De la edición Septiembre/Octubre 2023 de la revista Discernir

Protección divina en un mundo caótico

La preocupación por el crimen, las enfermedades y los desastres aumenta cada día. ¿Qué podemos hacer para evitar el peligro y qué dice la Biblia acerca de buscar protección divina?

Si usted sigue los noticieros regularmente, probablemente esté experimentando una creciente ansiedad por el estado de nuestro mundo. Pareciera que los peligros de desastres naturales, el crimen, la guerra y las enfermedades aumentan cada día.

¿Hay algo que podamos hacer para protegernos? ¿Podemos buscar y confiar en la protección divina?

Estudiar todas las ocasiones en que Dios ha protegido a sus siervos puede ayudarnos a responder estas preguntas.

Protección divina en Génesis

La primera instancia de protección divina registrada en las Escrituras es la historia de Noé. Dios destruyó al mundo entero con un diluvio porque “vio [el Eterno] que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5)

Sin embargo, Noé y su familia escaparon del Diluvio. Dios advirtió a Noé desde antes, le dijo que construyera un arca para sobrevivir a la inundación (vv. 13-21), y Noé obedeció.

El arca era una embarcación enorme. Las dimensiones que encontramos en el versículo 15 son 300 codos de largo, 50 codos de ancho y 30 codos de alto. Un codo equivale aproximadamente a 45 cm, así que el arca tenía 135 metros de largo, 23 metros de ancho y 14 metros de alto.

¡No fue un proyecto de fin de semana!

Construir una embarcación de esta índole requirió una enorme cantidad de trabajo.

Lecciones de Noé

La historia de Noé nos enseña varias verdades importantes acerca de la protección divina.

Primero, Dios decidió proteger a Noé porque era un hombre justo. Se destacaba por ser “varón justo” y “perfecto en sus generaciones” (v. 9). La palabra hebrea traducida como “perfecto” no implica que Noé no tuviera defectos. Cuando se refiere a una persona, esta palabra significa “sirve para describir actividades humanas externas y estados de ánimo internos que Dios no condena” (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo de Vine).

Segundo, Noé tenía una relación personal y constante con Dios. Una breve frase describe esta relación: “con Dios caminó Noé” (v. 9). Caminar con alguien implica ir en la misma dirección y al mismo ritmo que la persona. Implica compartir una meta y trabajar por ella juntos. Así caminó Noé con Dios.

Caminar con Dios también implica obediencia. Génesis 6 concluye diciendo que Noé “hizo conforme a todo lo que Dios le mandó” (v. 22).

Tercero, Dios planificó y proveyó para la protección de Noé y su familia, pero Noé tuvo que hacer su parte. Pasó años trabajando en el arca que salvaría a ocho personas y miles de animales. Dios le dio el plano del arca y sin duda bendijo sus esfuerzos, ¡pero no construyó el arca por él! Confiar en Dios no significa quedarnos de brazos cruzados.

Protección divina de un futuro rey

Nuestro segundo ejemplo ocurrió durante el reinado de Saúl. El ejército de Israel temblaba ante Goliat, un soldado filisteo que medía más de 2,7 metros de alto. Durante 40 días, Goliat desafió a los israelitas para que eligieran a un guerrero que lo enfrentara y así se evitara una batalla (1 Samuel 17:4, 8-10, 16). Pero al ver a este enorme hombre frente a ellos, Saúl y su ejército “tuvieron gran miedo” (v. 11). ¡Es difícil imaginar que alguien pudiera no tener miedo ante tal oponente!

David, sin embargo, aunque se le consideraba demasiado joven para ser parte del ejército (v. 33), se ofreció para pelear contra el gigante en nombre de su nación. Incluso peleó sin armadura (vv. 38-39), ¡y ganó!

Lecciones de David

¿Qué le dio a David tal valentía? Cuando Goliat dijo que les daría la “carne [de David] a las aves del cielo y a las bestias del campo” (v. 44), la respuesta de David reveló lo que había en su mente.

Primero, su enfoque estaba en Dios, no en el gigante que lo amenazaba. Cuando David respondió a la amenaza de Goliat, le hizo saber al gigante que no sólo se había burlado de Israel, sino que también había desafiado a su Dios. David no estaba interesado en su gloria personal; estaba interesado en la gloria de Dios.

David le explicó a su oponente por qué estaba tan confiado: tras su victoria, “toda la tierra [sabría] que hay Dios en Israel” (v. 46). La salvación de Dios no depende de armas físicas, sino de su poder soberano (v. 47).

Una segunda lección importante que aprendemos de David es la importancia de recordar cómo Dios ha intervenido en nuestras vidas. El enfrentamiento con Goliat no fue la primera vez que David necesitó de protección divina. Cuando Saúl le dijo a David que era demasiado joven para pelear, David le respondió que Dios ya lo había protegido de leones y osos cuando pastoreaba las ovejas de su padre. En cada una de esas ocasiones, David había matado a los depredadores, pero le dio el crédito a Dios (vv. 34-37).

Estos recuerdos fortalecieron la determinación de David para confiar en la protección de Dios en su pelea con Goliat: “[el Eterno], que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (v. 37).

Si desea puede leer más versículos acerca de protección y seguridad en nuestro artículo “22 Versículos alentadores acerca de la protección de Dios”.

¿Protección propia o protección divina?

Ahora podemos comenzar a responder las preguntas que hicimos al comienzo:

  • ¿Hay algo que podamos hacer para protegernos?
  • ¿Podemos buscar y confiar en la protección de Dios?

La respuesta a ambas preguntas es “sí”. Estos conceptos no son mutuamente excluyentes. Buscar la protección de Dios no significa ignorar nuestras responsabilidades.

Vemos esta responsabilidad dual en la historia de la tentación de Jesús. Cuando Satanás le dijo a Cristo que se lanzara desde “el pináculo del templo” para probar que era el Hijo de Dios, Cristo le respondió con una escritura: “No tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:7, citando Deuteronomio 6:16).

El punto es que podemos tener fe en Dios y confiar en su protección divina, pero no por ello debemos ponernos en situaciones peligrosas innecesariamente. Cuando Satanás tentó a Jesús, quería que Él se pusiera en peligro voluntariamente. Pero Cristo no lo hizo y nosotros tampoco deberíamos hacerlo, ni de forma intencional ni por descuido.

Para leer más acerca de evitar el peligro, lea el recuadro “Consejos para protegerse usted y a su familia”.

Cinco lecciones de Noé y David

Tanto Noé como David hicieron cosas para protegerse a sí mismos. Pero también buscaron la protección de Dios, porque sabían que por sí mismos fallarían.

Éste es un resumen de cinco lecciones que podemos aprender de Noé y David, presentadas en forma de preguntas que podemos hacernos a nosotros mismos:

  • ¿Me esfuerzo por llevar una vida justa? ¿Obedezco a Dios?
  • ¿Tengo y mantengo una relación cercana con Dios, o busco a Dios sólo cuando necesito algo y estoy desesperado?
  • ¿He hecho mi parte para protegerme a mí mismo y a mi familia?
  • Cuando me enfrento a un potencial peligro, ¿me enfoco sólo en la amenaza o en el poder y el amor de Dios?
  • ¿Recuerdo las ocasiones en que Dios me ha bendecido y protegido?

Cuando Dios no protege a sus siervos

Es importante recordar que a veces Dios permite que sus siervos fieles sufran. En el principio de la historia bíblica, vemos que Dios no protegió a Abel de su hermano Caín (Génesis 4:3-8). Aunque Abel se describe como un hombre justo (Hebreos 11:4), Dios permitió esta injusticia.

¡Pero esto no significa que debemos dejar de buscar protección divina! Debemos buscar la protección de Dios en todos los aspectos de nuestra vida y, al mismo tiempo, entender que Él podría tener otros planes que nosotros no entendemos aún.

Pase lo que pase, podemos estar seguros de que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28; vea “¿Qué significa Romanos 8:28?”). La Biblia promete que, a fin de cuentas, los siervos fieles de Dios volverán a vivir en una futura resurrección.

A medida que nos acercamos al tiempo del fin, el mundo seguirá deslizándose hacia la anarquía y el caos. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para prepararnos, manteniendo el equilibrio entre nuestra responsabilidad personal y nuestra confianza en la protección divina.

Recuadro: Consejos para protegerse usted y a su familia

Cualquiera que sea la potencial amenaza que enfrentamos, a menudo hay pasos específicos que podemos tomar para minimizar nuestros riesgos y evitar el peligro (Proverbios 22:3). Muchas organizaciones, desde organismos de seguridad hasta profesionales de intervención inmediata, tienen sugerencias de acciones para prepararnos.

No podemos enumerar todos los riesgos potenciales, pero estos son algunos consejos para prevenir crímenes personales y crímenes a nuestra propiedad:

  • Esté atento a su entorno. Tan sólo notar lo que está a su alrededor puede ayudarle a evitar convertirse en una víctima.
  • Camine con confianza y paso firme. Mientras más confianza proyecte, será menos atractivo para los criminales.
  • No se convierta en un blanco potencial por exhibir dinero en efectivo u objetos de valor.
  • Viaje acompañado cuando sea posible y evite los lugares oscuros y apartados, especialmente de noche.
  • Haga de su casa un blanco difícil. Considere agregar cerraduras de seguridad a sus puertas, poner luces en los lugares oscuros e instalar un sistema de seguridad.
  • Haga mantenimiento en su propiedad. El pasto largo, las ventanas rotas y otras señales de descuido pueden hacer parecer que una casa está vacía.
  • Piense dos veces antes de compartir detalles sobre sus planes de viaje antes de viajar, ya sea en persona o en las redes sociales.

Para obtener consejos sobre cómo prepararse para los desastres naturales (y otras situaciones de desastre), puede visitar ready.gov/es.

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