio-hermano de Jesús, que anteriormente se había mostrado escéptico ante él y su mesiazgo (Juan 7:3-5); y finalmente el apóstol Pablo.
El mismo Pablo era un asiduo fariseo, muy conocido por su apoyo al sistema y por ser un perseguidor y enemigo de todos aquellos que creyeran en Cristo. Antes de ser convertido, definitivamente no era alguien que creyera en la resurrección de Jesús (Hechos 8:2-4; 9:1-7).
Reuniendo los relatos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan acerca de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, se evidencian aun más pruebas de la resurrección. Dios añade diferentes puntos de vista y detalles de un recuento a otro. Los acontecimientos son lógicos, y revelan como Dios respaldó a una comunidad devastada por la muerte cruel de su Líder—que se pensaba iba a liberar a Israel de la ocupación romana.
Lucas, el medico e historiador
Lucas “el médico amado” (Colosenses 4:14) acompañó a Pablo en muchos de sus viajes. Él registro actividades y eventos con mucho detalle y orden lógico (Lucas 1:1-3). En algunos viajes fue el único apoyo humano de Pablo (2 Timoteo 4:11). Quizás se encontraba con Pablo cuando éste escribió la primera carta a la congregación de los corintios, en la cual menciona a las personas que vieron a Jesús después de haber resucitado.
Lucas menciona que Jesús probó que estaba vivo con “muchas pruebas indubitables” (Hechos 1:3). En su evangelio, y el primer capítulo del libro de Hechos, Lucas escribió que Jesús hizo y enseñó hasta el momento de su ascensión al cielo (Hechos 1:2).
Analicemos algunas de las escrituras que se cumplieron con los diferentes acontecimientos que giraron en torno a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Observe que no hay forma de que un hombre (si Jesús fuera sólo un ser humano) o un grupo de discípulos pudieran manipular el cumplimiento de estas profecías con el fin de engañar a posibles creyentes. Aquí están unas de las razones:
- Muchas personas que no tienen nada que ver con los discípulos tendrían que haber sido cómplices.
- Los mismos discípulos tenían dudas de cómo iba a salir todo, pensando incluso que necesitaban armas para defender a Jesús.
- Los seguidores de Jesús estaban muy entusiasmados con la aventura en la cual se estaban embarcando y nunca pensaron que terminaría con su muerte, y mucho menos con su resurrección.
- No pudieron haber persuadido a los soldados romanos para que echaran suertes sobre la ropa de Jesús o que hirieran su costado.
- Debido a que lo sumos sacerdotes y fariseos habían puesto guardias alrededor de la tumba y la habían mandado a sellar, los discípulos no pudieron haber robado el cuerpo de Jesús.
Existen muchas otras razones que hacen imposible que este acontecimiento haya sido un engaño premeditado.
Primer testimonio: la profecía cumplida
Pablo sabía que las Sagradas Escrituras, lo que nosotros conocemos como el Antiguo Testamento, son las palabras de Dios para la humanidad. Si la muerte, sepultura y resurrección de Jesús dio cumplimiento a lo que Dios predijo anteriormente acerca de su Mesías, esto pondría su sello de aprobación en Jesucristo. También probaría la existencia de Dios y su participación en nuestra vida y futuro.
Aquí están algunas de las citas y escrituras del Nuevo Testamento que se cumplieron. Tenga en cuenta la ínfima probabilidad de que las 17 profecías a continuación, se hubieran podido cumplir por azar o por los seguidores de Cristo, en el supuesto caso de que ellos mismos estuvieran tratando de orquestar estos acontecimientos.
- Mateo 21:5 (Juan 12:15): “Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga” (Zacarías 9:9).
- Mateo 21:9 (Marcos 11:9; Lucas 13:35; 19:38; Juan 12:13): “Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas” (Salmos 118:26).
- Mateo 26:31, (Marcos 14:27):” Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas” (Zacarías 13:7).
- Juan 13:18: “No hablo de todos vosotros; yo conozco a los que he escogido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar” (Salmos 41:9).
- Mateo 27:9-10: “Así se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor” (Jeremías 32:6-9; Zacarías 11:12-13).
- Mateo 27:26 (Juan 19:1): “Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado” (Isaías 53:5).
- Hechos 8:32-33: ”Y el pasaje de la Escritura que leía era éste: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida” (Isaías 53:7-8).
- Mateo 27:35 (Juan 19:24): “Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestido, echando suertes, para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta: Partieron entre si mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes” (Salmos 22:18).
- Marcos 15:28 (Lucas 22:37): “Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos” (Isaías 53:12).
- Mateo 27:46 (Marcos 15:34): “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Salmos 22:1).
- Lucas 23:46: “Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró” (Salmos 31:5).
- Juan 19:33-37: “Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas. Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Y el que lo vio, da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron” (Salmos 34:20; Éxodo 12:46; Zacarías 12:10).
- Mateo 27:57, 59-60: “Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que él había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue” (Isaías 53:9).
- Hechos 13:35 (Hechos 2:25-28): “Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción” (Salmos 16:8-10).
- Mateo 12:40: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches; así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches” (Jonás 1:17). (Vea más acerca de este tema en el artículo “La señal de Jonás: ¿Murió Jesús el viernes Santo? ¿Resucitó el domingo de resurrección?).
- Hebreos 10:12-14: “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Salmos 110:1; Daniel 9:26-27).
- Gálatas 4:4: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, y nacido bajo la ley…” (Daniel 9:26-27).
Las famosas 70 semanas de Daniel (Daniel 9:24-27) establecen claramente cuando se cumpliría la plenitud del tiempo, y el Mesías sería dado a conocer, contando a partir del momento en que fuera dada la orden para restaurar y edificar a Jerusalén. También nos dice que Él sería “cortado”, su vida iba a terminar por todos los pecados de la humanidad. La muerte de Jesús hizo que sus seguidores ya no necesitaran ofrecer sacrificios de animales para el perdón de pecados, ya que su vida pagó la pena por todos nosotros (Hebreos 10:4-14). (Lea más detalles sobre este tema en el artículo “Las 70 semanas de Daniel: ¿Qué significa la profecía?).
Salmos 110:1 afirma que Jesús, previamente resucitado, se sentaría a la diestra de Dios el Padre, esperando el momento para regresar y finalmente poner a todos sus enemigos bajo sus pies. Entonces no habrá forma de esconderse ni de dudar acerca del Salvador resucitado y el Mesías.
Puede leer como varios relatos de testigos oculares en los evangelios, encajan perfectamente entre sí, en el artículo “La resurrección de Jesús: Testimonios de primera mano”. Con todos los testimonios de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, su resurrección no puede ser negada entonces, ni ahora. El testimonio prevalece.