De la edición Enero/Febrero 2021 de la revista Discernir

¿Cuál es su pasión?

En la historia y en la Biblia encontramos ejemplos de celo y pasión. ¿Nos apasionan las cosas más importantes? O ¿nos dejamos distraer por otras pasiones?

¿Qué cosas le emocionan a usted? ¿Qué enciende la llama de su interior y lo ayuda a enfocarse y a llenarse de energía?

¿Qué cosas le apasionan en la vida?

Dadme la libertad . . .

Un ejemplo de la clase de pasión a la que me refiero se encuentra en la historia de los Estados Unidos. En marzo del año 1775, había mucha tensión entre las colonias americanas y Gran Bretaña. Entonces, un hombre llamado Patrick Henry se dirigió a la asamblea legislativa de Virginia para exponer su perspectiva del asunto. Al parecer fue un discurso espontáneo acerca de la necesidad de separarse de la corona británica y formar una unión propia —algo de lo que el señor Henry estaba muy convencido.

Quizá usted nunca ha escuchado o leído el discurso completo, pero casi podría asegurar que nuestros lectores estadounidenses conocen las últimas siete palabras pronunciadas por el señor Henry. Cuando llegó al clímax de su relativamente corto alegato, Henry dijo con ímpetu ante su audiencia: “¡Dadme la libertad o dadme la muerte!”.

A Patrick Henry sin duda le apasionaba la idea de fundar una nueva nación.

Algunas pasiones comunes

Pareciera que los seres humanos estamos hechos para emocionarnos por ciertas cosas. No todos nos emocionamos por lo mismo o de la misma manera, y ciertamente no todas nuestras pasiones son tan importantes como la de fundar un nuevo país.

Pero hay muchas otras cosas que pueden inspirar la imaginación y la pasión de las personas.

Algunas pasiones comunes son la moda, el arte, la buena salud, los hobbies, la tecnología, los deportes y equipos deportivos, la caza y la pesca (también la anti-caza y probablemente la anti-pesca), los derechos de los animales, etcétera.

Hace algunos días tuve una conversación extraña con alguien a quien le apasionan mucho los derechos de los animales, específicamente de las zarigüeyas… Confieso que eso fue nuevo para mí.

En una nota más oscura, hoy en día muchas personas se apasionan —incluso de una manera violenta— por asuntos políticos insignificantes y son muy vehementes en cuanto a las posturas y plataformas políticas relacionadas.

¡Tantas pasiones y emoción! Y es muy probable que a usted también le apasionen algunas cosas.

Entonces, quizá la pregunta más importante sea: ¿le apasionan las cosas correctas?

¿Le apasionan las cosas correctas?

No hay nada de malo con emocionarse por los deportes, el arte, los animales u otros asuntos de la vida. Pero hay cosas mucho más importantes que merecen más de nuestra atención. ¿Estamos (como la mayoría) dejando de lado lo infinitamente más crucial que debería apasionarnos?

“El celo de tu casa me consume”

La Biblia relata una ocasión en que Jesucristo fue al templo y se encontró con comerciantes que hacían negocios, cambiaban dinero, vendían animales para los sacrificios, etcétera. Y no sólo estaban negociando en un lugar santo, sino que muy probablemente también estaban siendo deshonestos y se aprovechaban de quienes iban al templo para adorar y ofrecer sacrificios.

Al ver esto, Jesús hizo un látigo de soga, volcó las mesas de los cambistas y los sacó a todos del templo. Entonces, “sus discípulos se acordaron de que está escrito: ‘El celo de tu casa me consume’” (Juan 2:15-17).

Jesús amaba a las personas. Tenía compasión de quienes sufrían y necesitaban sanidad y consuelo. Constantemente les enseñaba lo que podría marcar una verdadera diferencia en su vida. Realmente le apasionaba ayudar y servir a la gente.

Pero le apasionaban más las cosas de Dios: los estándares, valores y principios del gran Dios creador.

El comentario bíblico de John Gill observa que la estima de Jesucristo por la casa de su Padre “era típica de la Iglesia de Dios. Y tal era su cuidado por el honor, las leyes y la adoración a Dios, que cuando vio el comercio que se hacía en el templo, su celo —su sincero y profundo afecto por Dios... se avivó en Él al punto de que lo sintió como un fuego consumidor”.

¿Decidimos dirigir nuestra pasión hacia las cosas que realmente importan?Los estándares, valores y principios de Dios son diametralmente opuestos a los de este mundo, que está enfocado en intereses egoístas, la inmoralidad y el pecado. De hecho, la única esperanza real para la humanidad es el Reino que Jesucristo establecerá cuando regrese, ¡y Él anhela ese Reino con pasión!

¿Qué hay de nosotros? ¿Nos apasionan los estándares, valores y principios de Dios? ¿Decidimos dirigir nuestra pasión hacia las cosas que realmente importan?

Totalmente comprometidos a practicar del bien

Veamos las palabras de Pablo en Tito 2:11-14:

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. (énfasis añadido).

Evitar las distracciones

La mayoría de nosotros desea tener esa pasión, ese celo, ese “fuego interno” por las cosas de Dios. Pero con todas las distracciones que nos rodean, con todos los problemas y la confusión que hay en el mundo, es fácil perder el enfoque y permitir que nuestra pasión se dirija hacia otro lado.

Debemos asegurarnos de estar aferrados a la Palabra de Dios. Necesitamos leerla y estudiarla diariamente. Por medio de la oración y el ayuno, necesitamos pedirle a Dios que nos dé la pasión que deberíamos tener como parte de su pueblo; y también podemos pedirle su guía para surcar estos tiempos confusos.

¡Si estamos inmersos en la Palabra de Dios, será más difícil que otras cosas se apoderen de nuestro tiempo y energía!

Estoy seguro de que todos sentimos pasión por diferentes cosas. Pero ¿nos apasiona lo más importante? ¿Tenemos el nivel de pasión de Patrick Henry por un nuevo Reino, el Reino de Dios?

Descubra más en nuestro artículo “Buscad primero el Reino de Dios”.

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