Cuando Cristo entró a la región de los gadarenos, se encontró con un hombre poseído por muchos demonios. ¿Qué podemos aprender de este inquietante encuentro?

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Tras calmar la tormenta en el mar de Galilea, Jesús y sus discípulos llegaron a la costa este, donde estaba “la región de los gadarenos” (Marcos 5:1; Lucas 8:26; Mateo 8:28). Se trataba del área de Decápolis (“diez ciudades”), una región construida por los griegos y los romanos y habitada principalmente por gentiles).
Durante las semanas anteriores, Jesús había demostrado su autoridad sobre las enfermedades, la muerte y las fuerzas de la naturaleza. Ahora, mostraría su autoridad sobre las fuerzas oscuras.
Inmediatamente después de salir del bote, Cristo se encontró con dos hombres poseídos por demonios (Mateo 8:28).
Pero antes de continuar con la historia, consideremos brevemente el complejo tema de la posesión de demonios.
El mundo demoníaco y la posesión
La Biblia indica que Lucero, quien se convirtió en Satanás, convenció a un tercio de los ángeles de unírsele en su rebelión contra Dios. Estos ángeles ahora se conocen como demonios. Al igual que su líder fueron echados del cielo y enviados a la Tierra, desde donde han intentado influenciar a los seres humanos a que se rebelen contra Dios, tal como ellos lo hicieron.
Satanás y los demonios operan principalmente a través del engaño, confundiendo a la mayoría del mundo con ideas falsas y una forma incorrecta de pensar (Efesios 2:2; Apocalipsis 12:9). Sin embargo, el engaño no es lo mismo que la posesión. Mientras que la mayor parte de la humanidad, en el pasado y el presente, ha sido engañada, sólo un número reducido de personas ha experimentado la posesión directa.
Mantener nuestra mente enfocada en Dios requiere disciplina mental y un esfuerzo intencional para pensar espiritualmente. Quienes lo hagan experimentarán paz espiritual y no tendrán que temer las influencias oscuras.
El Antiguo Testamento describe ejemplos de personas bajo la influencia de demonios, pero no menciona muchos casos de posesión directa. Un posible ejemplo es el “espíritu malo” que a veces influía al rey Saúl (1 Samuel 16:14-15; 18:10-11). Pero los ejemplos más claros de posesión en la Biblia ocurrieron durante el ministerio de Jesús.
Si bien la posesión de demonios aún ocurre en la actualidad, pareciera que fue un fenómeno especialmente activo cuando Cristo estuvo aquí en la Tierra. Es posible que los demonios estuvieran intentando falsificar sus obras justas con espectáculos propios, buscando distraer a la gente. Estos seres son motivados por la vanidad, la arrogancia y el engaño.
La posesión demoníaca ocurre cuando un demonio entra en la mente de una persona, tomando el control de sus palabras y acciones. Pero esto no sucede al azar; generalmente ocurre cuando una persona, consciente o inconscientemente, se expone a influencias espirituales oscuras, abriendo la puerta a dicha influencia.
Un demonio que posee a una persona puede manifestarse de diferentes maneras. En el Nuevo Testamento, vemos ejemplos en los que los demonios causan comportamiento extraño y autolesiones, manipulan los sentidos, provocan episodios similares a convulsiones y se manifiestan con otras formas de comportamiento errático y violento.
(Lamentablemente, a través de los años algunos han etiquetado ciertas condiciones médicas como posesión. Enfermedades como la epilepsia y las enfermedades mentales no deben igualarse con la posesión demoníaca. Este tipo de interpretaciones carece de sabiduría, es de poco valor y en la mayoría de los casos, incorrecto.)
¿Qué clase de actividades hacen a una persona vulnerable a la influencia demoníaca?
Cualquier actividad que vacía la mente o implica renunciar al control mental puede abrir la puerta a la influencia demoníaca. Esto incluye drogas que afectan los procesos mentales. Por lo tanto, es esencial que mantengamos el control de nuestros pensamientos y evitemos las drogas o las técnicas de meditación que fomenten la desconexión de los pensamientos y la autoconciencia.
Perder el control con ira descontrolada y cualquier otra forma de emocionalismo desbordado y sin control, también puede ser peligroso.
Participar en cualquier aspecto de la magia negra o las ciencias ocultas también puede ser una puerta a la influencia de los demonios. Los padres deben tener cuidado especial de evitar que sus hijos participen en este tipo de actividades, incluyendo las tablas de Güija, los horóscopos, las cartas de tarot o cualquier entretenimiento que glorifique a los demonios, la brujería o la magia negra.
Si bien estas actividades no conducen a la posesión automáticamente, deberíamos evitar cualquier cosa conectada con la oscuridad espiritual (Efesios 5:11).
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El hombre poseído
Volviendo a nuestra historia, Jesús se encontró con un hombre poseído por “un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras” (Marcos 5:2-5).
(Mateo menciona a dos hombres poseídos, pero pareciera que Marcos y Lucas se enfocan sólo en la interacción de Jesús con el hombre más escandaloso.)
Lucas menciona que el hombre poseído había sido llevado al desierto, aislado de todos (Lucas 8:29).
Cuando Jesús se acercó, “[mandó] al espíritu inmundo que saliese del hombre” con calma y autoridad (versículo 29, énfasis añadido). Note que Cristo no tuvo que pelear, simplemente dio una orden. Ésta fue una demostración de su autoridad indiscutida.
Ni los humanos ni los ángeles justos tienen autoridad sobre estos seres corruptos. Sólo dos seres pueden exigirles obediencia: Dios el Padre y el Hijo de Dios, Jesucristo. Jesús estaba ejercitando autoridad divina sobre los ángeles caídos.
Y, sabiendo que no tenían la capacidad de oponerse a Él, los demonios le rogaron que no los enviara a un lugar de total restricción donde no pudieran moverse libremente o tener influencia. El relato luego aclara que había varios demonios involucrados: “Legión me llamo; porque somos muchos” (Marcos 5:9). Al parecer había por lo menos 2.000 demonios en el hombre (v. 13). Es interesante que “legión” era una unidad militar romana, lo cual podría indicar que estos seres se consideraban una fuerza organizada que luchaba contra el plan de Dios.
Jesús envía los demonios a los cerdos
Cristo les había ordenado a los demonios salir del hombre, pero no les había dicho hacia dónde ir.
Más tarde, hizo un comentario interesante acerca de lo que ocurre cuando un demonio sale de una persona: “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla” (Mateo 12:43). Esto sugiere que, cuando dejan a una persona, los demonios salen en un estado de agitación e inquietud, vagando desesperadamente en busca de otra persona a quién influenciar o poseer.
Había una gran manada de cerdos cerca, lo cual no es sorprendente dado que se trataba de una región gentil. “Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos” (Marcos 5:12).
En lugar de enviarlos a un lugar de encierro, Jesús permitió que los demonios entraran en los cerdos. Los cerdos enloquecieron y se lanzaron hacia el agua y su muerte. Debe haber sido una escena increíble e inquietante.
¿Por qué cerdos?
Los cerdos se describen como animales inmundos en la Biblia; es decir, no debemos consumirlos como alimento (Levítico 11:7). No es sorprendente que estos espíritus inmundos desearan entrar en animales inmundos y que les fuera permitido. Esto también muestra que Jesús consideraba inmundos a los cerdos.
Es interesante notar que, en la parábola del hijo pródigo, la vida pecaminosa y espiritualmente inmunda del hijo menor lo condujo a tener que alimentar cerdos (Lucas 15:13-16).
Jesús respetaba y seguía las leyes alimentarias bíblicas, y los cristianos que buscan andar como Él anduvo deben hacer lo mismo.
“En su juicio cabal”
Luego de estos eventos, el hombre fue completamente liberado de la influencia de demonios. Cuando las personas fueron a ver qué pasaba, lo encontraron “sentado, vestido y en su juicio cabal” (Marcos 5:15).
Esto demuestra la autoridad absoluta de Cristo sobre el mundo de los demonios; y también evidencia otra verdad acerca de su ministerio: cuando Jesús intervenía en una situación de caos y desorden, siempre restauraba el orden y la paz.
Jesús encontró al hombre totalmente fuera de control —desnudo, viviendo entre los muertos y exhibiendo un comportamiento trastornado y destructivo. Pero cuando Cristo se fue, el hombre estaba vestido, en su sano juicio y listo para unirse a la sociedad. Ahora podía articular cabalmente “cuán grandes cosas había hecho Jesús con él” (Lucas 8:39).
Debemos fortalecer nuestra mente
Esperamos que ninguno de nuestros lectores experimente lo que este hombre vivió. Sin embargo, todos somos vulnerables a la influencia engañosa de Satanás.
Para protegernos de ella, siempre debemos mantener el control de nuestra mente. Los cristianos deberían llenar sus mentes de pensamientos correctos (Filipenses 4:8, Colosenses 3:2). Mantenernos enfocados en Dios requiere de disciplina mental y el esfuerzo intencional de pensar espiritualmente. Quienes hacen esto experimentan paz espiritual y no necesitan sentir temor de las oscuras fuerzas del mal.
Isaías escribió: "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera" (Isaías 26:3). Mantener nuestra mente enfocada en Dios requiere disciplina mental y un esfuerzo intencional para pensar espiritualmente. Quienes lo hagan experimentarán paz espiritual y no tendrán que temer las influencias oscuras.
La clave más importante para que nuestras mentes estén preparadas y puedan resistir esas influencias oscuras es estar “[llenos] del Espíritu Santo” (Lucas 4:1). El Espíritu de Dios nos ayuda a desarrollar “buen juicio” (2 Timoteo 1:7, Dios Habla Hoy) y nos da la capacidad de...
Andar como Él anduvo.