De la edición Marzo/Abril 2024 de la revista Discernir

5 formas de vivir como Jesús en el mundo moderno

Los verdaderos cristianos desean vivir como Jesucristo pero, ¿cómo podemos poner en práctica su ejemplo en nuestra situación actual? Tengamos en cuenta las siguientes cinco opciones.

Vivir como Jesucristo.

Suena como objetivo simple y directo, pero, ¿cómo podemos lograrlo en el siglo XXI?

Después de todo, sólo contamos con pequeños fragmentos acerca de la vida física de Jesús —en el pozo, en el templo, unas pocas cenas y algunos momentos en embarcaciones. Luego está la Pascua en el aposento, su tiempo en el jardín de Getsemaní y su crucifixión.

Los Evangelios no nos dicen mucho acerca de su vida laboral, sus modales en la mesa, las relaciones familiares, amigos, pasatiempos y la vida diaria.

La realidad cotidiana de Jesús se vio marcada por el Imperio Romano. No obstante, las personas en nuestros tiempos modernos, no interactúan con las legiones romanas, centuriones o gobernadores. Nuestro mundo es muy diferente.

La modernidad está ausente

Algunos críticos argumentan que la Biblia no habla acerca del mundo moderno. Evidentemente, no encontramos información acerca de vuelos espaciales, automóviles, internet, Tik Tok o café.

Aún así, se espera que los cristianos imiten el ejemplo de Jesús en su vida moderna. Pedro dijo, resaltando el ejemplo de Cristo, que deberíamos “seguir sus pasos” (1 Pedro 2:21).

Muchas cosas han cambiado desde que Jesús estuvo aquí en la Tierra. Sandalias, burros y caminar por todos lados parece algo extraño para muchas personas en la actualidad.

¿Cómo podemos vivir como Jesús vivió en este mundo tecnológico, inmerso en una carrera vertiginosa, conectado a nivel global?

Seguir su carácter

Si bien la Biblia no nos da muchos detalles acerca de la rutina diaria de Jesús mientras estaba en la Tierra, sí nos dice que no cometió pecado ni hubo engaño en su vida (1 Juan 3:5; 2 Corintios 5:21; 1 Pedro 2:22). Su carácter siempre fue perfectamente alineado con la ley y la voluntad de Dios.

Pablo escribió: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5).

El mundo necesita compasión de una manera apremiante. Debemos vivir como Jesús —ser compasivos.

De esta manera podemos vivir como Jesús vivió. Imitamos su carácter, creencias y comportamiento justo, en lugar de su forma de vestir o pasatiempos favoritos.

Su carácter es permanente e inquebrantable. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). El carácter de Jesucristo se puede entender y seguir en todas las eras de la historia porque está basado en principios eternos.

Veamos con mayor detenimiento cinco maneras de vivir como Jesús en el mundo moderno.

1. Ser compasivos

Hoy en día, es habitual comparar a las personas entre sí —dividir y juzgar. Antiguas divisiones —arraigadas en la raza, el credo, el sexo, el color o el origen étnico— siguen generando violencia. Los focos de tensión modernos —diferencias educativas, políticas, económicas o ideológicas— polarizan las comunidades.

Muchas personas que afirman seguir a Jesús han adoptado argumentos políticos y rencores. Con frecuencia, comprometen la fe que profesan mediante la ira, la hostilidad y el desprecio hacia los demás.

Por el contrario, Jesús practicó la compasión. Analicemos su actitud: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 9:36, énfasis añadido).

Jesús fue testigo de los problemas creados por siglos de mal gobierno del hombre y el rechazo de la vida según Dios. Su respuesta fue tener compasión.

La compasión no significa aceptar el pecado. Jesús era intolerante con el pecado. Exhortó a los pecadores para que se arrepintieran, cambiaran de rumbo y no pecaran más (Juan 8:11). Pero también era compasivo y ofrecía a los pecadores la esperanza de que podían cambiar, en lugar de condenarlos de inmediato.

Lo invitamos a leer nuestro artículo en línea “El propósito del hombre”.

La compasión requiere humildad y la voluntad de amar a nuestro prójimo. Debemos tener misericordia y bondad en lugar de enfadarnos o condenar.

El mundo necesita compasión de una manera apremiante. Debemos vivir como Jesús —ser compasivos.

2. Buscar el Reino de Dios

Jesús practicó lo que enseñó: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33).

El mensaje de Jesús se centraba en la venida del Reino de Dios. “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14-15).

Las parábolas de Jesús giraban, reiteradamente, en torno a este mensaje del Reino.

El Reino de Dios se refiere a un tiempo futuro que comenzará cuando Jesús regrese e inicie un período de mil años en el que gobernará en la Tierra. El Milenio (como se le llama) será seguido por un Reino eterno y espiritual.

Para vivir como Jesús, debemos buscar ese Reino. Esto significa alinear nuestras prioridades con las leyes, los principios y el carácter de ese reino.

Como cristianos, debemos hacer el bien siempre que podamos, pero nuestra atención debe centrarse en el Reino venidero (Hebreos 11:13-16). Al igual que Jesús, estamos menos preocupados por los esfuerzos desesperados para arreglar este mundo y más enfocados en prepararnos para el mundo venidero.

Vivamos como Jesús —¡busquemos primero el Reino!

3. Tomemos nuestra cruz cada día

Una escena familiar de la vida de Jesús fue cuando cargó con su cruz (Juan 19:17). Los historiadores no se ponen de acuerdo acerca del aspecto de este madero —pudo ser una viga o un elemento en forma de T. Pero el mensaje era claro.

En la Judea del siglo I, alguien que llevara una cruz lo haría hasta la muerte. La horrible flagelación que recibió Jesús le había dejado tan débil que no era capaz de completar esta tarea, y un transeúnte llamado Simón se vio obligado a llevarla por Él (Mateo 27:32). Pero, aún así, no había vuelta atrás, ni indulto, ni un final diferente.

Jesús utilizó este concepto para enseñar: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23). Jesús les no estaba diciendo a sus seguidores que cargaran físicamente con una cruz, ni que la llevaran.

Al contrario, los que viven como Jesús estarán decididos a seguirle de por vida. La exhortación de “toma tu cruz” implica un compromiso total. El compromiso es necesario. “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62).

Crecer, vencer y esforzarse para ser como Él, es una decisión diaria. Al igual que Jesús, en ocasiones nos veremos enfrentados a la oposición y la persecución. Nos enfrentamos a nuestras propias debilidades, que debemos “hacer morir” (Colosenses 3:5). Vivir como Jesús acarreará persecución, la cual debe soportarse con paciencia. Vivir como Jesús no suele provocar elogios ni aceptación.

¿Queremos vivir como Jesús? Tomemos nuestra cruz cada día.

4. Debemos guardar el sábado

El mundo moderno es agitado, caótico y abrumador. Jesús enseñó y practicó una solución.

Dios creó y bendijo el sábado semanal, haciendo del séptimo día de la semana (sábado) un tiempo sagrado de descanso (Génesis 2:1-3). Este regalo semanal se incluyó en los Diez Mandamientos (Éxodo 20:8-11).

El sábado ofrece a la familia humana un momento para dedicar a conectarse con Dios, adorarle, descansar física y emocionalmente y restablecer las prioridades espirituales (Isaías 58:13-14).

La observancia del sábado puede parecer algo extraño al mundo moderno. Algunas personas piensan que reservar un día entero a la semana es demasiado. Hay otras cosas que hacer: el trabajo, los deportes de los niños, el entretenimiento, la jardinería o ese segundo o tercer empleo. No hay tiempo para un día de descanso.

Sin embargo, incluso el Creador del universo descansó. “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3, énfasis añadido).

Jesús es el “Señor del sábado” (Lucas 6:5) —¡no era, sino es! Él descansó el sábado. De hecho, Jesús dijo: “El sábado fue hecho por causa del hombre” (Marcos 2:27). ¡Es un don!

Y “queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9).

Sería un error rechazar este hermoso regalo. Si usted desea más información acerca del sábado, lo invitamos a descargar: El sábado: un regalo de Dios que hemos descuidado.

¿Queremos vivir como Jesús? Guardemos el sábado.

5. Ser uno con el Padre

Jesús vivió en perfecta armonía con la voluntad y el plan del Padre.

Esto fue conmovedoramente evidente la noche antes de su muerte. Angustiado, oró: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).

Esa misma noche, Jesús había hecho una serie de peticiones para los que quisieran vivir como Él. “Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20). La oración de Jesús incluía a los que viven en el siglo XXI.

Jesús oró: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” (v. 21). Vivir como Jesús significa elegir una armonía con Dios Padre.

Ésta es una gran petición en los tiempos modernos. Hoy en día, hay un creciente énfasis en la libertad individual, los derechos e incluso la “verdad personal”. Vivir como Jesús es renunciar a esas cosas. Implica reconocer y someterse al llamado y al propósito superior del Padre.

Ser uno con el Padre incluye aceptar y respaldar la verdad de las Escrituras (v. 17), incluso cuando entra en conflicto con las costumbres e ideologías de la sociedad a nuestro alrededor. Sometemos nuestros deseos a su plan.

Jesús era uno con el Padre. Vivamos como Él.

Jesús puede vivir en nosotros

¿Y usted, quiere vivir como Jesús?

Sin duda, el mundo ha cambiado desde el primer siglo. Pero, afortunadamente, Jesús está vivo y en su trono en el cielo. Él promete vivir en usted y en mí si estamos dispuestos a comprometernos con Él.

Pablo afirmó: “Con Cristo estoy juntamente crucificado” —mediante el arrepentimiento, el bautismo y la imposición de manos—así que “ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20, énfasis añadido).

Si quiere vivir como Jesús, debe permitir que Él viva en usted. Vivirá con el mismo carácter eterno e inquebrantable que encontramos en el relato de su vida en la Biblia.

El resultado final de vivir como Jesús es la vida eterna en el Reino de Dios. Para vivir más como Jesús, lo invitamos a descargar ¡Cambie su vida!

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