¿En qué consiste la alabanza a Dios? Las oraciones de alabanza en la Biblia nos dan una idea de las características de nuestro gran Padre y cómo expresarle nuestro agradecimiento.
La Biblia registra varios tipos y propósitos de las oraciones. Hay oraciones pidiendo protección, sanidad, unidad y también las hay para los niños. Existen oraciones para buscar el perdón, justicia y paz. (Vea más acerca de los muchos aspectos de la oración, en nuestra guía de estudio Como debemos orar.)
Pero en toda la Biblia hay un énfasis muy importante en las oraciones de alabanza. Nuestro artículo “Alabar a Dios” examina las razones por las cuales alabar a Dios es benéfico para nosotros. Este artículo revisa los ejemplos de oraciones de alabanza que nos pueden mostrar cómo es la alabanza —como mejorar la parte de alabanza en nuestras oraciones de una manera que sea agradable a Dios. Estos ejemplos nos muestran que la alabanza no es un ritual vacío ni una exhibición de emociones superficiales. Demuestra un amor reverente en la mente y el corazón por Dios.
Las primeras oraciones de alabanza
Las primeras historias de la Biblia son resúmenes y dan más detalles de lo que Dios dijo que de lo que las personas le dijeron a Él. Pero a continuación hay unos ejemplos de alabanza antes de la época del Rey David:
Deuteronomio 3:24: “Señor Eterno, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas?”
Job 37:22-24: “Que se alegran sobremanera, Y se gozan cuando hallan el sepulcro? ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir, Y a quien Dios ha encerrado? Pues antes que mi pan viene mi suspiro, Y mis gemidos corren como aguas”.
Job 42:1-2: “Respondió Job al Eterno, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti”.
1 Samuel 2:1-2: “Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en el Eterno, Mi poder se exalta en el Eterno; Mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, Por cuanto me alegré en tu salvación. No hay santo como el Eterno; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro”.
David y los salmos de alabanza
David fue el autor más prolífico de alabanzas en la Biblia. Muchos de los 73 salmos que se le atribuyen a David, se pueden clasificar como cánticos y como oraciones, y estas expresiones públicas definitivamente reflejan el contacto personal constante que David tenía con su Creador.
Estos son solo algunos apartes de las oraciones de David:
Salmos 8:1-9: “¡Oh Eterno, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos;
“De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, A causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo y al vengativo.
“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.
“Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo las bestias del campo, Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
“¡Oh Eterno, Señor nuestro, Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!” (Para más información de este Salmo, vea “Cuan glorioso es tu nombre”, “¿Qué es el hombre?” y “El potencial humano”.
Salmos 57:9-11: “Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; Cantaré de ti entre las naciones. Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; Sobre toda la tierra sea tu gloria”.
Salmos 63:3-8: “Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
“Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido”.
También vea el artículo “Alabar a Dios” para una sección acerca del hermoso Salmo 103 de David.
Alabanza en los profetas
Aquí hay algunos ejemplos de oraciones de alabanzas por parte de los profetas (y una por Nabucodonosor, quien fue tema de muchas profecías).
Isaías 25:1: “Eterno, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos antiguos son verdad y firmeza”.
Daniel 2:20-23: “Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
“A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey. (Para más información del contexto de Daniel 2, vea: “Daniel 2: el sueño de Nabucodonosor”.)
Daniel 4:37: “Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia”. (¡Hasta los reyes malvados pueden aprender a alabar a Dios!)
Jonás 2:7-9: “Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé del Eterno, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es del Eterno”. (Lea más acerca del contexto de la oración de Jonás cuando estaba dentro del gran pez en nuestro artículo “Jonás”).
Oraciones de alabanza del Nuevo Testamento
Jesús enseñó que las oraciones personales deben hacerse en privado (Mateo 6:6). Sin embargo, algunas oraciones importantes o públicas están registradas en el Nuevo Testamento como ejemplo para nosotros. Aquí están algunas:
Lucas 1:46-55: “Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen.
“Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre”.
Lucas 2:13-14: “Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento”.
Efesios 1:15-19: “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza”.
Apocalipsis 4:9-11: “siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.
Lea más acerca de la enseñanza que da la Biblia acerca de cómo, cuándo y por qué debemos alabar a Dios, en el artículo “Alabar a Dios”.