¿Se ha preguntado alguna vez por qué tan pocas personas logran experimentar la verdadera felicidad y tranquilidad? ¿Y usted? ¿Está usted lleno de alegría y gozo? Si no es así, usted puede acceder a gemas de conocimiento que le cambiarán la vida y le conducirán a la alegría y la satisfacción auténticas.

Todos queremos ser felices. Aun así, muchas personas en la actualidad se enfrentan con el desánimo, la tristeza, el miedo y la preocupación, que les roban la verdadera felicidad.
La tendencia mundial: la depresión y la ansiedad que nos roban la felicidad
La Organización Mundial de la Salud dice que los desórdenes de depresión y ansiedad son unos de los problemas de salud más comunes a nivel mundial. A nivel global, más de 300 millones de personas de todas las edades sufren de depresión. La depresión está en aumento e impacta negativamente a las sociedades, especialmente a las familias, instituciones educativas y los lugares de trabajo. Las mujeres se ven más afectadas que los hombres y es la principal causa de suicidio.
Una reciente encuesta de la Asociación Americana de Ansiedad y Depresión estableció que la depresión mayor es uno de los desórdenes mentales más comunes en los Estados Unidos y afecta aproximadamente a unos 40 millones de adultos a partir de los 18 años de edad y edades más adultas —esto es casi un 18 % de la población. Cerca de la mitad de los que han sido diagnosticados también presentan cierto grado de ansiedad. Por ejemplo, 15 millones de adultos o el 6,8 % de la población estadunidense tienen desorden de ansiedad social.
La organización benéfica británica Mind for Better Mental Health informa que una de cada cuatro personas en el Reino Unido experimenta algún tipo de problema de salud mental (como depresión o ansiedad) cada año, y una de cada seis experimenta este tipo de problemas en una semana cualquiera.
Una encuesta de Salud de Nueva Zelanda de 2016/17 descubrió que uno de cada seis adultos en Nueva Zelanda había sido diagnosticado con un trastorno mental común (como depresión o algún otro trastorno de ansiedad) en algún momento de su vida.
¿Qué podemos hacer?
¿Adónde acudir en busca de ayuda?
Los terapeutas y asesores profesionales, así como los libros y artículos de motivación y autoayuda, tienen su lugar y pueden ser útiles. En este artículo, sin embargo, nos centraremos en otra fuente de buenos consejos que es muy descuidada y pasada por alto.
El Creador de nuestros cuerpos y mentes nos ha dado un manual como fuente segura, fiable e infalible de conocimiento. En él se esbozan principios básicos e instrucciones para la vida diaria.
Si se aplican, estas directrices nos conducirán a una vida que nos garantizará felicidad y satisfacción duraderas. El rechazo de estos principios sin duda producirá angustia y tristeza interminables. Estas directrices bíblicas no son fórmulas mágicas, sino reglas prácticas de conducta diaria que rigen el camino hacia la felicidad.
Es lógico que el Creador de la humanidad sepa lo que produce la felicidad. Su libro de instrucciones, la Biblia, es una fuente donde podemos descubrir las respuestas a las preguntas más desconcertantes y difíciles de la vida, incluyendo lo que nos hace felices y lo que nos hace infelices.
Dios desea que disfrutemos de una vida plena y abundante.
Sin embargo, todos nos enfrentamos a un desafío. Una de las cosas más difíciles para nosotros, los humanos, es admitir que estamos equivocados, confesar nuestros errores y cambiar nuestra forma de pensar y actuar.
Cada uno de nosotros se debe probar a sí mismo que la Palabra de Dios es el fundamento sobre el cual debemos construir nuestras vidas. Luego depende de nosotros utilizar correctamente ese conocimiento.
La Biblia da las respuestas acerca de cómo ser feliz
Dios desea que disfrutemos de una vida plena y abundante. Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Vino a mostrar a la humanidad el camino que conduce a la verdadera felicidad, registrado en las páginas de su Biblia.
¿Cuáles son los principios bíblicos que debemos practicar para alcanzar la felicidad en nuestras vidas?
1. Esforzarnos por poner a Dios como prioridad en nuestra vida y obedecerle
Una de las claves de la felicidad es la voluntad de vivir de acuerdo con las leyes de Dios, empezando por los Diez Mandamientos. “Bienaventurados los perfectos de camino, Los que andan en la ley del Eterno. Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan” (Salmos 119:1-2).
Además, “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley del Eterno está su delicia, y en su ley medita de día y de noche... Porque el Eterno conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá” (Salmos 1:1-2, 6).
En el Nuevo Testamento la palabra griega para feliz es makarios. En la mayoría de los versículos makarios se traduce “bendito” cuando también podría ser “feliz”. Veamos Apocalipsis 22:7, 14: “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado [feliz] el que guarda las palabras de la profecía de este libro... Bienaventurados [felices] los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”.
¡Estas declaraciones dogmáticas están en el último capítulo de la Biblia!
La obediencia a Dios y a sus leyes sí conducirá al gozo y la felicidad eterna.
2. Practicar el camino del dar
A pesar de nuestra riqueza material y bendiciones, muchos en el mundo occidental son infelices y están descontentos. Es fácil dejarse invadir por un espíritu de competencia, esforzándonos por conseguir más y más cosas físicas. Preocuparse por las deudas pendientes y en constante aumento puede conducir a un estado de ánimo negativo e infeliz.
“El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate... Todos los días del afligido son difíciles; mas el de corazón contento tiene un banquete continuo. Mejor es lo poco con el temor del Eterno, que el gran tesoro donde hay turbación” (Proverbios 15:13, 15-16).
La mayoría de las personas sienten que serían más felices si pudieran aumentar sus ingresos. Pero analicemos en Hechos 20:35: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”.
Jesucristo, que entregó su vida por la humanidad, dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Lucas 6:38).
Es evidente que la felicidad se puede multiplicar repartiéndola con los demás.
Las posesiones materiales son una bendición cuando se usan correctamente, junto con una actitud de dar y compartir. La sociedad parece convencida de que lo mejor es recibir sin dar. No obstante, este planteamiento está en contradicción directa con el camino que Dios quiere que vivamos.
Es evidente que la felicidad se puede multiplicar repartiéndola con los demás.
3. Investigar cuál es el propósito de su existencia
A lo largo de los siglos, los seres humanos han luchado por descubrir la razón de su existencia. ¿Qué es el hombre y para qué fue puesto en esta Tierra? Descubrir por qué nació usted cambiará radicalmente su vida. Empezará a ver que Dios ha planeado un futuro para cada uno de nosotros que va más allá de nuestra imaginación. Hay un futuro emocionante y glorioso que nos espera.
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Corintios 2:9-10).
Nuestro increíble potencial se detalla y aclara en nuestro folleto El propósito de Dios para usted: ¿cuál es la razón de su existencia? Lo invitamos a descargar una copia gratuita y llegará a comprender el propósito de su existencia y por qué fue puesto en la Tierra. La información contenida en este folleto cambiará su vida para siempre.
Y este conocimiento de un futuro glorioso producirá una felicidad y alegría personal que no ha experimentado nunca antes.
4. Afrontar las pruebas y los contratiempos de la vida.
Es vital entender que las pruebas y los desafíos son en realidad parte de la forma en que Dios desarrolla nuestro carácter. Dios no disfruta viéndonos sufrir, pero sí disfruta viéndonos desarrollar nuestro carácter espiritual. Experimentar pruebas es una manera en que podemos crecer en los rasgos de carácter que Dios desea. Una vez que comprendemos este hecho, tendremos una mayor probabilidad de no permitir que los altibajos de la vida nos depriman. Tenemos la oportunidad de convertir las derrotas en victorias porque entendemos y apreciamos el propósito supremo de Dios detrás de nuestras pruebas.
El apóstol Pablo lo explicó de esta manera: “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:16-17, énfasis añadido).
El apóstol Pedro dijo: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13, énfasis añadido).
Comprender el propósito de nuestras pruebas nos ayuda: “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14), ¡con satisfacción y auténtica felicidad!
Helen Keller, aunque era ciega, comprendió que “la felicidad no puede venir de fuera. Debe venir de dentro. No es lo que vemos y tocamos... lo que nos hace felices; es lo que pensamos, sentimos y hacemos, primero por el prójimo y luego por nosotros mismos”.
Dios nos da la oportunidad de aprender a ser verdaderamente felices
Familiarizarse con las promesas y el propósito de Dios para la humanidad nos da la oportunidad de comenzar a experimentar la felicidad, la alegría y el bienestar de una manera que nunca antes habíamos experimentado (1 Pedro 1:3-7; 1 Juan 3:1-3). Crea lo que dice la Biblia acerca de por qué existimos, reclame con confianza las promesas y espere un futuro lleno de gozo y felicidad.
Como dijo Jesús: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10, énfasis añadido).
Esfuércese por agradar a Dios y espere una vida abundante —¡llena de felicidad!