De la edición Julio/Agosto 2020 de la revista Discernir

Sesión informativa: Cómo prepararse para una crisis espiritual

La crisis del coronavirus ha transformado nuestro mundo. ¿Qué vamos a aprender acerca de la preparación para futuras crisis —especialmente las más peligrosas, las espirituales?

En el 2001 mi esposa y yo tuvimos la oportunidad de participar en el programa de entrenamiento del Equipo Comunitario de Respuesta a Emergencias (CERT) en nuestra área.

Este programa tiene como objetivo entrenar a ciudadanos voluntarios para que puedan colaborar eficazmente con los socorristas durante una emergencia de toda la comunidad.

Los voluntarios son entrenados en técnicas avanzadas de primeros auxilios, técnicas básicas de búsqueda y rescate, extinción de incendios, instalación de estaciones de primeros auxilios, cómo clasificar a las víctimas para que aquellos que necesitan atención inmediata sean identificados y transportados, logística y una serie de otras habilidades que la mayoría nunca tendría en cuenta.

Entrenar voluntarios para que se ocupen de algunas de estas responsabilidades básicas permite que los socorristas utilicen sus conocimientos más avanzados donde más se necesitan.

Simulacro de desastres

A medida que nuestro programa de entrenamiento, que duró varias semanas, llegaba a su fin, se nos pidió a los participantes que participáramos en un simulacro de desastre elaborado cuidadosamente, seguido de una sesión informativa con los socorristas.

Durante las clases, muchas de las cuales incluían entrenamiento práctico, sentimos que estábamos bien preparados para cualquier emergencia que pudiera presentarse. Pero no hay nada que enseñe mejor que el simulacro del desastre, cuando tuvimos que analizar la situación y tomar decisiones en tiempo real sin que nadie nos dijera qué hacer.

La reunión con los profesionales fue una de las partes de más ayuda y edificantes de todo el programa. Aunque hicieron todo lo posible por animarnos, estaba claro que muchos de nosotros habíamos cometido graves errores que podrían haber costado vidas —la nuestra o la de los demás.

Aceptar con humildad nuestros errores, ver y evaluar correctamente los peligros ocultos nos enseñó cosas que nunca aprendimos durante las clases.

Los beneficios de una sesión informativa

Si bien es fácil ser crítico con los errores que la gente comete en momentos de crisis, tomarse el tiempo para examinar las falencias y diseñar un plan para mejorar es mucho más útil, y ahí es donde una sesión informativa puede ayudar.

La sesión informativa es una oportunidad para que las personas que han compartido una experiencia o un proyecto se autoevalúen, compartan las lecciones que aprendieron, discutan los aspectos positivos y puedan ver las oportunidades para mejorar. Incluso si todo salió bien, a menudo hay formas de mejorar y ser más efectivos en el futuro.

Aunque no siempre es tan efectivo como una sesión informativa de grupo, a menudo es útil que nos hagamos muchas de las mismas preguntas para poder reconocer y evitar los peligros inesperados que se van presentando en la vida.

La respuesta a la crisis del coronavirus

La repentina explosión de la pandemia COVID-19 originó situaciones que muchos consideraban impensables sólo semanas antes. Aunque hubo advertencias acerca de este tipo de crisis, pocas personas en posiciones de poder estaban realmente conscientes de las implicaciones.

Lamentablemente, muchos de los que deberían haber actuado como líderes no hicieron más que lanzar acusaciones contra sus enemigos políticos como si su partido hubiera tenido todas las respuestas correctas. Otros trataron de hallar culpables, como si eso ayudara de alguna manera a resolver la situación.

Pero la ignorancia, la arrogancia y la hipocresía aportan poco en la resolución de los problemas o en la formulación de estrategias efectivas para el futuro.

¿Estamos mejor preparados para la próxima crisis?

Está por verse si el mundo va a estar mejor preparado para la próxima crisis imprevista, sea cual sea la forma en que se presente. Todos sabemos que no se trata de si va a venir o no, sino en qué momento.

Entonces, ¿qué lecciones hemos aprendido usted y yo que nos van a permitir responder de una manera más efectiva cuando nos enfrentemos de repente a peligros ocultos e imprevistos? En lugar de criticar lo que otros han hecho o dejado de hacer, ¿hemos hecho una autoevaluación honesta —un informe— para saber qué podríamos haber hecho mejor?

¿Y qué vamos a hacer si el siguiente peligro al que nos enfrentamos no es físico? ¿Vamos a salir de esta experiencia con lecciones aprendidas que podemos utilizar en otros aspectos de nuestras vidas, o lo único en lo que mejoramos es en la forma en que nos lavamos las manos?

Cómo prepararse para las crisis espirituales

Saber qué hacer antes de que surja el peligro es siempre la mejor estrategia, y el CERT y programas similares hacen un trabajo admirable al preparar a los individuos y comunidades para enfrentar los peligros físicos.

Pero los lectores habituales de Discernir saben que, por muy útiles que sean, el enfoque de esta publicación no se centra en esos preparativos. Buscamos discernir con mayor claridad los asuntos espirituales de la vida —los asuntos que en definitiva nos llevan a vivir una vida que permita que Dios nos bendiga o una vida que pueda traer maldiciones inesperadas sobre nosotros y nuestros seres queridos.

La pandemia COVID-19 ha demostrado que el no reconocer rápida y claramente los peligros puede traer resultados catastróficos. Al igual que un pequeño virus prácticamente invisible transformó repentinamente nuestras vidas, existen poderosos desafíos espirituales que definitivamente pueden producir resultados catastróficos.

Cómo evitar el peligro

La importancia de reconocer el peligro antes de que llegue es la base de este consejo de hace 3.000 años: “El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y reciben el daño” (Proverbios 22:3).

Enemigos invisibles

Los problemas espirituales son invisibles al ojo humano. ¿Cómo se supone que “vemos venir los problemas” cuando el problema es invisible?Pero por su naturaleza, los problemas espirituales son invisibles al ojo humano. ¿Cómo se supone que “vemos venir los problemas” cuando el problema es invisible?

No podemos... si nuestra confianza sólo se basa en nuestras habilidades humanas. Pero lo que está oculto para usted y para mí no lo está para Dios, y Él guía a aquellos que están dispuestos a buscar su ayuda. De hecho, las instrucciones más importantes acerca de los peligros ocultos han estado en la Biblia durante 2.000 años, pero la mayoría de la gente no las reconoce. ¿Por qué no?

Errores y barreras

Podemos responder a esa pregunta teniendo en cuenta dos errores fundamentales en la forma de pensar que es propia de la humanidad: creemos saber más de lo que en realidad sabemos, y creemos que Dios sabe menos de lo que en realidad sabe. Con base en esos dos errores, las personas brincan de un desastre personal a otro, constantemente cegados ante peligros imprevistos que no deberían haberlo sido.

Mientras que un artículo corto como éste sólo puede proporcionar una visión limitada de las crisis ocultas que se avecinan, tener en cuenta estas dos actitudes hoy puede darnos una valiosa clave para prepararnos para el mañana.

En el campo de la educación hay un refrán: “El mayor obstáculo para el aprendizaje es creer que ya sabemos todo lo que necesitamos saber”.

Una de las lecciones más importantes que aprendimos en nuestra sesión informativa del simulacro de desastres fue que aquellos que están dispuestos a reconocer con humildad sus propios errores van a aprender mucho más que aquellos que sólo dan excusas o atribuyen culpas. El hecho de que otra persona cometa un error no disminuye mi responsabilidad por los errores que yo cometo, y cuanto antes reconozca y admita mis propias fallas, más rápido voy a poder encontrar una forma adecuada de abordarlas.

El peligro del orgullo

Las Escrituras también nos advierten acerca del peligro de confiar demasiado en nuestras propias habilidades. Muchas escrituras usan una forma de la palabra orgullo para describir la actitud que entorpece la capacidad de una persona de reconocer los peligros y “esconderse”.

Uno de los hombres más sabios de la historia, el rey Salomón, lo dijo así: “¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él” (Proverbios 26:12).

Hasta que una persona no esté dispuesta a reconocer humildemente la necesidad de obtener el conocimiento que le falta, se va a privar del conocimiento más importante que puede adquirir.

Pero la Biblia no es un libro negativo. Ofrece ayuda y esperanza para aquellos que están dispuestos a aprender.

Ignoran a Dios

Cuando estaba investigando para este artículo, busqué en Internet citas que fueran relevantes acerca de la importancia de la educación. Había muchos sitios web útiles; uno en particular tenía más de 800 citas acerca de la educación, pero ninguna de ellas era de la Biblia. La Biblia contiene más de 400 pasajes acerca de la enseñanza y el aprendizaje, pero ninguno de ellos fue considerado lo suficientemente valioso como para incluirlo en esa lista de citas útiles.

¿Por qué hay tantos dispuestos a tener en cuenta las ideas del hombre, pero totalmente reacios a aprender del Gran Educador?

El apóstol Pablo describió esa sociedad, cuando les escribió a las personas que estaban en el centro de educación del poderoso Imperio Romano: “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:28).

¿Puede haber una mejor descripción de nuestra sociedad moderna?

Ignorar a Dios es una decisión que muchos han tomado en este mundo, y las consecuencias de esa decisión son evidentes en las vidas vacías, sin propósito y en las relaciones destruidas que enlodan la historia del hombre. Pero ésa no tiene por qué ser nuestra decisión.

Un recuento de su vida

Si usted se volviera con humildad hacia la Palabra inspirada por Dios para “informarse” acerca de su vida en este momento, ¿qué aprendería? ¿Qué está bien y produce buenos resultados? ¿Qué está causando problemas y haciendo la vida más difícil? ¿Qué está consumiendo su tiempo y realmente no está produciendo nada de valor?

Y lo más importante, ¿qué está haciendo al respecto?

Antes de que la próxima crisis inesperada asome en el horizonte, tómese el tiempo para abrir el libro de instrucciones del Creador y utilícelo —no la opinión de alguien, incluyendo la suya— para hacer un recuento de su vida y prepararse para los días que vienen.

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