La mayoría de los cristianos reconoce la resurrección de Jesús. Pero, ¿hemos comprendido plenamente su poder y su impacto? ¿Qué significa realmente la resurrección de Jesús para los cristianos?
La resurrección de Jesucristo fue uno de los momentos más trascendentales de la historia. Al resucitar de entre los muertos para volver al poder eterno a la diestra del Padre, Jesús cumplió una parte vital del plan de Dios que tiene una importancia fundamental en la vida y el futuro de toda la humanidad. Profundicemos en este tema para tratar de entender totalmente lo que la resurrección de Jesucristo debe significar para nosotros.
Vamos a empezar leyendo las palabras de Jesús y los acontecimientos que condujeron a su resurrección. Después analizaremos el impacto que tuvo la resurrección en la Iglesia primitiva. Finalmente concluiremos con siete creencias fundamentales que están basadas en la resurrección de Jesús.
Primera referencia a la resurrección de Jesús
Entonces, ¿cuál es la primera referencia que se tiene en la Biblia de la resurrección de Jesús? El plan de Dios, que incluye la muerte y resurrección de Jesús, ya estaba previsto antes de la creación del hombre (Apocalipsis 13:8). Sin embargo, viendo la historia bíblica es obvio que el hombre tenía un entendimiento muy limitado de ese plan.
En un sentido, podemos ver la primera profecía de la resurrección de Jesús en Génesis 3:15. Esta profecía muestra que vendría un momento en que la serpiente, Satanás, parecería tener éxito atacando a Jesús (“y tú le herirás en el calcañar”). Sin embargo, Jesús (la “semilla” prometida) finalmente triunfará sobre la serpiente y destruirá su poder completamente (“ésta te herirá en la cabeza”).
Hay otras pocas profecías que señalan la resurrección de Jesús en el Antiguo Testamento, pero esas profecías no fueron entendidas realmente cuando Jesús comenzó su ministerio en el primer siglo. Fue después que los apóstoles se dieron cuenta a que se referían esas profecías.
“Destruid este templo”
Al comienzo de su ministerio Jesús fue a Jerusalén, y ahí se registra el primer momento en el cual Él se refiere a su resurrección. Él había echado fuera del templo a los cambistas y mercaderes y las autoridades religiosas estaban molestas y le pedían que les dijera bajo que autoridad había hecho esto.
“Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?” (Juan 2:18-20).
Las autoridades religiosas no entendían el simbolismo de las palabras de Jesús. Ellos se enfocaban en el templo físico, el cual había empezado a reconstruirse por el rey Herodes en el año 19 a.C. A pesar de que gran parte de la reconstrucción por parte de Herodes fue terminada antes de su muerte en el año 4 a.C., la obra tardó 60 años más a partir de ese momento. Entonces ellos decían que había estado en construcción por 46 años cuando Jesús lo visitó.
“Más él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho” (vv. 21-22).
Los discípulos no entendían
Jesús continuó enseñándoles a sus discípulos acerca de su resurrección, pero ellos no entendían realmente. Para ser justos con ellos, todavía no habían recibido el Espíritu Santo. ¿Y qué hay de nosotros? ¿Cuántas veces hemos leído algunas escrituras y fallamos al entender plenamente lo que dicen?
“Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Marcos 8:31-33).
Jesús utilizó palabras fuertes con Pedro, por tratar de reprender a su Salvador —insinuando que él pensaba que estaba mal que Jesús hablara de su próxima muerte. Pero, en general ellos no eran agresivos y se afligían al oírlo hablar de esa manera. Y Jesús sabía que ellos no entendían completamente (vea Marcos 9:31; 10:33-34; Juan 11:21-27).
Jesús, al final de su ministerio les dijo a sus discípulos: “Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía” (Lucas 18: 31-34).
Sellar y vigilar el sepulcro
Todas las predicciones de Jesús se cumplieron durante los siguientes días. Él fue arrestado, entregado a las autoridades gentiles, salvajemente golpeado y crucificado. En la mayoría de los casos, esto habría sido el fin del movimiento de un líder —los seguidores perderían interés rápidamente y regresarían a sus hogares, la vida seguiría como si nada hubiera pasado.
Pero los líderes religiosos comprendían que había una cosa más por hacer antes de que todo esto terminara. Ellos sabían que de todas las enseñanzas de Jesús, la que planteaba el peligro más grande, era la de la resurrección. Si sus discípulos lograban convencer a la gente de que Jesús si había sido resucitado, nadie podría detenerlos.
“Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia” (Mateo 27:66).
Esto es otro ejemplo de la increíble sabiduría y poder de Dios. La intención de los líderes religiosos era asegurarse de que nadie robara el cuerpo de Jesucristo y después dijeran que había resucitado, ¡pero Dios utilizó sus esfuerzos para confirmar la resurrección!
A pesar de todas las cosas que Jesús enseñó, a pesar de las promesas de que sería resucitado al final de los tres días y las tres noches, los discípulos no estaban preparados para lo que sucedió. Tenga en cuenta que si las autoridades romanas hubieran asumido la responsabilidad total de vigilar la tumba, la gente hubiera sospechado de lo que sucedió. Al fin y al cabo, los romanos eran conocidos por aceptar sobornos, y algunos hubieran reclamado que los discípulos habían sobornado a los guardias romanos para permitir que se llevaran el cuerpo de Jesús fuera de la tumba.
Pero ya que la tumba fue sellada y los guardias fueron asignados por los mismos líderes religiosos, cuando Él se marchó de la tumba, nadie podría decir de manera legítima que los discípulos habían robado el cuerpo. Dios utilizó los esfuerzos de los líderes religiosos para probar lo que ellos querían refutar.
No esperaban lo imposible
A pesar de todas las cosas que Jesús enseñó, a pesar de las promesas de que sería resucitado al final de los tres días y las tres noches, los discípulos no estaban preparados para lo que sucedió.
Veamos el relato de Lucas de la resurrección:
“El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. Entonces ellas se acordaron de sus palabras” (Lucas 24:1-8).
Lo animamos para que lea el resto de la historia de ese día y de los días que le siguieron —su aparición a los dos discípulos en el camino a Emaús, su aparición en medio de los discípulos cuando todas las puertas estaban cerradas, su aparición a los discípulos cuando estaba Tomás, etcétera. Los cuatro Evangelios y los Hechos, muestran que Jesús probó su resurrección más allá de la sombra de la duda.
El impacto de la resurrección de Jesús en la Iglesia
¿Qué impacto tuvo en la Iglesia primitiva el hecho de la resurrección de Jesús?
El libro de Hechos muestra cómo los discípulos fueron testigos de la resurrección de Jesús y como la predicaron poderosamente al mundo.
“Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos” (Hechos 4:33; vea también 1:21-22, 2:29-32, 4:1-2).
La predicación del apóstol Pablo también se basaba en la resurrección de Jesús. Veamos un ejemplo de la vida de Pablo cuando habló en Atenas acerca de la resurrección.
“Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección” (Hechos 17:18).
Pablo entonces les dijo: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez” (vv. 30-32).
Y una de las escrituras más famosas que profetizan la resurrección de los justos —1 Corintios 15— comienza con Pablo afirmando la resurrección de Jesucristo.
“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (1 Corintios 15:3-8).
¿Qué importancia tiene la resurrección de Jesús para nosotros?
Teniendo en cuenta todo esto, concluyamos con estas siete creencias fundamentales de la Biblia que están basadas en la resurrección de Jesús.
1. La resurrección prueba que Jesús era exactamente quien dijo y lo que dijo que era.
Los discípulos vieron el hecho de que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos a la vida eterna como sello de su aprobación —Dios respaldando todo lo que Jesús dijo. Adicionalmente, su resurrección cumplió todas las profecías acerca de su resurrección.
2. La resurrección prueba la primacía de las enseñanzas de Jesús.
Jesús es el único al que Dios ha resucitado de esta manera. Por lo tanto, lo que Él dice es verdad y es la base de todo lo que creemos (Efesios 2:20). Todo lo demás debe ser juzgado por el patrón de las palabras de Jesús.
3. La resurrección prueba que la pena por nuestros pecados ha sido pagada en su totalidad.
El hecho de que Dios haya resucitado a Jesús de entre los muertos, muestra que Dios aceptó su sacrificio y que fue suficiente para pagar la pena del pecado de todos.
4. La resurrección garantiza que Dios puede levantarnos de la muerte a la vida eterna.
En el Nuevo Testamento, en muchas ocasiones se refiere a Jesús como siendo “resucitado de los muertos”. En la mayoría de los casos, la frase griega es “de entre los muertos”. ¿Cuál es la diferencia? El hecho de que fuera resucitado de entre los muertos significa que aunque Él es resucitado a la vida, los muertos siguen estando muertos. Algunos comentarios reconocen que ya que las escrituras prometen que los muertos serán resucitados a la vida, la resurrección única de Jesús de entre los otros muertos prueba que hay más de una resurrección.
5. La resurrección convierte a Jesús en la actual cabeza viviente, de la Iglesia.
Jesucristo es quien toma las decisiones diarias de su Iglesia, como el ser viviente y activo que decide. Esto fue verdad en el pasado; es verdad en este momento; y seguirá siendo verdad en el futuro.
6. La resurrección garantiza el regreso de Jesucristo.
Todas las promesas para el futuro son predicadas con la base del regreso de Jesús, pero si Él no hubiera sido resucitado, todas las promesas de su gobierno en su Reino no tendrían sentido. El prometió que regresaría, que Él quería que todos sus seguidores estuvieran con Él, que su recompensa con Él cuando regrese. Ninguna de estas cosas sería posible si Él no hubiera resucitado.
7. La resurrección es la garantía de la justicia absoluta.
Si después de vivir una vida perfecta, sin pecado, Jesús no hubiera sido resucitado, a la única conclusión a la que podríamos llegar sería que el mal siempre gana y el bien es destruido. La crucifixión y la resurrección demuestran poderosamente la misericordia y justicia de Dios.
Nunca olvidemos la increíble importancia de la resurrección de Jesucristo. Es el ancla de toda esperanza que tenemos y también de la esperanza de toda la humanidad (Hebreos 6:17-20).
Para lecturas relacionadas, vea “La resurrección de Jesucristo: ¿Podemos probarla?” y “La resurrección de Jesús: Testimonios de primera mano”.